martes, 4 de junio de 2013

drián Gallardo, presidente de Fundación Colosio, un buen chico

HÉCTOR PALACIO@NietzscheAristolun 3 jun 2013 15:42
  
Lo mismo cabía especular de Colosio
Desapareció del radar por varios lustros. Reapareció su nombre en el chismorreo del “Trascendió”:
Que será mañana cuando Adrián Gallardo asuma como presidente de la Fundación Colosio.
“Para quienes no lo sepan, Gallardo ha sido el segundo de a bordo del PRI en las negociaciones en el Pacto por México, donde destaca especialmente el papel que tuvo en la reforma educativa” (Milenio, 03-0613).
Desconocía yo que después del asesinato de Colosio, Gallardo hubiera proseguido su carrera dentro del PRI. Pero es natural que aunque la generación de jóvenes que rodeaba al político asesinado tuviera una caída más que anímica, si no abandonaban la estructura del poder, si cumplían las reglas del partido y si, además, utilizaban adecuadamente la bandera del héroe priista, eventualmente tendrían un resurgimiento, aunque fuere moderado.
Esta parece ser la experiencia de Gallardo, a quien casualmente conocí cuando ya él trabajaba con Colosio, pues un familiar suyo era mi compañero de estudios en la Universidad. Excepto breves asomos de arrogancia atribuibles a la presunción de su cercanía con el político y a sus inicios en los goces del poder, parecía ser en lo general lo que se dice “un buen chico”. 
Egresado del Instituto Tecnológico de Monterrey, sorprendía su entusiasmo por la figura de Colosio y su pasión por el PRI (se ostentaba como orgulloso ganador del concurso de nacional de oratoria convocado por ese partido). Pasión diametralmente opuesta a mi sentir y a mi razonamiento crítico. Sin embargo, no aparecía tan claro si ese ardor era real o teatral. Si era producto de un pragmatismo, un cinismo politiquero o una ingenuidad.
Lo mismo cabía especular de Colosio. ¿Creía de verdad en el PRI o lo suyo era una ingenuidad? Sin duda Gallardo y otros en torno al candidato en 1994 digerían y repetían el discurso de uno de los favoritos de Salinas (senador, presidente del PRI, secretario de la Sedesol, candidato presidencial, héroe priista asesinado en plenitud; todo en seis años). Así funciona el mecanismo político.
Y sin duda,  a final de cuentas, por mucho pragmatismo que hubiera, Colosio y los suyos tenían que creer con convicción en su propio discurso –usualmente no se actúa sin convicción- aunque una ingenuidad subyaciera en el fondo. Aunque el discurso pagara con la muerte.
Con la giro de los años, el PRI premia el trabajo y la fidelidad de Adrián Gallardo Landeros con la presidencia de la fundación que procura honrar a Luis Donaldo Colosio.

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