domingo, 31 de enero de 2016

COLUMNAS

Señor Mondragón y Kalb: Mejor fúmese un churro

sáb 30 ene 2016 16:32
  
 
Manuel  Mondragón y Kalb
Manuel Mondragón y Kalb

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Con todo respeto señor dice usted demasiadas boberías sobre el tema de las adicciones que no son ciertas. Ignoro cómo se lo permiten.  Dice usted: “Ningún tratamiento médico que incluya componentes de la mariguana es fumado”. Investigué por usted: Resulta que cada caso o paciente es distinto. Se imparte tratamiento  y se elabora medicina de muy variada forma: Inhalada en vaporizadores, fumada, untada como crema, tomada en  pastilla, en aceite, en solución, en alimento específicamente balanceado con los componentes indicados, etcétera. Es una planta que ha resultado curativa según reportes científicos mundiales. No hay más que decir sino solamente que se debe legislar a su favor. Es una cuestión de lógica, de beneficio social. 
Apoyo la despenalización de las drogas en pro de la transparencia, a favor de la paz, de la equidad, de la madurez civil. Vislumbro que comenzar con la regulación y la legislación de cannabis, para verificar beneficios--o perjuicios—dentro de una sociedad como la nuestra, de tierra productora, será positivo en la balanza, deberá ser productivo para los ciudadanos. Al abrirse el mercado y regularse, disminuye la clandestinidad en consecuencia la violencia y el consumo derivado de la natural atracción de la especie humana por lo prohibido. La prohibición ha comprobado ser violenta e injusta, ¿cuántos jóvenes mexicanos han sido encerrados por delito federal desde el siglo pasado por haber sido encontrados con un carrujo de mariguana? Allí se les acabó la vida a estos pobres, que por pertenecer a la clase económicamente más débil apabullados por una ley injusta se encontraron en la indefensión. Es una simple cuestión de derecho humano; de un derecho con el que cuenta la recopilación masiva de firmantes para permitir que estos productos sean liberados de la prohibición. Así debía ser en una democracia.
Pero volvamos a las adicciones. El ser humano per se, está expuesto a volverse adicto a cualquier acto u objeto que le cause placer. Quedan atrapados los adictos con frecuencia en la enfermedad del placer que luego causa sufrimiento y viceversa.
El no poder controlar el consumo excesivo de cualquier producto al grado de que dicho exceso ocasione al consumidor un constante desequilibrio físico o mental, hay que combatirlo desde luego, pero con otras técnicas que han probado ser más efectivas: la inclusión, la compasión, la comprensión de circunstancia, la atención, el apoyo empático psicológico. Es necesario hacer lo conducente para erradicar esta debilidad que porta consigo el ser humano--tantas veces a causa de la inducción comercial como el caso de la adicción al azúcar y harinas procesadas en productos cuyas envolturas no advierten su peligro—. Esto se logrará a base de crear una legislación inteligente que controle y reditúe positivamente para las partes. El control e impuesto al producto de parte del Estado, le registra ganancia jugosa. Así mismo está documentado que el pionero gobierno sueco aminoró con estas medidas considerablemente el alto índice de adicción al alcohol que había en aquella nación.
El asunto de las adicciones que podríamos llamar de relajación-- o lúdicas-- de cualquier sustancia que haya comprobado que su uso excesivo puede ser adictivo y nocivo para la salud debe regularse. Como el alcohol o cigarro han sido regulados por los gobiernos del mundo, como digo arriba. Ya está bien advertida la sociedad mundial de los daños causados a su salud por el exceso de estos productos que usted y la mayoría de los mexicanos deciden o no consumir—la estadística de consumo se eleva en las ciudades pobladas, como allá en la capital, donde desde medio día ya le están entrando duro a la copa, ¿o me va a decir usted que no degusta sus buenos vinos cuando sale a comer?
¿Por qué no pueden hacer lo mismo con los demás productos hoy ilegales—despenalizarlos-- comenzando con la mariguana planta que además es curativa no tóxica? Pregunta sencilla que sigue sin ser contestada.
¿Cómo es posible que siga usted poniendo en duda las propiedades curativas de la mariguana con toda la información científica actual a su alcance?
Señor Mondragón y Kalb, está usted en un puesto público de gran responsabilidad, debe informarse con corrección, no puede seguir mintiendo así a la ciudadanía alegando tanta bobería ante la audiencia incauta.
A lo mejor por su edad la caería bien y mucho más sano, meterse diario su churrito en lugar de excederse quizá con alguna otra cosa. Cálele.

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