viernes, 30 de enero de 2009

KATIA D'ARTIGUES Y BUEN CHISME SI SI!!!!

Una grabación que un periódico jura que tiene… pero que no compartirá ni dará a conocer. Una firme negación por lo publicado aquí de parte de Presidencia, pero sin mayor referencia. Y datos interesantes de parte de la Secretaría de Gobernación…

Ese es el resultado, en resumen ejecutivo, de la columna publicada el miércoles.

Vamos por partes.

Norberto Tapia, director general de Relaciones Interinstitucionales de la Presidencia de la República, me habló para decir que no era cierto lo publicado por Por Esto!, pero que no se iban a tomar la molestia de desmentirlo. Quería contármelo a mí (y yo se lo cuento a usted… que para eso me llamaron).

Busqué a Mario Renato Menéndez, director de Por Esto!. Si tienen la grabación y en ésta hay partes que no están en la versión oficial difundida por la SCT, pues quería escucharla. No me tomó la llamada (todo el día anduvo ocupado), pero sí su hijo, Miguel Menéndez. Me dijo que habían tomado la determinación de no dar a conocer la grabación.

—Ya lo denunciamos. Cada quien sabrá qué creer —me dijo el subdirector del periódico, que no acepta a Felipe Calderón como presidente como postura editorial.

Afirmó que no le extrañaba la reacción del gobierno: sería un escándalo, dice, confirmar que Mouriño era el piloto por todas las consecuencias que traería. Y que ven en esto un intento de ocultar información; ellos, que también ocultan la suya.

Asegura que se mantienen bajo su dicho: tienen la grabación, la escucharon. Reiteran que consultaron “fuentes militares”, que afirman que Mouriño era el piloto y que no era la primera vez que lo hacía.

—Tenemos seguridad en nuestra fuente —dijo.

Aunque amigos muy cercanos a Mouriño desmienten que le gustara pilotear.

Lo cierto es que hay una tercera voz en la cabina. ¿Quién es? Y, ¿piloteó el avión o fue broma eso de “Ora si ya vine a manejar”?

Homero Niño de Rivera, vocero de Gobernación, me dice que en Bucareli están seguros de que esa “voz masculina” es —fue— la de Miguel Monterrubio, director de Comunicación Social, quien también falleció ese día.

Me explica: a Monterrubio le gustaba ir a la cabina. Lo hacía en todos o casi todos los vuelos cuando iban llegando a la ciudad de México. Que incluso le gustaba ver la pista de aterrizaje en la cabina.

Monterrubio no se sentaba en el lugar del piloto o del copiloto, sino que se ponía en cuclillas entre ambos.

Ayer le pregunté al capitán Leonardo Sánchez, vocero de ASPA (Asociación de Pilotos Aviadores), quien de plano me dijo que esto era imposible:

—(En la cabina del Learjet ) no hay espacio para que vaya un pasajero de pie en la cabina ni hincado, ni en cuclillas… No cabe ni un niño.

Ojo, pero me dice que sí podría ser que alguien estuviera de pie…

Y a esto sume que otra fuente del gobierno federal, amigo tanto de Mouriño como de Monterrubio, me asegura que Miguel ¡le tenía pánico a los aviones! Que le hacían burla por ello, porque pertenecía al servicio exterior.

¿Será que acercarse a cabina era una suerte de terapia? Porque sólo así se explicaría que su voz —en el canal CAM— también se grabara en el contenido de la caja negra y que preguntara cosas que serían evidentes para los pilotos con años de horas de vuelo.

Hay un dato más en la transcripción (que reproduzco tal cual) de la grabación dada a conocer por la Nacional Transportation Safety Board, que consulté completa y que permitiría pensar que fue Monterrubio, me dice Niño de Rivera. Es por un grito que se escucha poco después de la oleada de la turbulencia y que quedó grabado en CAM; lo pongo en negritas y sobre lo que nadie ha comentado:

HOT1: Orale la turbulencia de este

HOT2: Ay guey

CAM: Sonido similar a a tr, tr, tr

CAM: Sonido similar a la alarma de desconexion del piloto automatico, normal, cuando es desconectado por alguno de los pilotos.

HOT1: Ay cabron

CAM: Que paso Mo... ti..?

HOT2: Ay cabron (expresion que refleja mucho esfuerzo)…

Y “Monti” (aunque la transcripción dice Mo… ti) era como todo el mundo llamaba a Miguel Monterrubio en Gobernación.

Esa voz, suponen, sí fue la de Juan Camilo Mouriño.

Sospechosismo por doquier. ¿Será que la única manera de creer sería escuchando la tragedia en directo?



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