jueves, 29 de junio de 2017

Ciudad Perdida
Fin a las especulaciones
Habrá cambios en el gabinete
Miguel Ángel Velázquez
D
urante varios días de la semana pasada, e incluso de ésta, se ha especulado, una vez más, sobre algunos cambios en el gabinete de Miguel Ángel Mancera, más con deseos de que las cosas mejoren que con datos precisos sobre esa posibilidad.
Y lo que nos cuentan ahora es que sí, que los cambios serán inevitables y que el ajuste final tiene su momento, y llegará inexorablemente, pero ese ajuste final se proyectó no para estas fechas, sino para la segunda quincena de un septiembre no muy lejano, y será luego de que el jefe de Gobierno rinda su último informe a la gente de la ciudad, informe que está fechado para el 17 de septiembre.
Cierto es que el único cambio ya establecido será el del secretario de Movilidad, Héctor Serrano, quien ya ha anunciado su retiro del puesto para el 30 de agosto. Los demás cambios, como dijimos, habrán de realizarse antes de que Miguel Ángel Mancera deje el puesto, retiro que está previsto para el último día de septiembre.
De esa manera, el primer día de octubre la Ciudad de México tendrá un nuevo mandatario, y con él un gabinete que habrá de trabajar hasta el término de la temporalidad que impone la ley.
Esta agenda, que nos dicen es casi segura –en política ni lo que se compra es seguro–, habrá de cumplirse para dar paso a la aspiración de Miguel Ángel Mancera de convertirse en un contendiente, sin partido, a la Presidencia de la República.
De cualquier forma, ese ajuste final debió haber tenido un ajuste previo, nos cuentan, porque dentro de aparato gobernante hay quienes han perjudicado la labor de Mancera, a veces cuando menos en apariencia, con toda la intención de lastimarlo.
Uno de esos casos es el de la secretaria de Gobierno, Patricia Mercado, que no sólo exhibió al jefe de Gobierno frente a los empresarios el pasado 7 de junio, sino que ayer, por ejemplo, durante la protesta de un grupo de periodistas que claman justicia frente al crimen contra los comunicadores, y que pintaron un SOS en la explanada del Zócalo, la funcionaria, que salió en defensa del gobierno federal –al local no se le acusa de dejar impunes los homicidios–, decidió hacer desaparecer el llamado de los periodistas, que más allá de cualquier consideración culparon al gobierno de Mancera de cuando menos estar de acuerdo con la decisión de la señora Mercado.
Pero no, por lo pronto no habrá cambios. Todos quietos ordenó un mensaje telefónico a los miembros del gabinete cuando se esparció la especie de que ya les habían pedido su renuncia, rumor que algunos funcionarios menores aseguran que tenía fondo, pero que no se convirtió en realidad.
Total, podría decir el jefe de Gobierno, el mal ya está hecho y deshacerse hoy de la gente de su equipo de gobierno tendrá riesgos que nadie está de acuerdo en correr, pero que, para que nada se contagie, antes de salir del puesto, Miguel Ángel Mancera habrá de sanear para permitir a quien se encargue de la jefatura de Gobierno que termine el periodo sin caballos cansados, o frustrados. Esa es la idea.
De pasadita
Ahora sí, el que conocimos como Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) sufrió ya el cambio y se llamará Instituto Electoral de la Ciudad de México. El cambio de nombre es lo de menos, aunque institucionalmente se acopla a la nueva nomenclatura de esta capital. Lo importante es que el consejero presidente, Mario Velázquez, nos pueda demostrar que el organismo servirá para que los habitantes de esta ciudad, cuando menos aquí, tengamos confianza en las elecciones. Eso sí hace diferencia y ese es el compromiso de Velázquez.


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