domingo, 1 de septiembre de 2013


SOBRE EL AUTOR
Ricardo Mejía Berdeja,
abogado, egresado de la Universidad Iberoamericana, plantel Santa Fe. Originario de Torreón, Coahuila, radica en Acapulco, Guerrero desde hace varios años. Integrante de la Comisión Operativa Nacional de Movimiento Ciudadano y Consejero del Poder Legislativo ante el Consejo General del IFE por parte de ese partido. Fue Presidente Fundador de la Organización Nacional México Nuevo y del Parlamento de la Juventud México, XXI del PRI, partido en el que militó hasta 1997 y en el que ocupó diferentes cargos estatales y nacionales. Ha sido Diputado Local en Coahuila y Coordinador de Análisis y Prospectiva del gobierno estatal. Fue Secretario Técnico del Centro Nacional de Desastres CENAPRED de la Secretaria de Gobernación. En la la XLII legislatura de la Cámara de Diputados es Vice Coordinador del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano, Secretario de las Comisiones de Puntos Constitucionales y de Energía; Coordinador del Grupo de Trabajo para revisar los manejos comerciales, financieros y económicos de PEMEX; y Presidente de la Comisión Especial para Indagar el Funcionamiento de las Instancias del Gobierno Federal relacionadas con el Otorgamientos de Permisos para Juegos y Sorteos

01/SEP/2013 00:00 HRS

EPN: Informe amurallado y sin resultados

Hoy, Enrique Peña Nieto, por manos de un mensajero y conforme al artículo 69 Constitucional, presentará por escrito el primer informe sobre el estado general que guarda la administración pública del país. A nueve meses de haber asumido la Presidencia de la República, en medio de un Congreso amurallado, entre tanquetas, polarización social, represión y criminalización de la protesta, la situación no parece haber cambiado, por el contrario, la realidad es que vamos de mal en peor.
Ni la economía, ni la política real y no la simulada del Pacto por México, ni la concordia social están funcionando. México se enfila a una crisis de gobernabilidad de consecuencias inimaginables si se sigue estirando con irresponsabilidad, por parte del gobierno federal y sus corifeos de la derecha, la cuerda de la estabilidad social con sus métodos autoritarios.
Peña Nieto llega a su primer informe en un escenario aún más polarizado que cuando asumió la presidencia, entre las movilizaciones anunciadas contra la reforma energética, y en medio de las protestas del magisterio producto de la cerrazón para imponer una reforma laboral, más que educativa, que llevaron al Congreso a sesionar de manera extraordinaria en un centro de convenciones de un banco, y al Ejecutivo a anunciar en un primer momento que dirigiría un mensaje a la nación en el campo Marte, para después corregir y terminar dirigiendo su discurso en la comodidad de Los Pinos.
Al igual que el 1o de diciembre, San Lázaro ha sido amurallado y cerrados los accesos desde tres días antes, y será rodeado por las fuerzas armadas civiles y militares, incluso movilizándose fuerzas policiacas del Estado de México, para que el Congreso pueda recibir el informe escrito del Presidente, y actuar con la fuerza, si lo consideran necesario con la justificación de liberar al Distrito Federal del caos de los bloqueos.
Las televisoras han contribuido a fomentar el encono y el odio contra quienes se manifiestan en defensa de sus derechos laborales, pero también que luchan por un modelo educativo público y de calidad, que sea el motor de desarrollo de nuestro país. Al tiempo, se ha echado a andar una multimillonaria campaña mediática para vender la idea de que todos los atropellos impulsados desde el Pacto por México son males necesarios para alcanzar un país de ensueño.
Sin embargo, como ya lo apuntaba en mi anterior publicación, no son sólo los maestros, el escenario de caos se complementa con las movilizaciones de jóvenes rechazados de la educación superior, con las guardias de autodefensa ante el fracaso del Estado para garantizar su seguridad, los movimientos sociales en defensa del petróleo, sumado a la situación económica que empeora en todos sus índices y se refleja en las cada vez más vapuleadas finanzas familiares.
De acuerdo a datos oficiales dados a conocer por INEGI, la economía mexicana enfrenta un panorama desolador, pues la cifra del Producto Interno Bruto (PIB) muestra que entró en recesión tras registrar dos trimestres consecutivos con signo negativo durante primera mitad del año. Tan sólo en el segundo trimestre de 2013, la economía cayó 0.44%. Aunque de acuerdo a especialistas estos datos no son suficientes para hablar de recesión, si se consideran otras variables con cifras negativas como empleo, inversión y consumo, se puede calificar técnicamente que México se encuentra en una recesión. Así pues, se tiene que el desempleo en México pasó de una tasa de 4.47% en diciembre de 2012 a 5.1% en julio de este año; la inversión fija bruta lleva cinco meses con datos negativos, mientras que el consumo interno enero-junio cayó 7.25%.
El anuncio de este escenario de recesión originó una depreciación del tipo de cambio a 13.60 pesos por dólar, el pasado jueves, el máximo nivel en más de un año. Al tiempo que Videgaray tuvo que realizar un ajuste en el crecimiento de 3.5% a 1.8%, lo que implica revisar a la baja los ingresos públicos y si esto es así el déficit fiscal tenderá a subir.
Todos estos indicadores económicos pondrán en una situación aún más difícil a quienes siempre pagan los costos de la errática conducción del país. A nueve meses de gobierno de Peña Nieto, vamos de mal en peor.
Los apologistas del sistema aducen que nueve meses no han sido suficientes para cumplir las promesas de cambio, y prometen que con las nuevas medidas lo lograrán, argumentan que para ello se requieren reformas estructurales. Lo mismo han dicho los últimos 30 años de políticas neoliberales, y lo único que se ha logrado es profundizar la desigualdad, la pobreza y la exclusión social. Es el mismo discurso de los publicistas de Peña Nieto, que en lugar de informar, buscan vender que el futuro está en las reformas energética, fiscal, financiera, más las que se acumulen. Desafortunadamente, estos primeros nueve meses, no son más que seguir por el mismo camino errado, la diferencia está en que la ciudadanía ya comienza a no estar dispuesta a aguantar lo todo

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