viernes, 23 de junio de 2017

Aristegui y lo siniestro de que espíen a su hijo… lo siniestro de que insulten a Loret de Mola

@FedericoArreolavie 23 jun 2017 05:57
 
  
 
Urge que la prudencia se imponga
Urge que la prudencia se imponga
Foto propiedad de: Internet
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Carmen Aristegui tiene credibilidad, entre otras razones, porque no ofende a nadie. El lunes pasado ella participó en una conferencia de prensa sobre el #GobiernoEspía. Cierta pregunta que la periodista hizo fue usada por la revista Proceso para encabezar su nota principal sobre el evento: “¿De qué más es capaz, presidente siniestro?”. Fuertes palabras, sin duda. Me pregunté por qué Carmen, contra lo que ha hecho toda su vida, había calificado de esa manera a un funcionario público. No pude encontrar la respuesta. O no la había hallado.
Hoy, en su artículo semanal de Reforma, Carmen explicó lo que realmente dijo: “¿Qué más, Presidente... qué sigue... si es capaz de llegar al extremo de espiar a un adolescente?”, y agregué: “¿No le parece, Presidente, siniestro?”.
Parece lo mismo, pero no lo es. Las palabras de la señora Aristegui podrían interpretarse en la forma en que lo hizo Proceso, pero no sería justo ni para la periodista ni para el presidente de México. Lo siniestro es llegar al extremo de espiar a un menor de edad, el hijo de Carmen. Ella piensa que el responsable es EPN, pero no puede estar segura. Por lo tanto, no calificó abiertamente a Peña Nieto de “siniestro”. La indignación tal vez le exigía lanzar la ofensa en forma directa, pero la objetividad se lo impidió. El problema de la humanidad, dijo Bertrand Russell, radica en que mientras los imbéciles están seguros de todo, las personas inteligentes están llenas de dudas. 
En lo personal, dudo seriamente de que EPN haya ordenado espiar a sus críticos. ¿Para qué? ¿Qué se gana con eso? En cualquier caso, la siniestra situación, que desde luego lo es, tienen que ser aclarada. Aristegui y los otros periodistas y activistas espiados, como Carlos Loret de Mola, merecen una explicación. Debe dárselas el propio Enrique Peña Nieto.
Ya aclaró el titular del ejecutivo que no amenazó a las personas que denunciaron el espionaje. Se equivocó al expresarse, fue todo. Lo que ahora procede es una investigación creíble. La PGR puede y debe hacerla. Para dejar satisfecha a la opinión pública —es decir, para que no pase lo mismo que con la Casa Blanca— en ese trabajo deben participar expertos independientes nacionales y aun extranjeros que tengan acceso a toda la información que posea el gobierno.
Si el gobierno espió a periodistas y activistas, no resultará difícil averiguarlo. Y si el espionaje se dio, lo más sencillo será conocer el nombre del funcionario de más alto nivel que dio la orden de hacerlo.
Después, que el presidente EPN castigue al responsable. Los numerosos logros de un gobierno transformador —las reformas estructurales han fortalecido a México, por supuesto que sí— ya no deben quedar manchados por asuntos relacionados con la seguridad y los derechos humanos, como la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, el escándalo del espionaje a periodistas y activistas y hasta la salida de Aristegui de la radiodifusora MVS.
Si alguien le ha fallado al presidente de México, el propio Peña Nieto debe exhibirlo y sancionarlo. Es mucho lo que está en juego. Por lo tanto, es mucho lo que tiene que hacer —y en muy poco tiempo— el presidente de la República.
Ni el éxito electoral en 2018, que el PRI podría alcanzar a pesar de tantos pesares, bastará para que Enrique Peña Nieto pueda decir al final de su administración “misión cumplida”. Debe además dar explicaciones creíbles por lo menos acerca de quién y por qué espió a algunos críticos del gobierno, como Aristegui y Loret de Mola, que jamás han actuado con perversidad, que no se esconden, que no tienen enormes fortunas construidas quién sabe cómo y que claramente hacen lo que hacen pensando nada más en el bienestar de México y los mexicanos.
Y ya se verá —no es algo que le corresponda a Peña Nieto— quién es el obligado a darle una satisfacción a Carlos Loret de Mola, que por el hecho de ser una de las víctimas del espionaje ha sido insultado muchísimas veces por usuarios de izquierda de Facebook y Twitter. Increíble situación. 

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