miércoles, 2 de abril de 2014

La Jornada, Carlos Slim, las reformas y Federico Arreola

@jlca007mié 2 abr 2014 06:17
  
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Que realicen una pequeña villanía en contra de un medio tan importante dentro del periodismo mexicano como La Jornada dos personajes menores, Hiriart y Arroyo, no tendría mayor trascendencia sino es por el hecho en el que se da esa connivencia de filibusterismo mediático en un espacio político muy delicado.
Leo la columna de Federico Arreola en la que denuncia, y hace muy bien en exhibir esas mini complicidades político-económicas-periodísticas que con preocupante frecuencia se dan en los medios mexicanos, el nuevo amasiato entre el chileno Pablo Hiriart y el lobito del periodismo Manuel Arroyo, propietario de El Financiero.
Y me causa preocupación por sus daños colaterales, que en gran medida son involuntarios, toda vez que afectan en primer lugar al proceso de reformas que vienen siendo promovidas, con un alto costo para su capital político, por el presidente Enrique Peña Nieto.
Que realicen una pequeña villanía en contra de un medio tan importante dentro del periodismo mexicano como La Jornada dos personajes menores, Hiriart y Arroyo, no tendría mayor trascendencia sino es por el hecho en el que se da esa connivencia de filibusterismo mediático en un espacio político muy delicado.
Un momento clave para el aterrizaje de las reformas estructurales peñistas de gran calado.
Si Hiriart y Arroyo van en contra de López Obrador, a quien señalan como protegido del ingeniero Carlos Slim; o si la pequeña víscera del refugiado chileno va en contra de una inexplicable aversión al tipo de periodismo, respetado por la mayoría de los actores mediáticos nacionales, que realiza Carmen Lira, el asunto casi sería una pura nota de color.
Pero Arreola toca tierra cuando señala que el involuntario sabotaje de Hiriart y Arroyo contra el proyecto de reformas peñistas, tocará sin duda el proceso de apertura de la televisión abierta en México. Algo que con sus bemoles es muy necesario.
No estoy de acuerdo con Arreola en que Ricardo Salinas Pliego sea el paradigma de la televisión mexicana surgida del salinismo. En ese caso el crecimiento de TELMEX del ingeniero Slim tendría el mismo juicio histórico.
Salinas Pliego en solo 12 años logró romper un monopolio, el de Televisa, hasta obligarlo a realizar un pacto implícito que abrió apenas la competencia en el sector.
No hizo todo lo necesario. Pero de que rompió el monopolio, Ricardo Salinas Pliego lo rompió.
Pero ese es otro debate.
Lo que de manera particular causará ruido será la selección de los verdaderos jugadores en la puja por las dos señales de televisión abierta.
La quieren Carlos Slim, Olegario Vázquez Aldir, una dupla señalada por Arreola formada por La Jornada Proceso, Juan Francisco Healy Ortíz. Esos pudieran ser los jugadores reales de la puja.
Y si con el ruidito del chileno Hiriart contra La Jornada y su directora Carmen Lira, a quien no conozco, pero llevo una gran amistad con uno de sus alfiles claves como lo es su gerente Jorge Martínez, y por él tengo puntuales referencias tanto de su calidad humana como periodística, El Financiero pretende ser un jugador igual a los mencionados, y algunos funcionarios peñistas se van con la finta y los toman más en serio de lo que realmente son, entonces el proceso bajará sensiblemente de nivel.
No me atrevo a conceder a la mini pandilla Hiriart-Arroyo una capacidad de perversión mediática como la que un día llegaron a tener Carlos Denegri o el general García Valseca.
Esos eran otra cosa.
Lo suyo es una finta impulsada por un muchacho ambicioso que cree que con una lana todo lo puede. Un dinero que nada tiene que ver ni con el de Slim, ni el de Azcárraga, Vázquez Aldir o la consistencia mediática de La Jornada.
Mi conclusión es una modesta prevención a los funcionarios peñistas que tienen competencia en el asunto de las telecomunicaciones.
No se vayan a ir con la finta de un muchacho travieso y de un veterano periodista recién rescatado del desempleo.
El afectado sería México en la medida en que fueran tocadas las reformas de Enrique Peña Nieto.

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