Por Polimnia Romana
02 de Febrero, 2009 - 22:55
"Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de las personas buenas" M Gandhi.
Personalmente las declaraciones de Vicente Fox no me sorprendieron en lo más mínimo. Yo nunca le creí, nunca confié en el cambio que anunciaba a los cuatro vientos. Siempre supe que su coeficiente no le daba para tanto.
Si Fox jugó a ser Presidente durante 6 años fue gracias a 15 millones de votos de mexicanos cansados, desinformados y esperanzados. También fue Presidente porque los priístas así lo quisieron y resultó un terrible gobernante porque nadie se atrevió a cuestionarlo seriamente durante su sexenio.
Resulta que mientras Vicente Fox reinaba junto a su emperatriz era un gran demócrata, el Presidente más abierto ante los medios de comunicación, el que más libertad de prensa permitió y sobretodo un personaje muy respetado por empresarios, conductores de televisión y analistas políticos.
Cuando Fox se convirtió en el coordinador de campaña de Calderón casi nadie le dio importancia y los pocos que se atrevieron a denunciarlo fueron callados de inmediato. Los venerables magistrados del TRIFE se hicieron de la vista gorda y resolvieron que el Sr. Presidente sí había metido las narices en la fraudulenta elección de Julio pero nomás la puntita.
Después, cuanto salió de los Pinos (llevándose hasta los floreros) se convirtió en un apestado, todos hablaron mal de él y de su mujer pero sin pruebas suficientes para enjuiciarlo por enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, y otros tantos guardaditos. El pelele prometió protegerlo y es la única promesa que ha cumplido, hasta ahora la justicia no lo ha alcanzado a pesar de las terribles declaraciones que se ha dedicado a escupir, las fotos de su mega rancho y de los contratos que favorecen la economía de sus hijastros.
Este fin de semana el capo mayor, Manlio Fabio y uno que otro priísta se dijeron sumamente indignados por el último chiste del botudo. Exigieron al Sr. Fox que diga quién manejó al país mientras él se dedicaba a pasear y hacer campaña a favor de los azules y su dominatriz. Ahora resulta que ellos sí creían que el país iba por buen camino y que sólo era necesario el cambio de jinete. ¡¡Ah, que bola de hipocritas!! Al rato se van a quejar del títere a quien ellos mismos ayudaron a usurpar la silla presidencial y exigirle cuentas. Bueno, pero será hasta el 2012 porque hoy le deben honores al chaparro por ser la cabeza de una respetable institución. Si es así, pues, ¡al diablo con sus instituciones!
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