En reciente columna, Federico Berrueto escribió:
“El fallo del Tribunal Electoral será disyuntiva para la izquierda: seguir en la confrontación o transitar a la política institucional. No hay tiempo: el PAN ha dado los primeros pasos para avanzar en su agenda y en el PRI hay necesidad de acuerdos profundos e inmediatos. Llegar tarde a la mesa de la negociación tiene consecuencias irreversibles.”.
La del párrafo, es una falacia reiterada por cuanto periodista objetivo vive en México. El propósito, más que realmente “advertir” a la izquierda del “peligro” que corre al entregarse a la “confrontación”, a la calle, es establecer la línea hacia donde se dirige el posible gobierno priista: “la necesidad de acuerdos profundos e inmediatos”; ¿más específico?: “reforma estructural”, acuerdo sobre la exploración de las aguas profundas de Pemex para “modernizar” el país.
Y la premisa es falsa porque:
1. El PRI no necesita de la izquierda para su profunda e inmediata necesidad, allí tiene al PAN y, si hace falta, al Partido Verde poco ecologista, y por si fuera poco, al PANAL.
2. La izquierda, si verdadera, debiera oponerse sistemática y homogéneamente a dicha profunda necesitad del PRI; así que ¿para qué advertirla de consecuencias irreversibles?
3. En resumidas cuentas, en el pasado el PAN ha actuado coludido con el PRI; ahora el proceso será inverso sin alterar el producto, el PRI actuará coludido con el PAN. Por ello la sabiduría popular ha percibido y establecido bien la naturaleza del ente PRIAN y, aún más, del verde prianalismo que se cierne sobre el país.
4. En cuanto a la conducción de un país, no todas las consecuencias irreversibles.
Así que no hay ni dilema ni disyuntiva. ¿Para qué tanto eufemismo señores periodistas objetivos?
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