Semana crítica. ¿Tiempos de cambios para Enrique Peña Nieto?
Los imponderables de la seguridad y las secuelas, que durarán un tiempo largo, de la guerra de Felipe Calderón, afectan las estrategias de recuperación que presuponen la puesta en marcha de las reformas estructurales.
En 1968 los detonantes del movimiento estudiantil más importante que ha tenido México en el siglo pasado y lo que va del presente, fueron tanto el enfrentamiento entre la vocacionales 2 y 5 del IPN con estudiantes de la preparatoria Isaac Ochoterena, ubicada en las inmediaciones de la SEGOB los días 22 y 23 de julio de 1968; como el imprudente y brutal derribamiento con una granada de bazuca de la centenaria puerta de la preparatoria de San Ildefonso, asiento de la preparatoria 1 de la UNAM. Esto último fue el 30 de julio del año referido.
Esos incidentes tuvieron como epílogo la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre del año mencionado.
Ese evento se ha convertido desde entonces en el símbolo de las protestas populares de organizaciones de todo signo contra los actos erróneos o autoritarios de los gobiernos y en desde esa época marcó el derrumbe de la presidencia autoritaria con la condena histórica al régimen de Gustavo Díaz Ordaz.
Hoy México vive una crisis igual de grave por un evento que involucra a jóvenes estudiantes.
Los normalistas asesinados en Iguala y los 43 desaparecidos hace ya 37 días, y que después de ese largo tiempo, en el que las autoridades competentes de la federación se han visto confusas, tardías e inconexas tienen al país colapsado.
Los efectos de esa inoperancias ya se dejan sentir en la economía.
Ayer el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, declaró que la economía empezaba a recuperarse y que se sostenía el pronóstico de crecimiento de 2.7% para este año. Pero advirtió que esos cálculos pueden verse alterados a la baja a causa de los incidentes de inseguridad, específicamente del caso Iguala.
La conducción económica que lleva Luis Videgaray es la acertada.
Pero los imponderables de la seguridad y las secuelas, que durarán un tiempo largo, de la guerra de Felipe Calderón, afectan las estrategias de recuperación que presuponen la puesta en marcha de las reformas estructurales.
En su sabatino Paralaje que pública en el diario Milenio, Liébano Saénz dice que “los dichos del ex gobernador (Aguirre Rivero) sí prueban que no se actuó a la altura. El tema no es de personas, es de instituciones y, además de eficacia”.
“La información con la que se cuenta, todavía por corroborar, revela que los criminales ya no solo intimidan y se apropian de cuerpos policiacos, sino que personalmente detentan el poder municipal”.
Y la reflexión de Liébano, que siempre escribe tratando de encontrar los imponderables políticos y contextualizarlos fuera de toda dramatización periodística, es muy pertinente y por demás oportuna.
No es asunto de personas, es de instituciones y de eficacia.
Desgraciadamente dentro del sistema político mexicano los eventos como el de Iguala, sí son asuntos de personas. Por esa razón Ángel Aguirre fue defenestrado y los Abarca-Pineda están prófugos.
El secretario de Gobernación declaró que le habría advertido al ex gobernador Aguirre que le pudiera doble vigilancia al ex alcalde de Iguala José Luis Abarca. Y Aguirre ignoró, por negligencia o por complicidad, la instrucción de Osorio.
En ese caso el gobierno federal dejó crecer el asunto.
Las condiciones de conducción política ortodoxa ante la emergencia que representaba el paso del tiempo y la falta de eficacia para no encontrar a los estudiantes secuestrados, obligaban a que unas horas después de la fuga de Abarca y su esposa, el titular de Gobernación hubiera llamado al congreso, explicarles los hechos y sugerirles la pertinencia de que procedieran a conminar al mandatario de que pidiera licencia.
El gobierno federal se tardó 31 días para tomar esa decisión. Y lo hizo cuando el problema ya está incluso siendo materia de protestas fuera de nuestras fronteras.
Beatriz Pagés, en el número de esta semana de Siempre que circula ya, dice en su portada que México necesita de su presidente.
Y es una consideración cierta, desde mi punto de vista, toda vez que la periodista que dirige la revista decana del país, deja como una sugerencia inferida el hecho de que el gabinete necesita urgentemente un ajuste.
El gabinete, donde la eficacia que dice Liébano está fallando, no la presidencia, como Andrés López Obrador, en su discurso alarmista de siempre, pide la renuncia de Peña Nieto.
Sin duda es tiempo de cambios de fondo en el gabinete peñista.
El área de comunicaciones acaba de reestructurarse hace apenas unas semanas. Pero la impresión es que se necesita una cirugía mayor a la realizada en una secretaría que manejará un presupuesto destinado a crear las obras que marcarán la sensibilidad del gobierno de Peña Nieto para modernizar a México.
Y todavía no parece que la SCT esté ya sólidamente estructurada a pesar de que Gerardo Ruiz Esparza es por demás un funcionario experimentado y competente.
En la educación la semana que inicia tiene por una parte un diálogo incierto con los estudiantes del IPN para el martes. Nadie sabe todavía si se realizará o en caso de que así sea, que resultados tendrá ante unos estudiantes ya contaminados por el caso Ayotzinapa.
El miércoles está convocado un paro nacional de universidades.
De no atenderse con diligencia la crisis que se vive en México, Ayotzinapa será el inicio de una escalada que, con las peculiaridades que le imponen las nuevas condiciones en que acciona la nueva sociedad nacional, puede convertirse en una reedición de los efectos políticos que tuvo el movimiento estudiantil de 1968.
Y las áreas de inteligencia y gobernabilidad, están ante su escenario más complejo.
La combinación narco política con movimiento estudiantil en marcha, es un fenómeno inédito para la seguridad y la gobernabilidad en nuestro país.
¿Tiempo de cambios para Enrique Peña Nieto?
Creo que sí.
Y pronto lo veremos.
EN TIEMPO REAL.
1.- Miguel Ángel Mancera se recupera con rapidez de la intervención a la que fue sometido el viernes pasado. El jefe del gobierno capitalino, ya incluso se reunió con sus más cercanos colaboradores como Héctor Serrano, a quien le dio instrucciones para atender los asuntos más urgentes de la gran urbe. El presidente Enrique Peña Nieto siempre estuvo al tanto de la salud de Mancera.
2.- HÁNDICAP NUEVO LEÓN 2015. Los que de plano parece que se van, se van, se van en el hándicap Nuevo León 2015 son el secretario de economía Ildefonso Guajardo, que sigue sin ser aceptado por la clase política neoleonesa y apenas a media por el sector empresarial. Y la otra es la senadora Cristina Díaz, fantasmal dirigente de la CNOP, que por lo pronto no tiene ni edificio donde despachar y padece los efectos de la inseguridad con el asesinato de varios de sus dirigentes estatales. Los apostadores dicen que la favorita de la cátedra es la senadora Ivonne Álvarez, seguida muy de cerca por Javier Treviño y el candidato local que promueven intensamente Rodrigo Medina y su consejero estrella, Jorge Domene.
3.- Portada de Siempre, en circulación:
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