martes, 18 de junio de 2013

Gran optimismo por el anuncio de EPN de abrir Pemex, pero ¿hay que calumniar a AMLO?

FEDERICO ARREOLA@FedericoArreolamar 18 jun 2013 09:30
  
La familia Junco de la Vega, propietaria de los acreditados diarios del Grupo Reforma (El Norte, en Monterrey; Mural, en Guadalajara, y Reforma en la Ciudad de México) suele publicar sus propios puntos de vista utilizando dos pseudónimos: “El Abogado del Pueblo” para consumo de los regiomontanos, y Manuel J. Jáuregui para dirigirse a capitalinos y tapatíos.
En todo el mundo, los editores de los periódicos líderes están entre las personas más influyentes de su comunidad. En el caso de México, el propietario del Grupo Reforma, Alejandro Junco de la Vega, sin exagerar puede ser considerado el principal líder de opinión entre la clase empresarial mexicana. Es decir, lo que Junco dice normalmente es lo que piensan los grandes empresarios de nuestro país.
Hoy, en El Norte de Monterrey, queda claro que los Junco están optimistas. Los ha puesto de buenas, como a muchos inversionistas en todo el mundo, lo que es muy positivo para México, el anuncio de que Pemex se abrirá a la inversión privada. Cito lo que este martes publica El Abogado del Pueblo:
“Ayer en Londres, en escala de su traslado a Irlanda a la reunión del G-8, tanto el presidente Peña Nieto como su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, pronunciaron en entrevistas con medios extranjeros sendas palabras mágicas que cayeron como bálsamo a los inversionistas nerviosos sobre el derrotero de nuestra economía. El presidente Peña Nieto habló de la APERTURA en PEMEX a la inversión privada, dando los primeros detalles de lo que será la Reforma Energética… lo cual indica una real y verdadera posibilidad de que los sectores privados mexicano y extranjero puedan participar en la exploración y explotación de yacimientos territoriales”.
Con la familia Junco (“esto será bastante y más que suficiente como para romper con los viejos paradigmas dentro del monopolio petrolero mexicano”) coincide el diario The Wall Street Journal, que destaca que EPN buscará en los próximos meses poner fin a un tabú de casi ocho décadas abriendo el sector de hidrocarburos a la inversión privada y la competencia.
Para los Junco, “no cabe duda que esta declaración del presidente Peña Nieto fue más que bien recibida, tanto que ayudó durante la jornada de ayer a fortalecer nuestra moneda, la cual iba perdiendo terreno hasta que se conocieron las declaraciones presidenciales y reaccionó de manera más que positiva”.
Con la transformación del sector energético, dicen los propietarios del Grupo Reforma, se captará inversión extranjera, que estimulará la economía mexicana, lo que “hará que nuestra Nación CREZCA y prospere de manera significativa”.
A esa noticia se sumará otra igualmente positiva, dada a conocer por el titular de Hacienda, Luis Videgaray, quien afirmó en entrevista en Londres “que en la SEGUNDA MITAD del año el gobierno mexicano disparará el GASTO y reactivará la economía... Dijo que México cuenta con la recaudación suficiente y las reservas suficientes para hacerlo... y, por lo tanto, lo hará”.
Como dicen los Junco, esa es “muy buena noticia para numerosos sectores -y actores- de nuestra economía, pues la verdad es que la mini recesión en la que caímos a partir del inicio del 2013 ha causado estragos en el bolsillo de los ciudadanos”.
Las cosas vienen bien, sin duda. Pero, aceptémoslo, no será fácil sacar adelante la reforma energética. Muchos mexicanos, sobre todo partidarios de Andrés Manuel López Obrador, se oponen. Desde luego, están en su derecho al rechazar la reforma.
A ellos se refirió Peña Nieto en entrevista que dio al Financial Times, diario británico que es algo así como la Biblia del capitalismo: “Existen diferentes opciones sobre cómo debe ser la reforma… El pacto no incluye a todos, sólo a los más importantes partidos. Siempre existirán voces disidentes, como pasa en cualquier país que es liberal y libre”.
Habrá problemas, sin duda. De todos depende que se procese en paz la reforma energética (el cambio “políticamente más cargado” de los planteados por EPN, como afirma el FT).
Bien lo dijo Peña Nieto en el FT: “La democracia es sobre el respeto a las mayorías, no sobre la unanimidad”. Eso es verdad. Pero también lo es que la democracia no puede funcionar si no se respetan los derechos de las minorías.
Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores, que no son pocos, protestarán fuertemente contra la reforma energética, y qué bueno que así vaya a ocurrir. Es mucho lo que la democracia mexicana debe a la izquierda verdadera, la que encabeza AMLO, sobre todo las lecciones de pacifismo que ha dado durante años de movilizaciones en todo el país.
El mayor orgullo de López Obrador y la gente que cree en su movimiento es que, nunca, en ninguna de las protestas masivas que han organizado, ha habido un solo vidrio roto.
No entiendo, entonces, la necedad de ciertos partidarios de las reformas, como el señor Pablo Hiriart, director del diario La Razón, que insisten en calumniar un día sí y otro también a López Obrador con el cuento, que nadie cree, pero que ofende, de que el dirigente tabasqueño es un político que promueve un cambio en el sistema político mediante métodos violentos.
Hoy martes la columna de Hiriart (“López viene con violencia”) es particularmente vulgar: “Los movimientos aparentemente inconexos, que lindan en la violencia y ahora vemos con cachucha de maestros de la CNTE, grupos de autodefensa y vándalos que quieren ser llamados ‘anarquistas’, tienen un vértice común: López Obrador. Las autoridades no han tomado las providencias para lo que se viene: una acción concertada de grupos violentos que tratarán de desestabilizar al país cuando su líder llame a movilizaciones contra la reforma energética. Todos los caminos llevan a López Obrador y a su círculo de colaboradores y simpatizantes”.
En México solo unos cuantos, muy pocos “anarquistas” agreden a la policía y causan destrozos cuando salen a la calle a protestar. En nuestro país, la inmensa mayoría de los indignados se manifiesta en paz.
No conocemos, gracias sobre todo a la responsabilidad con la que siempre se ha conducido López Obrador, manifestaciones como las que hoy están poniendo de cabeza a Brasil y a otras naciones, incluso europeas, en las que millones de ciudadanos rechazan las políticas económicas más sensatas; sensatas en mi opinión, pero no en la de ellos.
Son ciudadanos que, como dice el intelectual y activista portugués Boaventura de Sousa Santos, han llegado a la conclusión, verdadera o falsa, para el caso es lo mismo, de que vivirán mejor cuando “el capitalismo tenga miedo”, lo que se logará “a través de un movimiento popular muy fuerte, que a veces resultará violento, aunque nunca contra las personas, y a veces resultará ilegal, porque una de las características de los estados neoliberales es ser cada vez más represivos”.
Si los indignados califican de represivos a los gobiernos, y si los aliados de los gobiernos en los medios responden diciendo que los indignados son violentos, el resultado lógico e inevitable es la protesta ilegal y con violencia.
En México eso no se ha dado porque López Obrador ha actuado con gran responsabilidad. Es inmoral, por lo tanto, que aliados del sistema como el señor Hiriart calumnien a AMLO atribuyéndole intenciones violentas.
El gobierno mexicano no es represivo. Pero con amigos en los medios tan absolutamente irresponsables como el señor Hiriart, se comprende que mucha gente duda de la buena fe y de la actitud democrática del gobierno.
México necesita la reforma energética tanto como necesita que se respete el derecho de cualquier ciudadano a oponerse a ese proyecto.

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