El Despertar
Los anulistas y Morena
José Agustín Ortiz Pinchetti
U
na corriente ciudadana encabezada por escritores independientes propone anular el voto en protesta por la evidente decadencia del sistema político. No creo que puedan producir una crisis de legitimidad, pero veremos pronto lo pertinente de su apuesta. Los anulistas meten en el mismo saco de descalificación a Morena, puede ser que por animadversión a su líder principal, pero creo que Morena no lo merece y tiene derecho a surgir y a posicionarse; incluso merece un voto de confianza.
Más allá de las diatribas, vamos a los hechos concretos:
1) Los fundadores de Morena fueron parte del equipo de Andrés Manuel López Obrador entre 2000 y 2006. No sólo se comportaron de forma austera, sino mostraron su eficiencia. López Obrador terminó con un nivel de aprobación mayor a 80 por ciento. Con una sola excepción, ninguno incurrió en actos de corrupción, y el único que falló terminó en la cárcel. Dígame usted de qué otro equipo gubernamental podría decirse lo mismo.
2) Anular el voto no requiere de gran esfuerzo o valentía, pero formar una organización nacional capaz de competir en las elecciones requiere de trabajo duro, valentía, confianza en uno mismo y capacidad organizativa. El 90 por ciento de los fundadores hemos trabajado como voluntarios casi por tres años. Pocos partidos en el mundo podrían ufanarse de esto.
3) Mientras, como dicen los anulistas, los partidos de oposición han dejado de serlo, Morena ha llevado el tema de la corrupción y la impunidad al centro de su programa y su discurso.
4) Aun en las peores condiciones, la gente de Morena no ha dejado de actuar en forma pacífica y legal.
5) Basta contrastar el estilo de trabajo político: mientras todos los partidos han hecho un derroche de dinero para comprar el voto, Morena ha trabajado casa por casa; ha levantado un aparato de promoción y defensa prácticamente de la nada.
Es verdad: Morena, como cualquier partido, puede terminar corrompiéndose.
El poder corrompe, y por ello es indispensable estar alertas ante nuestras propias debilidades y recibir, de buen grado, la crítica de los independientes. La crítica de quienes antipatizan con nosotros, sin conocernos, puede ser insidiosa. Aquellos que descalifican al nuevo partido sin investigar su composición y génesis actúan como ignorantes y simplistas. Debemos esperar unos cuantos días para comprobar si el pueblo refrenda con su voto la existencia de Morena y, en ese caso, no sólo podrá nacer, sino surgir como alternativa creíble y convincente más allá del pesimismo radical de los anulistas.
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