El lunes por la noche la coalición Movimiento Progresista (PRD-PT-MC) presentó más evidencias, como parte de la impugnación presidencial, de que no sólo de que Enrique Peña Nieto rebasó los topes de campaña en la elección presidencial, sino de que el IFE se hizo de la vista gorda.
Las pruebas presentadas por los partidos de izquierda incluyen documentación de cómo el PRI prometió aportar 430 millones de pesos para la campaña de Peña Nieto, pero sólo reportó 11 millones, mientras que el IFE no dijo nada.
La segunda prueba es aún más grave: al principio de la campaña electoral, el PRI reportó ante el IFE haber contratado sólo 263 anuncios espectaculares. Pero el 24 de abril pasado, a menos de un mes de la elección, el diario Reforma reportó 3 mil 625 espectaculares de Enrique Peña Nieto tan sólo en tres ciudades: DF, Guadalajara y Monterrey.
Es decir, el PRI le mintió al IFE, ya que tenía casi 14 veces más espectaculares de los que le reportó.
¿Y qué hizo el IFE? Nada. Hacerse de la vista gorda y alegar que hasta 2013 entregaría el reporte de los gastos de campaña de Peña Nieto.
¿Cómo pretende Leonardo Valdés Zurita que confiemos en el IFE si le ha valido sorbete la ilegalidad del PRI en las elecciones?
Nadamás con esa evidencia el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación debería invalidar la elección, y el congreso debería empezar a tramitar el despido de Valdés Zurita por incompetente, si no es que por cómplice por omisión de las irregularidades del PRI.
Ahora quiero ver que el PRI vuelva a decir que la elección fue limpia y que le reportaron todos sus gastos al IFE. Evidentemente mintieron.
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