lunes, 26 de junio de 2017

AMLO le hace a Yunes lo que a él le hizo la derecha en 2004

@FedericoArreoladom 25 jun 2017 15:55
 
  
 
Andrés, sobran motivos correctos para cuestionar a Yunes, úsalos; la reciente tragedia, no es uno de tales motivos
Andrés, sobran motivos correctos para cuestionar a Yunes, úsalos; la reciente tragedia, no es uno de tales motivos
Foto propiedad de: Internet
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“Del radicalismo político al oportunismo político no hay más que un paso”, dijo Lenin. En 2004, la derecha mexicana aprovechó con vulgar oportunismo algunos problemas de seguridad pública en la capital del país.
La situación aquel año, comparada con la actual, no era de ninguna manera grave. Pero políticos, activistas, periodistas y hasta líderes religiosos preocupados por la enorme popularidad del entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, decidieron organizar una gran marcha —que tuvo una difusión amplísima en los medios de comunicacion—, la Marcha por La Paz, que en realidad lo que buscaba era desprestigiar al político tabasqueño, al que injustamente se culpaba de no hacer nada para acabar con la violencia.
Todos sabemos que la violencia ha crecido exponencialmente entre 2004 y 2017. A diario nos enteremos de verdaderas atrocidades en todos los rincones del territorio nacional. La más reciente, el asesinato el sábado 24 de junio de numerosas personas en Veracruz, entre ellas el coordinador de la Policía Federal en ese estado, José Castagné.
Ante tales hechos, la reacción de López Obrador fue, de plano, oportunista: “El siniestro de Yunes Linares ofreció en campaña que en 6 meses habría seguridad. Se venció el plazo y sólo ayer 16 ejecutados en Veracruz”, dijo el dirigente de Morena. 
Entiendo las ganas de AMLO de perjudicar al gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares. El veracruzano, cada vez que ha podido, ha atacado a López Obrador, a veces, inclusive con falsedades. Pero creo que, en el tema de la violencia, llegó la hora de hacer a un lado las rivalidades. Un mínimo de unidad entre los principales personajes de la política mucho contribuiría en la búsqueda de soluciones al terrible problema de la inseguridad.
AMLO no era el responsable de los secuestros de 2004 en la Ciudad de México, Yunes no es el responsable de la actual violencia en Veracruz. Los secuestros se presentaban en la capital mexicana, a pesar de los esfuerzos realizados por López Obrador para impedirlos. Y en los municipios veracruzanos las cosas se han complicado, no obstante el empeño de Yunes Linares por combatir a las mafias.
En Nuevo León es la misma cosa: Jaime El Bronco Rodríguez trabaja para acabar con la violencia, pero el problema lo rebasa. Idéntico diagnóstico debe hacerse del gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, del resto de los gobernadores mexicanos y del propio presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
Ningún gobernante trabaja para incrementar la violencia; en realidad, todos lo que pretenden es disminuirla. Pensar otra cosa es oportunismo, que quizá pueda ayudar a ganar elecciones porque mina la popularidad de los rivales políticos, pero que ciertamente no solo no contribuye a resolver el problema, sino que lo complica.
López Obrador, que siempre ha sido un político limpio, sin traicionar sus principios debe aceptar que hay momentos en que debemos trabajar por la unidad y no por la división. El actual es uno de tales momentos.
Sin duda Yunes Linares es un político criticable, pero atacarlo ahora en nada ayuda a pacificar Veracruz, sino todo lo contrario. Si AMLO quiere lastimar la imagen del gobernador veracruzano, que lo haga, pero no inmediatamente después de hechos violentos terribles y por supuesto no usando la tragedia como argumento. Sobran motivos para cuestionar a Miguel Ángel Yunes como político, AMLO los conoce, debe esgrimirlos todos. Pero nadie, ni el admirable Andrés Manuel, debe intentar aprovechar lo que ocurrió el pasado sábado. Eso no. 

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