martes, 4 de junio de 2013

El PAN en el Gobierno Federal... de la alternancia al fracaso histórico

Al interior del PAN continúa el reparto de responsabilidades por la derrota electoral y el debate sobre cómo reestructurar al partido. El último episodio... la remoción de Ernesto Cordero de la coordinación en el Senado.
El 19 de Enero pasado una comisión del Consejo Nacional del PAN concluyó:
"Durante los 12 años que el PAN encabezó la Presidencia de la República no logramos desmantelar el viejo régimen autoritario; no tuvimos la capacidad de generar una cultura democrática hegemónica; en algunos casos, incorporamos las prácticas autoritarias, clientelares y corruptas que criticamos, en nuestros gobiernos y en nuestro partido".
Pero las causas de la derrota no sólo las encontramos en lo señalado por el propio PAN, sino por algo aún mucho más grave. De los propios hechos se desprende que no hubo un proyecto de Estado basado en un diagnóstico del país que estaba entregando el PRI, que definiera claramente la ruta a seguir.
Y ese diagnóstico era más que evidente:
En materia económica. El México que el PAN recibió en el año 2000 era un país atrapado entre su dependencia tecnológica y financiera por un lado y las políticas neoliberales que iniciaron en el sexenio de Miguel de la Madrid por otro.
El modelo de sustitución de importaciones fue reemplazado por uno de apertura comercial. Se privatizó la banca y la posibilidad de privatizar los ejidos. El Estado Mexicano pasó de ser una entidad reguladora de la economía a un medio de privatización y de estimulación del libre mercado sin preparar a sus actores económicos para la competencia y lo que es peor, se conservaron monopolios y duopolios.
Dicha política económica género dos mercados, uno vinculado a la globalización y otro aislado, uno aparentemente boyante que abarca el 20 % y otro donde la pobreza crece día a día, empequeñeciéndose su clase media, una pésima distribución de la riqueza, pérdida del poder adquisitivo. De acuerdo al INEGI, trabaja en la informalidad el 60% de la PEA. Solo un 10 % usa tarjeta de crédito.
En materia social, al finalizar el sexenio de Zedillo, la pobreza creció un 10 % en sus tres rubros, la alimentaria, la de capacidades y la patrimonial. Y al finalizar la pasada administración el número de pobres creció a 57 millones. Resulta contradictorio, pues hoy existen más familias con cobertura en salud y educación, lo cual indica que la pobreza es un problema estructural mal abordado y que no puede ser atendido como hasta ahora.
Surge el rompimiento del tejido social como una tendencia permanente.
En materia política, el PAN recibió un aparato de estado rebasado por la realidad, que funcionaba en el Estado Benefactor, pero éste, al irse desmantelando y no actualizarse para atender la nueva realidad basada en la rentabilidad, quedó inútil, con una burocracia anquilosada y diseñada para el control social.
Por otro lado, un presidencialismo centralizador, que al perder el poder el PRI generó vacíos que debieron atenderse con una actualización del pacto federal y de nuevas funciones para cada nivel de gobierno.
México tiene un rezago evidente en coordinación política, fiscal, de desarrollo económico y social, en materia ecológica y lo más grave en seguridad pública. Y todo esto se comprueba con la debilidad de las instituciones municipales y estatales que generan ingobernabilidad.
En resumen; México pasó del Estado Benefactor al Estado Liberalizador y la exigencia ciudadana cuando voto por el PAN era darle paso al Estado Promotor y que corrigiera paulatinamente los desequilibrios señalados.
El PAN tenía como misión histórica, desmontar las estructuras clientelares, corporativas y de grupos de poder, públicos o privados y que operan al margen del poder del Estado, producto de más de 70 años de gobiernos priistas. Misión irrenunciable, impostergable e insustituible por una sencilla razón; es la que nos tiene amarrados a esquemas retrogradas que impiden que el país avance.
Este desmantelamiento no estaba sujeto a la discrecionalidad de los gobiernos panistas, ni tampoco requería en su totalidad del tránsito legislativo, sino que debió iniciar en forma inmediata con acciones claras, apoyándose en el bono democrático, empezando por lo elemental: el sector público.
Además, como resultado de los gobiernos del PRI durante el siglo pasado que consolidaron a México como un país dependiente, la principal política a implementar debió ser el reforzamiento de su mercado interno, con el objetivo de lograr una menor subordinación del exterior para lo cual, igualmente, se hacía necesaria la transformación del sector público.
Desafortunadamente, el PAN gobernó con las mismas instituciones que dejó el PRI, la misma burocracia y sindicatos, algunos de los cuales fueron sus abiertos aliados.
Gobernó con las mismas políticas públicas diseñadas para el clientelismo y la cooptación social. Y, por lo mismo, no pudo implementar nuevas políticas que atiendan en forma específica la problemática local y regional e ir sustituyendo, paulatinamente, las políticas asistenciales y masivas que lejos de resolver los problemas los agudizan contribuyendo a la descomposición social que alimenta a la delincuencia.
Sin duda, el manejo responsable de las variables macroeconómicas fue uno de los principales activos de los gobiernos panistas, pero no es suficiente. México, en el periodo 2000-2012, tuvo un crecimiento acumulado de 7%, insuficiente para crear el empleo formal que el país necesita.
En la medida que continúe la forma en que México se ha de integrado a los mercados globales, que en su mayor porcentaje es con maquilas y manufacturas - con una baja injerencia en nuestro mercado interno- en esa misma medida se acrecienta nuestra dependencia económica y, por lo tanto, nuestra vulnerabilidad, tal y como sucedió con la crisis global en el 2009.
Por otro lado, nuestro mercado interno no es autosuficiente en rubros fundamentales, como el de los alimentos, y no produce lo suficiente para importar menos insumos y por ende depender menos.
Un claro ejemplo de esa situación es el aumento en los precios de la canasta básica que ha sido superior al incremento salarial en los últimos 4 sexenios.
Y los resultados ahí están; de acuerdo al INEGI México cada sexenio que pasa crece menos. En el sexenio de CSG creció 3.90, con EZPL 3.67, con VFQ 2.13 y con FCH 1.86. Con una tasa de desempleo del 5% tomando en cuenta la laxitud con la que el INEGI califica como empleo el de la economía informal.
Si bien es cierto que en el último sexenio el gasto público destinado al desarrollo social y de infraestructura alcanzó máximos históricos que contribuyen a mejorar el bienestar, pero no resuelven el problema de fondo.
Toda la infraestructura creada no será rentable si no logramos atacar el problema fundamental: la pobreza, producto del aislamiento económico de localidades enteras que no están vinculadas a ningún mercado, porque ninguna autoridad ha hecho el trabajo territorial para organizarlos en torno a proyectos productivos viables
Y es que México no puede seguir apostando al desarrollo desde arriba, en la inversión extranjera directa o a la expansión de empresas nacionales.
México necesita realizar cambios de fondo, en sus instituciones, para implementar una nueva política comercial y agraria que asegure nuestra independencia alimentaria y garantizar la canasta básica; la reducción paulatina de las exenciones fiscales a las grandes empresas; la creación de una política social de carácter productivo que permita la ampliación del mercado interno conectando los diferentes mercados locales y aumente el número de las pequeñas y medianas empresas.
El PAN tuvo la oportunidad histórica de iniciar el desmantelamiento de esta estructura que nos ancla en el pasado, que no nos permite crecer como podemos, de generar instituciones promotoras y una relación democrática entre gobernantes y gobernados. Tuvo la oportunidad de cambiar, paulatinamente pero con bases sólidas, la historia económica de México, que es de dependencia y subordinación, por una basada en el trabajo y en el fortalecimiento de nuestro mercado interno.
Los mexicanos no votaron por una alternancia, votaron por una transición. Sin embargo, no hubo transición política, ni económica, ni social.
La derrota electoral comprobó que el llamado de auxilio del pueblo de México no fue atendido por el PAN en su justa dimensión y con las acciones que correspondían.
@FadlalaAkabani en twitter

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