El ridículo de Manuel Velasco
Amaneció la Ciudad de México el 13 de diciembre con parabuses, vallas y camiones con una foto enorme, de un joven adicto al photoshop y alguna frase insulsa. “¿Quién es ese Titino?”, me preguntó un taxista. “Es Manuel Vealsco, el gobernador de la entidad más pobre del país gastando el dinero del presupuesto para lucirse”, le respondí. “Es un insulto”, comentó.
Como este comentario, miles de capitalinos se indignaron por lo obvio: ¿qué hace un gobernador de Chiapas promoviéndose en el Distrito Federal? La coartada era la portada de la revista Cambio, propiedad de la familia Maccise, dueños de Radio Capital y socios del periódico español El País. Ellos inauguran la nueva era de la mercadotecnia política del ridículo, en consonancia con las planas enteras de periódicos, gacetillas y videos promocionales en Youtube, Facebook y otras redes sociales.
Los Maccise son un grupo mediático que obtuvo grandes réditos durante el gobierno de Arturo Montiel, el tío de Peña Nieto, que inauguró el dispendio multimillonario para promover su figura de cazador de ratas que terminó siendo cazado. No es descabellado pensar que Montiel quiere hacer el negocio que aprendió de sus verdugos de Televisa, bajo la pantalla de Grupo Capital.
Si los estrategas de Velasco, un político wanabe, de dinastía priista y militancia en el Partido Verde –la franquicia familiar rentada a la telebancada-, pensaron que en plena época navideña el joven mandatario de Chiapas iba a deslumbrar con su ego y su sonrisa postiza, les salió el tiro por la culata.
En mercadotecnia política, el original es una comedia y la imitación una farsa. El obvio interés de replicar el advertainment de Enrique Peña Nieto –aquel oscuro burócrata del Estado de México que llegó a ser el político más conocido gracias a los infomerciales y a la producción perfectamente calculada y multimillonaria de TV Promo-Televisa- es tan grotesco que le ha resultado contraproducente al aliado más joven de la dinastía Atlacomulco en el poder.
El comunicado reciente del subcomandante Marcos, quien rompe su silencio en vísperas de las dos décadas del alzamiento zapatista en los altos de Chiapas, resume muy bien la sensación de asco generalizado que provoca la soberbia de Velasco:
“Ha declarado solemnemente que su administración ‘se ha apretado el cinturón’ con un programa de austeridad; y como muestra de su decisión se ha gastado más de 10 millones de dólares en una campaña publicitaria masiva y costosa.
“Y si el gran ladrón Juan Sabines Guerrero pagó millonadas a los medios para simular gobierno donde sólo hubo despojo, el actual junior de la política local paga más porque ha aprendido, del actual titular del Ejecutivo federal” que “se puede pasar de una averiguación judicial a una lista de candidatos presidenciales para 2018 con sólo algunas decenas de millones de dólares, un buen photoshop y una telenovela rosa”.
Dice el subcomandante Marcos que son 10 millones de dólares lo invertido en esta promoción del primer informe de gobierno. Oficialmente, se habla de 119 millones de pesos. La experiencia con Peña Nieto indica que estos adictos al infomercial encubierto sólo reportan una mínima cantidad de los millones que destinan a los vividores del periodismo rosa y del branding telegénico a costa del erario, gracias a la doble contabilidad y a la “adquisición” de paquetes millonarios para promoverse en concursos, telenovelas, programas de espectáculos, realitys y cuanta basura televisiva produzcan Televisa y TV Azteca.
Por cierto, TV Azteca lleva desde la época de Juan Sabines la delantera en Chiapas con la extorsión a cuenta de pagos en especie en pantalla. En esta entidad –la más pobre del país-, las empresas de Ricardo Benjamín Salinas Pliego hicieron un negocio redondo con las “ciudades sustentables” del ex mandatario, los supuestos proyectos ecológicos y de seguridad y cuanta ocurrencia aspiracional tuvo el exmandatario. Los brokers publicitario fueron MAZTV y Jeshom, simuladores contables que repiten el modelo de TV Promo, Radar Servicios Especializados y otra red de intermediarios para maquillar el gasto que todos ven.
Velasco pretende superar a su antecesor. Sabines deseaba un manto de protección mediático para su corrupción. Endeudó a la entidad. Persiguió a los críticos y a sus antecesores. Intimidó a la prensa. Desplegó las peores mañas de un cacique sureño.
El nuevo Niño Verde de Chiapas hace lo mismo con la demagogia más cínica: apoya a Patishtan en busca de rédito mediático, promete combatir la pobreza y destina el triple de lo que presume invertir en vacunas y en rehabilitación de escuelas, y su ejército de juniors están pendientes de cuantas veces la señorita Anahí, otro invento de Grupo Televisa, lanza en Twitter algún halago palaciego. Como en una buena telenovela, en Chiapas el rumor es que la mamá de Velasco –una especie de Catalina Creel del Soconusco- es la verdadera mandamás.
El ridículo de Velasco tendrá un costo, no sólo para el erario chiapaneco sino para el adelantado precandidato que quiso sorprender a todos. Y lo logró. Por grotesco, cínico y bisoño.
El problema es que los priistas seguirán alimentando estos engendros de la politiquería porque les conviene. Realmente creen, como Emilio El Tigre Azcárraga, que la política es un asunto “para los jodidos”.
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