Ciudad Perdida
Un anuncio que causará prurito
40 mil nuevas viviendas
Empresas se frotan las manos
Miguel Ángel Velázquez
U
na noticia que en estos días echó a volar imaginaciones y carteras fue el anuncio de que se construirán casas, mejor dicho departamentos, bueno, aclaremos: viviendas, que con financiamientos bancarios razonables puedan ser adquiridas por una porción de gente que vive en la Ciudad de México, pero que habita en algún estado de los que rodean a esta capital.
El número estimado de personas que vienen a la ciudad y que laboran en el gobierno, si bien no se tiene con exactitud, la cantidad podría sorprendernos. Basta decir que en esta metrópoli habitan poco más de 9 millones de personas, pero transitan, día con día, hasta 16 millones.
Los datos de los desarrolladores indican que sí, que aún hay lugar para construir viviendas en las que puedan habitar miles de trabajadores que ahora tardan hasta tres horas en abandonar sus casas dormitorios, para llegar a los centros de labor, y aseguran (los desarrolladores) que es necesario repoblar la capital, que ha sido abandonada por sus habitantes, muchos de ellos originarios.
Y esto hace sentido cuando la información que se tiene asegura que diariamente se realizan más de 4 millones de viajes sólo del estado de México hacia el antiguo Distrito Federal, y uno se asombra si obtiene el dato de que hasta hace un par de años, cuando mucho, en esa entidad se habían construido 500 mil viviendas de las llamadas de interés social, y de ellas, 56 por ciento se edificaron en los municipios de Tecámac, Huehuetoca y Zumpango. Quienes habitan esas viviendas son, principalmente, capitalinos expulsados de sus barrios o colonias por diferentes motivos.
Y con esos datos hay que tener cuidado, porque si bien los desarrolladores hoy hablan de construir viviendas con precios que cuando mucho lleguen al millón y medio de pesos, también hay que señalar que ellos han sido parte importante del fenómeno de la gentrificación, que no cesa en algunas parte de la ciudad, y que han hecho casi desaparecer algunos barrios, pueblos y comunidades originarias de la ciudad.
Hoy los desarrolladores saben que tienen frente a sí un nuevo y jugoso negocio. Por lo pronto, como se anunció el martes pasado, se construirán 703 departamentos para los trabajadores del gobierno de la ciudad, pero la cámara que agrupa a los constructores tiene pensado que en este año y en 2018 habrá de invertir 50 mil millones de pesos para construir 40 mil viviendas, de las que ya hemos hablado.
Y no es todo, esos señores quieren más: pretenden que el gobierno esté atento a las manifestaciones de rechazo que puedan tener sus proyectos, o su trabajo. No quieren protestas vecinales, porque eso tendría como consecuencia retrasos que les impedirían ganar recursos con la rapidez que piensan.
En fin, lo que viene a partir de las nuevas medidas anunciadas por Miguel Ángel Mancera va a traer mucha discusión, pero los tiempos políticos exigen éstas y otras medidas, que ya se verán. ¡Aguas!
De pasadita
Bien o mal, las charlas de café en toda la ciudad fueron en torno al debate entre los candidatos a la gubernatura del estado de México. El comentario generalizado iba por el rumbo de las descobijadas que se dieron unos a otros.
La verdad es que nadie pudo decir cuáles eran las propuestas serias, profundas, de esos personajes para gobernar la entidad, y menos aún se pronunciaron por algún rumbo político que permitiera hacer la diferencia. Entonces, frente a la pregunta de ¿quién ganó?, la respuesta salta de inmediato: perdió el estado de México. Todos son iguales.
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