¡Use Mum!
Bernardo Bátiz V.
A
llá por los años 60 del siglo XX se comentaba con sorna un anuncio que le atribuían a una estación de radio española. Se trataba de un locutor que entre canción y canción de Los Churumbeles anunciaba con voz engolada:
Evite las molestias del baño, ¡use Mum!, una marca de talco desodorante. La falta de agua en estos días, en la flamante Ciudad de México, me recordó ese añejo chascarrillo.
Ni modo, las gruesas tuberías del Cutzamala se tienen que reparar, se rompieron como los frágiles ductos de Pemex, hay que cuidarlas y darles mantenimiento, cada vez más seguido, lamentablemente. Mancera, antes jefe de Gobierno del DF, hoy de la CDMX, nos advirtió bien claro, y ha de tener razón, que los trabajos en la conducción del vital líquido, como suele llamársele al agua,
son inaplazables.
Lo que también debiera ser inaplazable es un cambio en la actitud de las autoridades capitalinas con los habitantes de esta metrópoli. Recuerden su condición de servidores públicos; no son verdugos ni enemigos, vean que así los están viendo ya sus gobernados.
Los diferendos entre pueblo, gente, raza, vecinos, ciudadanos, con quienes están en el poder, lo mismo en delegaciones que en el gobierno central, van en aumento; son los nuevos desarrollos, multas, arañas, grúas, parquímetros, corredores culturales; los agravios se acumulan y se hace difícil la relación entre gobernantes y gobernados. Lanzo una pregunta al aire: ¿no será hora de revisar la línea política y los procesos de interrelación? No lo digo por la imagen de los que mandan, sino porque se amaine un poco la granizada de molestias y burlas a los que obedecen.
Hay muchos ejemplos de conductas de autoridad que nos irritan por diversas razones; abundan, daré un ejemplo entre muchos. En El Correo Ilustrado, la mejor sección de La Jornada, la que escriben los lectores, espacio libre y de crítica, se publicó el jueves una queja que habrá que atender. Es una carta firmada por integrantes del Colectivo Vecinos de los Pedregales en Resistencia.
En el texto denuncian abusos de la policía capitalina en los Pedregales de Coyoacán y en especial en Santo de Domingo, barrio que conozco hace años, cuando quienes llegaron a colonizar abrieron calles, metieron drenaje, trajeron agua y limpiaron el terreno de roca viva para construir sus viviendas literalmente a mano y con abundante sudor de sus frentes.
Hoy reclaman arbitrariedades que cometen en su contra cuadrillas de la Comisión Federal de Electricidad y grupos de choque de Gas Natural Femosa.
Se trata de dos grandes empresas, monopolios, expresiones del sistema neoliberal que presumen ser de
clase mundial, pero carentes de respeto a quienes lo merecen. La de electricidad, se caracteriza por sus cobros arbitrarios, excesivos y por hacerse justicia por propia mano, simplemente cortando la corriente eléctrica cuando así lo decide. La otra, la española, ante el enojo de vecinos, va dejando cicatrices en nuestras calles para sembrar a la fuerza sus peligrosos tubos de gas y a quien se opone simplemente le mandan a sus golpeadores, que actúan con la tolerancia y quizás licencia de las autoridades.
Los aguerridos habitantes de los Pedregales, trabajadores, fiesteros y participativos, se quejan también de una maniobra que el gobierno de la ciudad pone de moda: el Operativo Rastrillo, del que son víctimas por acciones arbitrarias, violatorias de derechos humanos y evidentemente contrarias al principio del artículo 16 constitucional que aún ordena:
Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de autoridad competente que funde y motive la causa legal del procedimiento.
Podemos usar Mum por unos días, soportamos el corte temporal de agua, mas no el atropello de los derechos humanos. Es la hora de cambiar de actitud, de respetar a los ciudadanos y de un verdadero propósito de enmienda.
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