domingo, 31 de enero de 2016

¿Queremos más sexenios PRI-PAN-PRI-PAN?
Antonio Gershenson
N
uevamente recordamos el bipartidismo, cada vez más a la derecha, de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN). Los señalamos por el año de iniciación de cada sexenio:
1988, 1994, PRI.
2000, 2006, PAN.
2012, PRI.
Este último, más a la derecha y a la entrega que ningún otro sexenio de ese partido u otro.
Si el PRI se sigue desgastando y sale del poder en 2018, vuelve a entrar el PAN. Al fin que la izquierda está dividida.
De arriba, el apoyo al PAN es creciente. Pero lo grave es que incluso un sector de lo que se ha llamado izquierda también apoya a Acción Nacional, y esto incluye a un sector importante, que comprende a la dirección del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
El respaldo incluye alianzas electorales. Un sector, según hemos visto en este periódico, ha hablado con el gobernador panista de Puebla y se plantea que la alianza que se proponía para el gobernador podría ser un antecedente para 2018.
También vimos que hay corrientes del mismo PRD que se oponen a esta alianza, como Alternativa Democrática Nacional (ADN) y Frente de Izquierda Progresista (FIP). También hemos citado varios desplegados en este periódico, con numerosas firmas, planteando que el frente debe ser sólo de fuerzas de izquierda y no con el PAN.
Afortunadamente, la dirección del PRD canceló la planteada alianza de Puebla, citando la intervención del mencionado gobernador de Puebla en el sol azteca.
Pero se publicó aquí el jueves, y más ampliamente el miércoles en la edición del mediodía, que se registró en Oaxaca, también para la elección del gobernador, a los partidos PAN, PRD y del Trabajo (PT) juntos.
No es cosa de dónde sí y dónde no, simplemente. Es cosa de que o cualquier alianza debe ser con la izquierda o se vale aliarse con la derecha. En elecciones anteriores no hubo duda.
Se han dado otras alianzas, como ésta con el PAN, y están otras más en curso. El pretexto es ganarle al PRI a como dé lugar. Pero ya vimos al principio que esos dos partidos se han repartido y turnado el pastel y ambos han tenido no sólo entrega a los multimillonarios y a las trasnacionales, sino que han tenido una corrupción creciente.
Debemos citar otro caso: el de Zacatecas. Ya fue gobernador un Monreal, que ahora dirige Cuauhtémoc. Pero otro Monreal aspira ahora a esa misma gubernatura. Pero ahora el PRD entra aliado con el PAN, y este posible candidato no acepta eso. Es miembro del PT. Y entra ahora por Morena, y que yo sepa es el primer miembro de otro partido que acepta como su candidato a gobernador o a otro cargo importante.
Lo menciono, porque Morena ha tenido una actitud muy cerrada: por ejemplo, los diputados de otros partidos han sido para ellos algo así como agentes del gobierno.
Ha habido divisiones dentro del PRD entre quienes quieren alianza electoral con el PAN y los que no. Hemos mencionado desplegados con muchas firmas y otras formas de expresión en este mismo periódico
En nuestras páginas de esta semana se han reflejado problemas serios. En esto ya se empieza a envolver también a otros partidos de izquierda.
Esta definición no es sólo lo inmediato, lo de los gobernadores. Es un paso hacia 2018. ¿Quiénes y cómo van a participar?
No sólo lo relacionado con el PRD. Andrés Manuel López Obrador, en las dos pasadas elecciones, fue candidato de un frente de izquierda. Ahora se presenta como candidato sólo de su partido y tal vez de organismos sociales. Ha descalificado a los otros partidos de izquierda. Tuvo 8 por ciento de votos en las pasadas elecciones. ¿Qué posibilidades tiene de ganar? Ya está implícitamente previendo el resultado cuando dice, desde ahora, que la única forma de derrotarlo es con el fraude electoral, sin considerar posibles debates o movilizaciones.

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