jueves, 28 de mayo de 2015

 Pues todo indica que, al final del proceso electoral intermedio mexicano, los astros se le están ordenando muy favorablemente al PRI.
Dentro de 10 días serán las llamadas elecciones intermedias mexicanas.
Las preferencias electorales ciudadanas ya se van definiendo con mayor claridad.
Ayer analizamos en SDPnoticias el caso del mito de Jaime Rodríguez El Bronco, candidato independiente al gobierno de Nuevo León.
A principios de mayo El Bronco era un indiscutido segundo lugar en intención de voto arriba del panista Felipe de Jesús Cantú. Estaba debajo de Ivonne Álvarez por cerca de los dos dígitos, es decir diez o más puntos de ventaja.
A mediados de ese mes, el Bronco se acercó a solo cinco puntos de la candidata del PRI. Y en esos días se le sumó el decadente ex panista Fernando Elizondo, que como aspirante al gobierno postulado por MC, apenas alcanzó los 3 puntos de intención de votos.
Fue entonces cuando la sociedad neoleonesa se puso a pensar en serio cómo les iría con eventual triunfo de El Bronco como gobernador.
Un mandatario que no tendrá presencia territorial porque no tiene candidatos en los municipios y que no tiene garantía legislativa en tanto que los que serán nuevos diputados locales serán a del PRI o del PAN, pero nunca del Bronco.
Lo anterior ocasionó que los números de Jaime Rodríguez volvieran a bajar.
A diez de la elección y a siete que se inicie la llamada veda, para el Bronco será muy difícil revertir el sentimiento de desconfianza que su “independencia” ha generado en la sociedad de Nuevo León convertida en electorado.
El tita-tira de El Bronco con Felipe Calderón no favoreció al Bronco.
Jaime Rodríguez sí está en busca del voto, Calderón solamente hace proselitismo y si gana o pierde un tira-tira como ese, no impacta en la votación final.
En San Luis Potosí se ha presentado otro imponderable que afectó, particular y fundamentalmente al PRD, pero que le pegó a “la oposición” en general.
Los números que tenían a la oposición, representada por el Calolo, Fernando Pérez Espinoza del PRD y Sonia Mendoza del PAN eran muy competitivos con respecto de Juan Manuel carreras del PRI.
Hoy el imponderable de Soledad de Graciano Sánchez, ha dado una voltereta total. Ya no hay empate técnico y el priísta saca siete puntos a Mendoza y 10 puntos al Calolo.
Sin duda que hoy por hoy, la seguridad es el elemento social que más demandado en estos momentos finales del proceso electoral, en la esperanza de cambio que tienen los electores cuando se renueven los gobiernos de cualquier nivel.
En el municipio de Soledad de Graciano Sánchez apareció un candidato a presidente municipal perredista que es, según los reportes locales, lo más parecido en conductas y formas de hacer política, que se haya encontrado al siniestro matrimonio de dominaba Iguala, los Abarca-Pineda.
Fernando Pérez Espinosa, ex dirigente estatal del PRI que abandonó ese barco y ahora es candidato a gobernador del PRD, logró posesionar a ese partido en números que son en principio inéditos, casi históricos.
Pero aparece el imponderable de Ricardo Gallardo en Soledad de Graciano Sánchez, y Carlos Navarrete, dirigente nacional del PRD, muy hábil para hacerle al merolico, en lugar de pedir el beneficio de la duda, se pone de inmediato a defender a un indefendible aspirante a un cargo de elección popular.
¿Qué impulsó a Carlos Navarrete a defender al indefendible?
Las respuestas no quedan claras, y en cambio las dudas de que en el PRD no habrá “otro Abarca” crecen exponencialmente.
Esa actitud hace desconfiar a los electores, no solo simpatizantes del PRD, sino de la oposición en general.
En Guerrero la actitud de Carlos Navarrete refuerza, sin duda, la ventaja de Héctor Astudillo del PRI sobre la perredista Beatriz Mojica, ex secretaria de desarrollo social de Ángel Aguirre, ligado hasta la médula a los Abarca-Pineda.
Pues todo indica que, al final del proceso electoral intermedio mexicano, los astros se le están ordenando muy favorablemente al PRI.
No por sus méritos ni por su prestigio.
Se le compone el panorama más bien por las fallas de los adversarios que por sus buenos oficios.
Ese es el México real en materia de elecciones.

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