Sin embargo, el comentarista señala: “Esto que pasa con las fuerzas del orden en el DF, atacando a la población es grave sr. López, muy grave.”.
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A Mancera “no lo elegimos para ser el garrote de Peña”; o al revés (lo del garrote)
¿Qué harán Mancera y Peña tras la violencia constante de sus policías contra los ciudadanos?
Una vergüenza, indignante lo que ha sucedido en la ciudad de México desde el 01 del 12 de 2012 y que, 2 años después, se agrava: La agresión policiaca contra los ciudadanos que pacíficamente se manifiestan y que ahora se ha extendido incluso en contra de rescatistas que auxilian a los golpeados (lo de los encapuchados es un tema aparte y al menos de dos filos: ¿infiltrados o legítimos o ambas posibilidades?).
El título de esta columna viene después de leer el comentario de un lector a la nota de La Jornada sobre un mitin de López Obrador en la delegación Cuauhtémoc, donde expresara que se da cuenta de lo que está sucediendo en el Distrito Federal pero que no se “lanzará” contra Mancera (sólo en “caso grave” lo haría) porque éste aún cumple con los programas sociales que él dejó establecidos a pesar de la presión de Peña para abandonarlos y unirse a lo que en torno a ellos se hace tan limitadamente en el resto del país; que ese sería el punto de quiebre entre él y Mancera.
Sin embargo, el comentarista señala: “Esto que pasa con las fuerzas del orden en el DF, atacando a la población es grave sr. López, muy grave.”.
Y tiene razón, la opinión de este lector refleja la de millones en la ciudad de México que, habiendo votado por Mancera como una suerte de prolongación política de Cárdenas a Ebrard, pasando por AMLO, hoy tienen que reconocer las advertencias que veían en él, antes de la elección del 2012, a un personaje ambiguo, no a un hombre de izquierda sino a alguien sospechosamente indefinido.
Y aunque formalmente así continúa, ambiguo, indefinido, en realidad, sus acciones lo definen al lado de Peña Nieto y el PRI. La marcha del 01-12-14 (y las del 20-11-14 y muchas otras antes de Ayotzinapa) demandando justicia para los 43 normalistas y sus familiares así como la renuncia de Peña, ha recrudecido una vez más el distanciamiento entre Mancera y la ciudad que tenía ya por conquistado el derecho a la manifestación, a expresarse libremente en las calles y que desde el 01-12-12 se ha visto agredida física y mentalmente, acotada, encapsulada, violentada, golpeada, arrestada por la policía de Mancera al servicio de Peña y, en ocasiones, en coordinación con las órdenes de la policía y el ejército del “atlacomulquense”.
Lo que Mancera ha hecho lo rechaza absolutamente la ciudad. Si Peña estaba ya reprobado en la ciudad de México desde antes de la elección de 2012, Mancera va en picada inevitable luego de que ganara la elección con un 60% e iniciara con gran popularidad. Las encuestas lo han dado a conocer y no tardará en alcanzar a Peña en el fondo de las mismas como recién reportan Reforma y El Universal.
¿Qué harán Mancera y Peña tras la violencia constante de sus policías contra los ciudadanos? ¿Persistir hasta que la violencia sea respondida? (¿es lo que están buscando con tanta provocación?) o, ¿renunciar ante su manifiesta incapacidad para comprender, tolerar y, sobre todo, actuar eficientemente ante la causa de los ciudadanos, la causa ya de México, la de #TodosSomosAyotzinapa? Por cierto, los padres de familia de los 43 jóvenes desaparecidos han dicho ya, #PeñaTúNoEresAyotzinapa (y su nuevo decálogo ha sido reprobado por los especialistas nacionales e internacionales, como Buscaglia; en general, el gobierno vive en la zozobra ante la crisis actual).
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