Gastar dinero público en lo que no se debe
Iván Restrepo
B
elinda Peregrín nació en Madrid hace 27 años y ocupa desde hace dos semanas la atención mediática. No por su desempeño como cantante, bailarina y actriz. O por sus escándalos amorosos. La que fue ídolo infantil gracias a la televisión resultó una de las invitadas de honor durante la visita de Francisco a Morelia.
Para facilitarle su traslado a esa ciudad, el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, del PRD, le proporcionó un helicóptero oficial y aprovechó la oportunidad para hacerse publicidad al lado de la atractiva mujer. Mientras, miles de católicos tenían que soportar el férreo control que el Estado Mayor Presidencial y las corporaciones policiacas establecieron para impedir que los que no eran invitados de lujo accedieran a los actos programados con motivo de la visita papal. Esta duró siete horas y costó más de 300 millones de pesos cubiertos con recursos públicos. En contraste, por falta de dinero no se cubría la nómina de los maestros. Un homenaje laico y ambiental al ilustre visitante hubiera sido destinar esos millones a reforestar la zona lacustre del lago de Pátzcuaro. O aminorar la grave contaminación de los ríos michoacanos y el lago de Cuitzeo. Aureoles calificó a quienes criticaron su proceder de
frívolos y mezquinos.
Otro asistente distinguido a los actos papales fue el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, también del PRD, y afecto a destinar, sin licitación, recursos públicos. Como aprobar 857 millones de pesos para el
nuevoestadio de futbol del equipo Zacatepec, propiedad de su amigo Víctor Sánchez, favorecido con otros contratos oficiales millonarios. En tanto, Morelos padece por la deforestación y la contaminación de sus acuíferos. De apoyar con dinero de los contribuyentes el negocio privado del futbol no escapan los mandatarios de Puebla, Veracruz y Chiapas.
Para la estancia de Francisco en esta última entidad se gastaron desde el año pasado cientos de millones de pesos del erario en publicidad, mejorar los sitios que visitó y los escenarios donde celebró actos litúrgicos. En vez de presumir las dotes de cantante de su esposa, Anahí, y de besarle el anillo al pontífice, el góber verde bien pudo homenajear al Papa invirtiendo el dinero dilapidado en la visita, en garantizar el buen estado de las reservas naturales de la entidad y sus pobladores. O en dotar de agua potable a las escuelas públicas de Chiapas.
Otro ejemplo de mala utilizacion del dinero público lo ofrece la Secretaría de Educación Pública (SEP). El presidente Peña Nieto prometió que durante su sexenio todos los alumnos de quinto y sexto grados (6 millones) tendrían computadora, tabletas e Internet. Para lograrlo, la SEP estableció el Programa de Inclusión y Alfabetización Digital. Los tres primeros años del sexenio se invirtieron casi 4 mil millones de pesos en adquirir 240 mil laptops y un millón 700 mil tabletas. Sin embargo, más de una quinta parte de ellas resultaron defectuosas. Además, la secretaría hizo un gasto extra, pues no consideró la actualización del material entregado a los alumnos. La Auditoría Superior de la Federación descubrió otras irregularidades y falta de calidad en el equipo adquirido, lo que elevó su costo.
Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) cuestionó los beneficios del citado programa y su elevado costo, pues no hay
ninguna mejora evidenteen el rendimiento educativo de los estudiantes. Especialistas mexicanos también dudan de la efectividad del programa peñista y exigen aclarar lo relacionado con las licitaciones para la compra de tabletas y computadoras. El secretario de Educación, Aurelio Nuño, reconoció que el programa tecnológico no está teniendo impacto favorable en la calidad de la educación y que será revisado. Sin embargo, este año se gastarán casi mil 700 millones de pesos en adquirir laptops y tabletas. Con el dinero del programa citado, miles de escuelas tendrían hoy el mobiliario adecuado del que carecen.
Seguramente los responsables de este costoso y fallido programa de educación, así como los gobernadores que cometieron las irregularidades antes mencionadas (y otras más) gozarán de impunidad. Norma del sexenio.
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