Sobre la ley del espejo y la “mala leche”…

JANE DE LA SELVAjue 23 mar 2017 23:04

 

  

 

Ciro Gómez Leyva

Foto propiedad de: Internet

Tengo dos razones para permanecer observando y opinando abiertamente sobre lo que acontece en la vida pública nacional porque-- muy agradecida por ello—poseo la libertad para hacerlo. La primera, es la idea personal impulsada por la esperanza de que nuestro amado México cambie, que sea incluyente, que progrese para beneficio de todos y no sólo de unos cuantos. Que juntos logremos abolir el cáncer de la corrupción que nos carcome; que juntos nos ocupemos de que el Estado provea lo necesario para satisfacer derechos básicos de la población, para que con hechos muestre a la sociedad este ineludible compromiso. La segunda razón, es la falta de transparencia que existe-- y persiste-- en todos los ámbitos de la vida pública: el mundillo del tráfico de influencias, de las apariencias y los disimulos bajo los que se maneja la sociedad política empresarial al mando de nuestros destinos como nación. Hay que hablar de eso, denunciarlo. La historia nacional contemporánea nos ha comprobado que los medios de comunicación tradicionales han sido--algunos lo siguen siendo—monopolios propagandísticos al servicio del Estado, a favor de que las cosas permanezcan como están, siempre asistiendo al régimen a perpetuarse en el poder. Lo digo porque ha sido evidente, cualquiera con consciencia lo ha podido ver, oír y entender durante décadas.

La entrevista de Ciro Gómez Leyva de ayer al preparado General, ahí está para verificarla. La escuchó la audiencia. La “mala leche” la mostró sin duda el periodista contra Andrés Manuel. La ley del espejo sorprende, ya que la “mala leche” de Ciro llegó al extremo, cuando el periodista expresó al general Beltrán Benítez sobre declaración de AMLO: “…LA GRAVEDAD PARA USTEDES—es decir para el Ejército-- ES QUE ESTA PERSONA PODRÍA LLEGAR A SER PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA...” Pero la intención de orillar al general a “dar la nota de la semana” hablando mal de AMLO, no se logró. Si el señor Gómez Leyva tuviese amplia auto crítica, aceptaría que se “reflejó”, porque la mala leche vino de allá, de la selva de cemento donde se encuentra su oficina. Que reproduzca para sí mismo la entrevista y que se escuche, no hay más.