El tema de las candidaturas ciudadanas es siempre espinoso. Los personajes se confunden y resulta que muchos de ellos ahora son Obradoristas recios, duros, los que siempre han estado con Andrés Manuel. Tal vez sea así, pero tal vez no.
Bajo esos supuestos es muy probable que se lleguen a colar uno que otro desesperado por el jugoso hueso que representa echar la hueva como diputado o plurinominal. Bien por ellos, todos tenemos las garantías, según, de ser votados.
Hay dos cosas a observar. Una de ellas es la evidente influencia que tiene Andrés Manuel muy a pesar de sus detractores quienes prefieren crear foros sobre economía y demás patrañas o viajan a Suiza sólo para ser el hazmerreir de expresidentes y la comunidad internacional, (por cierto, al parecer los panistas y usurpadores ahora si gustan de los foros cuando antes de la privatización de Pemex a regañadientes montaron uno que sólo les hizo quedar muy mal). Nuevamente Andrés Manuel marca la agenda nacional. El otro aspecto es precisamente esa operación política que puede tener tintes maquiavélicos. Traidores como Navarrete y otros chuchos se atreven a buscarle la cara a Andrés Manuel, mendigando posiciones que por si solos son incapaces de lograr. Tal desvergüenza de los chuchos debe entenderse como mera sobrevivencia política ante los desaires que el espurio ha propinado una vez consumada la privatización.
Tales desaires tienen su razón de ser. Los panistas nunca se codearán con gente como Ruth Zavaleta ni otros chuchos de similar calada moral, lo que hacen es inflarlos, prometerles, usarlos para sus propósitos y luego pagarles con una nota, una foto y ya. Ruth aprendió eso del modo más feo cuando, hasta hoy, hay sido soberanamente ignorada por sus antiguos aduladores panistas que ensalzaban sus cualidades "democráticas". La pobre debe estar desolada. Algo similar sucede con los chuchos que hoy buscan el cobijo el Andrés Manuel. No será el PAN quien se disparé en el pie para poner en las plurinominales a los chuchos, ni el PRI, tendría que ser, claro, por el mismo PRD, el mismo PRD que no jala más que con sus penas por los callejones del descrédito y la tranza.
Me pregunto, no sin sorna, ¿que tan duras fueron las palabras de Jesús Ortega y de Carlos Navarrete que ahora se están tragando?, ¿serán tan duras como las galletas rancias de Marcelo?
Los ciudadanos.
Es cierto que muchos nacen con cierta habilidad para la política, otros se van formando de la nada, improvisando, besando las partes correctas en los momentos adecuados. Otros tantos surgen bajo el apoyo popular. Estos casi siempre son los exitosos. Sin embargo la RCP hoy tiene un paradigma que debe resolver con suma cautela. ¿En que momento separar a los candidatos emanados de la ciudadanía de un movimiento que se ha vuelto fuerte precisamente por no estar sujeto a un emblema o partido?
¿Quién es el bravo para resolver esto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario