Ciudad Perdida
Miguel Ángel Velázquez
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■ No más desgracias para Coyoacán
■ Otra amenaza en ciernes
Aunque nadie lo crea, después de la desgracia que significó, y aún significa, Heberto Castillo para los habitantes de la delegación Coyoacán, ahora los panistas pretenden prolongar la desdicha de la gente de esa delegación y mandan como candidato a uno de los representantes más conspicuos de la derecha en todo el país: a Obdulio Ávila Mayo, quien en numerosas ocasiones ha demostrado que lo que menos le importa, como a la mayoría de los azules, son los ciudadanos.
Ese azul es, nada más, el monstruo, la creatura que formó, que nació de la ineficiencia y la incapacidad del delegado actual, y no del trabajo o el compromiso de Ávila por mejorar las condiciones de vida de los coyoacanenses.
Dos gobiernos fallidos: primero el del inefable Miguel Bortolini, aquel que se hizo famoso por la leche Betty y por sus constantes desatinos, esos que le hicieron ganarse el mote de tontolini. Otro trágico invento de René Bejarano que pagó la población de esa emblemática delegación. Luego fue Castillo, que ha hecho desbocar la desesperanza de la gente de aquella demarcación.
Y si no fuera ya suficiente con los dos personajes, ahora hace su aparición Obdulio Ávila. Es verdad, entonces, que los dos gobiernos a los que hacemos mención han creado un verdadero hartazgo de la gente hacia el PRD, pero aún se guardan esperanzas, principalmente entre quienes viven en los pedregales, donde habita la mayor parte de la gente pobre de la delegación, de que esta vez alguien se tiente el corazón manden al político adecuado.
No obstante, están decididos a no apoyar más a ese partido si la candidatura se queda en manos de alguno que, como el caso de Castillo, o el de Agustín Torres en Cuauhtémoc, sea impuesto en la delegación sin que tenga un plan efectivo de gobierno.
Y es que el dedazo evita, también, que quien vaya por la delegación requiera de un proyecto de gobierno que pueda exponer frente a los ciudadanos, es decir: fulano o zutano son cobijados por una corriente, en este caso por Bejarano, y luego se compran voluntades y se hace topillo y el impuesto llega al poder delegacional con la instrucción de proteger al jefe de la tribu y a su jefe inmediato, aunque de la delegación, y de sus necesidades, no sepa un carajo.
Por eso la gente poco o nada quiere saber del PRD, pero el cambio que se les propone es agudizar la desgracia, porque para Obdulio como para Felipe Calderón, Coyoacán es una meta de poder, un compromiso entre ellos. Calderón ha puesto los ojos en esa delegación como parte de la estrategia para arrebatar el DF a la izquierda, pero en ese plan no entra la gente mas que como mero instrumento para hacerse del poder.
Cosa de ver de cerca cuáles son las acciones que lleva al cabo el Poder Ejecutivo para treparse en la delegación. El ataque está listo. Ahora es en Coyoacán donde la Secretaría de Desarrollo Social federal hace listas para regalar las electorales despensas, con el auspicio del panismo. Bien se podría decir que está acción, dirigida hacia los más necesitados, resulta buena, así, a secas, pero por qué hacerla ahora en plena temporada electoral.
Se necesita ser ciego, estar loco o ser muy necio para ignorar las intenciones del gobierno panista, y esto lo sabe la gente a la que la necesidad obliga a recibir la dádiva de los azules, pero esa misma gente tiene claro que no será por el lado de quien los quiere comprar por donde han de transitar para la próxima elección, bueno, eso si el voto sigue siendo secreto.
De esa manera, el futuro del PRD está en manos del propio PRD, un candidato equivocado hará que todo cambie para empeorar, ojalá y se den cuenta a tiempo.
De pasadita
Dicen que el profe cuando recibe a los presuntos candidatos lo hace en su despacho, donde una cámara bien visible registra los movimientos y las palabras de quienes acuden al lugar. ¿Qué querrá decir con esto ese político? ¿Será cierto que el que se quema con atole hasta al jocoque le sopla?
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