jueves, 16 de agosto de 2012

TRASCENDIÓ


Que no solo el PRI trae preocupaciones por asuntos de monederos electrónicos.

Resulta que Gabriel Gómez del Campo, diputado local electo en el DF, enfrenta una denuncia ante la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales por haber repartido una tarjetas que nombró: Programa de Apoyo Familiar, con logotipo del PAN y hasta foto de Josefina.

Resulta que, según la denuncia, al orgullo del nepotismo de la flamante senadora electa Mariana Gómez del Campo se le olvidó depositar dinero a las tarjetas, o sea, algo así como Monex, pero sin lana.

:Que en el equipo jurídico de Enrique Peña Nieto dicen que andan tranquilos y esperan sin sobresaltos el desenlace de los resolutivos del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

En el grupo que encabeza Jesús Murillo Karam aseguran que no esperan un fallo en contra en la calificación de la elección presidencial, pero reconocen que hasta ahora el embate más preocupante no ha sido precisamente el jurídico, sino el mediático.

:Que Miguel Ángel Mancera quiere mantener el carácter de “gobernante ciudadano” y no se meterá en conflictos partidarios.

El jefe de Gobierno electo del Distrito Federal ratificó durante el encuentro de mandatarios y legisladores electos del PRD en Acapulco que él sí respeta las instituciones y la vida interna de los partidos; sus decisiones, dijo, estarán encaminadas a cumplirle a los tres millones de capitalinos que votaron por él.

:Que a pesar del reconocimiento que ha conseguido el cura Alejandro Solalinde, hay varios obispos que consideran “mero protagonismo” sus denuncias contra el tráfico de personas.

Por eso impulsan dentro de la Conferencia del Episcopado Mexicano su salida de la pastoral de movilidad humana en Oaxaca como “un asunto urgente”.

:Que hoy Mauricio Farah Gebara mostrará siete años de trabajo sobre el paso por México de los migrantes centroamericanos rumbo a Estados Unidos.

El ex visitador de la CNDH presentará en la Comisión de los Derechos Humanos de la Ciudad de México su libro Cuando la vida está en otra parte, en el que demuestra el retroceso de las políticas públicas de atención a los migrantes hasta dejarlos vulnerables e indefensos ante la delincuencia.

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