viernes, 28 de abril de 2017

México SA
Trump dice que no, pero sí
Pégame, pero no me dejes
Videgaray: ¿fue o es real?
Carlos Fernández-Vega
Q
ue siempre no, o, si se prefiere, que no pero sí. Ya lo dijo el energúmeno de la Casa Blanca: por ahora, Estados Unidos no abandonaría el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y su renegociación es muy posible, aunque advirtió que quedaría fuera del mecanismo trilateral si México y Canadá no se agachan lo suficiente para lograr un trato justo para todos (léase mucho más ventajoso para los gringos).
Pero más allá de que con Donald Trump resulta imposible mantener una ruta crítica medianamente aceptable y coherente en lo que se refiere a la eventual renegociación del TLCAN, pues en público dice una cosa y en corto procede en sentido contrario, el gobierno peñanietista se mantiene congelado en espera de que un milagro guadalupano lo saque del aprieto y le resuelva el entuerto.
Desde sus tiempos de campaña electoral Trump prometió acabar con el citado mecanismo trilateral (cuando menos en los términos y el alcance que ahora se conocen), es decir, desde hace más de un año el energúmeno incorporó esta oferta a su agenda prioritaria de gobierno, en caso de llegar a la Casa Blanca. Y llegó, pero el gobierno peñanietista no movió un dedo para encontrar alternativas viables y así evitar una probable sacudida económica en caso de que Trump cumpliera su promesa electoral.
De tiempo atrás en el circuito oficial se presume que México cuenta con una red de 12 Tratados de Libre Comercio con 46 países; 32 acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones, y nueve Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración. Además, participa activamente en organismos y foros multilaterales y regionales (como OMC, APEC, OCDE y Aladi).
¡Felicidades!, pero en materia de comercio exterior México depende en grado sumo de un solo mercado: el de Estados Unidos, hacia el que destina el 80 por ciento de sus exportaciones (recuérdese que esta República maquiladora importa para poder exportar, manufacturas sobre todo) y del que proviene un porcentaje similar de productos. Entonces, de los 46 grandes mercados que se cacarean 45 se han despreciado o desperdiciado, porque la mira, y la creciente dependencia, únicamente está puesta en el vecino del norte.
Entonces, Trump hoy dice que su país no se va del TLCAN; al rato que sí y después que quién sabe, pero lo cierto es que cada que el energúmeno abre la boca –y lo hace seguido– o escribe en tuit –ídem– se zarandea la de por sí frágil economía mexicana, con el consecuente espectáculo: enloquecidos funcionarios gubernamentales (de Los Pinos para abajo) corriendo de un lado para el otro en su intento –igual de permanente que de infructuoso– de convencer a propios y extraños que todo marcha muy bien en la relación bilateral, bajo el mantra oficial de pégame, pero no me dejes.
Allí quedan los dichos del –momentáneamente– aliviado aprendiz que despacha en la Secretaría de Relaciones Exteriores, en el sentido de que la posibilidad de que Estados Unidos se retirara del TLCAN fue real (así, en tiempo pasado), aunque la medida estaba destinada a presionar al Congreso estadunidense. Sí fue una posibilidad real, tenemos confirmado que es algo que se estaba considerando, pero la decisión no estaba tomada. Por ello, según su versión, el arrojado inquilino de Los Pinos telefoneó a Trump (tal vez lo amenazó con recuperar California, cuando menos, de acuerdo con la advertencia del propio Luis Videgaray de revisar todos y cada uno de los tratados internacionales, empezando por el ominoso tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848), y asunto resuelto.
Entonces, feliz y realizado, el ex ministro del (d) año retomó su novela rosa: México y Estados Unidos han dado grandes pasos en su relación a través del diálogo en los primeros cien días de gobierno del presidente Trump. Hemos generado una dinámica respetuosa a través del diálogo. Hemos avanzado enormemente, en la dirección correcta… en espera, claro está, de un nuevo trumpazo y sin acción alguna encaminada a lograr la diversificación de mercados para México y sus 46 tratados comerciales.
Ayer mismo la versión gringa de la Chimoltrufia retomó el asunto sólo para pasar de lo que declaró la semana anterior (el TLCAN es un desastre para la economía de Estados Unidos; lo que pactamos con México y Canadá es un desastre, y vamos a revisar el tratado, y en las próximas semanas mi gobierno tomará decisiones importantes sobre qué hacer) a una versión romántica (“más que revocar el Tratado), lo que sería un shock bastante fuerte para el sistema, lo renegociaremos, pero si no logro conseguir un trato justo para Estados Unidos lo terminaré… Yo iba a sacar a nuestro país en dos o tres días, pero el presidente de México y el primer ministro de Canadá (los respeto mucho, tenemos una relación increíble) me llamaron y accedí a renegociar”. Y se quedó tan tranquilo.
Y así, en el cuento de nunca acabar. En vía de mientras, el Inegi informó que al cierre de marzo de 2017 la balanza comercial mexicana registró un déficit de 183 millones de dólares (contra un superávit de 684 millones en febrero), para totalizar un saldo negativo de 2 mil 793 millones en el primer trimestre del año.
El citado organismo detalló que en marzo de 2017 el valor de las exportaciones petroleras fue de mil 719 millones de dólares, monto integrado por mil 306 millones de ventas de petróleo crudo y 413 millones de envíos de otros productos petroleros. Ese mes el precio promedio de la mezcla mexicana de exportación se ubicó en 42.07 dólares por barril, menor en 3.09 dólares respecto a la del mes previo, pero mayor en 12.62 dólares en comparación con la de igual mes pero de 2016.
En cuanto al volumen de crudo exportado, el Inegi detalló que llegó a mil un millones de barriles diarios, nivel inferior a los mil 217 millones de barriles de febrero de este año y al de mil 63 millones de barriles diarios de marzo de 2016. Por su lado, en el tercer mes de 2017 la importación de bienes de consumo petroleros (gasolina y gas butano y propano) se incrementó la friolera de 86 por ciento.
Las rebanadas del pastel
Cien días de gobierno cumple el energúmeno, y los medios destacan que registra la más baja aceptación para un ocupante de la Casa Blanca en un periodo similar. Cierto, pero, ¿qué pasa con la debacle de EPN, con la menor aprobación de todos los tiempos desde que en México se hacen encuestas en ese sentido?... Y el dolarito a 19.44 trumpeados pesitos.
Twitter: @cafevega

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