jueves, 1 de junio de 2017


Ahora que se perfila al fin el cambio, aparece @ahora_mx como torpedo “independiente”

@NietzscheAristodom 12 mar 2017 09:07
 
  
 
AMLO y Morena son la única oposición que busca hacer frente a la corrupción como problema número uno.
AMLO y Morena son la única oposición que busca hacer frente a la corrupción como problema número uno.
Foto propiedad de: Internet
Contrario a lo que pueda pensarse y decirse, el programa político recién presentado como nueva posibilidad “independiente” (aunque siempre con un guiño más que discursivo a los partidos), #AhoraONunca, ahora sólo #Ahora, basa su sentido crítico casi exclusiva y distintivamente en el ataque a López Obrador con el fin de justificar su aparición como organismo de supuesta izquierda y asimismo de disputarle votantes de esta preferencia en el terreno en que él es amplísimo favorito. Porque decir que están “contra las condiciones actuales de la partidocracia”, no es suficiente. Por ello aguzan los sentidos y se lanzan tras la presa precisa. Lo acusan, como si fuera novedad hacerlo, de iluminado, mesías, antidemocrático, autoritario, de ser igual a todos los políticos: “No nos representa”, dicen sus principales promotores, Álvarez Icaza, Javier Sicilia, Alfredo Figueroa, Denise Dresser y Sergio Aguayo, entre otros.
Si cada ciudadano se empecinara en que un político lo represente al 100%, en mi caso, aparte de convencerme de su proyecto y programa político, tendría que ser necesariamente ateo ateísta. Así de radicales tendrían que ser también los agnósticos, los ortodoxos, los vegetarianos y veganos, los racistas, los homosexuales, etcétera. Algo semejante plantea Ahora al lanzar su propuesta política porque sostienen, “López Obrador no nos representa”. Podrán coincidir en puntos y de hecho hasta repetir parte del programa que el político ha sostenido por décadas, pero nada más no lo sienten. En vez de reconocer las diferencias que pudieran llegar a dirimirse o diluirse en beneficio de un objetivo general común y apoyar a un proyecto con altísima posibilidad de acceder al poder para iniciar el cambio que urge con gravedad al país, Ahora opta por la división; por ello abraza con empeño la diferencia, no la comunidad.
El empecinamiento obstinado puede rayar en la necedad así y se argumente el derecho y la libertad de elección. Ahora descalifica la trayectoria y el proyecto de López Obrador y Morena con los mismos argumentos que han esgrimido quienes lanzaron las campañas de odio en 2006 y 2012: Es un peligro para México; es un ser mesiánico; es un populista autoritario. Ahora se dice demócrata, pero, ¿en qué se distingue de quienes han orquestado esas campañas de lodo? ¿Por qué anteponen la mezquindad al reconocimiento objetivo de la trayectoria de López Obrador como político de oposición, de su buen trabajo como jefe gobierno de la Ciudad de México, como luchador incansable que busca cada día la cercanía con la gente de todo el país? Acaso esa mezquindad justifique su postura en la búsqueda del voto. ¿Qué pruebas han dado Álvarez y Sicilia del supuesto mesianismo de AMLO? Ninguna, sólo repiten el guion impuesto por Enrique Krauze hace más de una década.
En debate con Carmen Aristegui, John Ackerman demostró ante Alfredo Figueroa la mezquindad de Ahora, su incapacidad para reconocer que no es lo mismo AMLO y Morena que el resto de la “partidocracia” que critican y que los propios “independientes” a quienes, en contraposición,  en todo caso, el académico ubica como los verdaderos iluminados. Pues claro, decir, “todo está jodido, yo independiente, seré el salvador de la patria”, acerca más al concepto del “redentorismo” krauziano que alguien que convoca a la creación de un partido y que depende de una colectividad.
Si Ahora y otros no tienen la capacidad de reconocer que en este momento AMLO y Morena son la única oposición que busca hacer frente a la corrupción como problema número uno de México (aunque sea oposición o “reformismo pálido”, como le llama Julio Hernández; aunque en realidad, si se analiza bien, no tan pálido), que está en contra de las políticas económicas y sociales que dañan a la sociedad, que se opone a la violencia y la injusticia como sistema, pues poco puede esperarse de ellos como opción de inicio.
No sorprenden los nombres que lideran Ahora y sus postulados. Pudiera sorprender su objetivo de embaucar a votantes. Porque si algunos de ellos han llamado antes al dañino voto nulo, ahora llaman a la vía “independiente”. Independientes con un ojo a la partidocracia que les pueda ofrecer un resquicio, pero “no en las condiciones actuales”, subraya, “inocente”, Figueroa.
López Obrador siempre se ha mostrado amable y solidario con Javier Sicilia. Aun lo ha invitado a participar en su proyecto. En cambio, el poeta católico de Cuernavaca siempre lo ha acusado de ser igual que todos los demás políticos. Por su parte, cuando AMLO fue jefe de gobierno de la ciudad, Álvarez estuvo de encargado de los derechos humanos de la misma y básicamente hubo buena relación entre ambas entidades.
No sorprende la presencia de Sicilia y Álvarez en este “nuevo” proyecto (que además del guiño a la “independencia” y a los partidos extiende su “saludo” a la que resulte ser, si es que resulta, la candidata opositora a La Calderona de otro adversario iracundo y sistemático de AMLO, el EZLN y el subcomediante). Hicieron buen equipo inicial al organizar y conducir el Movimiento por la Paz, la Justicia y la Dignidad. Movimiento que ellos mismos se encargarían de destruir la tarde del 8 de mayo de 2011, cuando el Zócalo pletórico clamó “Fuera Calderón; Muera Calderón”, y el poeta demandó silencio. Lo enterraron cuando empezaron a validar al violento gobierno panista y al propio Felipe Calderón. Se volvió risible cuando les dio por besar a políticos de la partidocracia que hoy tanto critican. No deja de ser significativo que el único que no se dejó besar fue López Obrador.
Si Ahora, si Icaza y Sicilia y sus acompañantes aspiran a un movimiento como el que alcanzó su cumbre el 8 de mayo de 2011, tendrían que empezar por reconocer su error de entonces (y acaso hasta pedir perdón). Porque a partir de allí el movimiento se terminó y nadie los volvió a seguir. Y dudo que vuelvan a ser seguidos o acompañados por aquellos decepcionados de mayo.

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