#PosMeSalto: la danza como metáfora de la indignación (FOTOGALERÍA) #LibreComoElViento
Fotos: Pablo Tonatiuh Álvarez
(24 de diciembre, 2013).- Las semanas pasadas se han presentado en la Ciudad de México diversas protestas ante el incremento a la tarifa del Metro. La indignación social se ha aglutinado bajo la campaña #PosMeSalto. El día de ayer, se vio en las redes sociales una versión muy particular de la campaña, pues artistas decidieron utilizar la danza para expresar su indignación ante el incremento en el costo del transporte colectivo.
Indignación que en principio es pensamiento. Movimientos que en principio son cuerpo.
En el ensayo “La danza como metáfora del pensamiento”, el filósofo francés Alain Badiou describe la danza como la imagen de un pensamiento sustraído de todo espíritu de pesantez, dígase de todas esas fuerzas reactivas que conjugadas con el nihilismo arrastran al hombre hacia la inmovilidad.
Ante las políticas públicas de normalización y control social que se han gestado en la capital, un acontecimiento como éste, donde los artistas asumen la humanización y politización del arte, es fundamental para desnudar todo lo que se nos presenta como legítimo, justo, democrático y necesario cuando en realidad es todo lo contrario.
Ante la imposición burda de la inmovilidad gubernamental, el cuerpo desobedece al impulso de la aceptación a través de la danza.
Que sirvan estas fotos y enunciados certeros del filósofo francés como una posible ruta de indignación que es posible utilizar para caminar dentro del peligroso mapa movedizo que se ha convertido la gran ciudad:
“La danza es olvido, porque es un cuerpo que olvida sus grilletes, su peso”.
“La danza libera al cuerpo de todo mimetismo social, de toda gravedad y conformidad”.
“La danza es la fuerza motriz: cada gesto y cada línea de la danza debe presentarse, no como una consecuencia, sino como la misma fuente de movilidad”.
“La danza es simple afirmación, porque hace del cuerpo negativo –el cuerpo vergonzoso– uno radiantemente ausente”.
“Verticalidad y atracción entran en el cuerpo danzante y le permiten manifestar una posibilidad paradójica: que la tierra y el aire puedan intercambiar sus posiciones, de modo que una pase a ser la otra”.
“La danza como la metáfora del pensamiento es una intensificación, pues el pensamiento es un principio cuyo modo de realización es externo”.
“La danza es una movilidad que se sujeta firmemente a sí misma, una movilidad que no se inscribe en una determinación externa, sino que se mueve sin despegarse de su propio centro. Esta movilidad no está impuesta, se despliega como si fuera una expansión de su centro”.
“El movimiento no es ni un desplazamiento ni una transformación, sino un curso que atraviesa y sostiene la unicidad eterna de una afirmación”.
“Por consiguiente, la danza designa la capacidad del impulso corporal no tanto de proyectarse en un espacio fuera de sí, sino de quedar atrapado en una atracción afirmativa que lo contenga”.
“La danza es la manifestación corporal de la desobediencia a un impulso”.
“Es necesario probar, una y otra vez, que el cuerpo de hoy es capaz de mostrarse como un pensamiento-cuerpo”.
“La danza como ligereza, esa capacidad de un cuerpo para manifestarse como un cuerpo liberado, o como un cuerpo que no se constriñe a sí mismo. En otras palabras, como un cuerpo en estado de desobediencia con respecto a sus propios impulsos”.
“La danza es una metáfora del pensamiento precisamente en la medida en que indica, por medio del cuerpo, que el pensamiento, en la forma de su aparición como acontecimiento, se sustrae de cualquier preexistencia de conocimiento”.
“Si la danza va a proporcionar una figura para el pensamiento nativo, sólo puede hacerlo conforme a una dirección universal. Más bien, la danza es lo que expone la desnudez de los conceptos”.
“Decir que el cuerpo es capaz de arte no significa hacer un “arte del cuerpo”. La danza apunta hacia esta capacidad artística del cuerpo sin por ello definir un arte singular. Decir que el cuerpo, como cuerpo, es capaz de arte, es exhibirlo como un pensamiento-cuerpo. No como un pensamiento atrapado en un cuerpo, sino como un cuerpo que piensa”.
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