martes, 7 de agosto de 2012

TRASCENDIÓ



:Que sin tanto desplegado ni alharaca, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y el PRD ya hablaron acerca de las agresiones contra el grupo Soriana.

Esto, debido a que Jesús Zambrano es amigo personal del presidente del CCE, Gerardo Gutiérrez Candiani, a quien le preguntó por qué los grupos empresariales cerraron filas para defender a Soriana.

En plan de cuates, Zambrano y Gutiérrez han mantenido un tono terso sobre el tema, pero habrá que ver si esto se mantiene el miércoles, cuando el dirigente perredista acuda de manera formal a un encuentro con los demás integrantes del CCE.

:Que Alejandro Sánchez Camacho es la carta fuerte de los bejaranos para coordinar la bancada perredista en San Lázaro, mientras que los gallos de la corriente liderada por Los Chuchos son Julio César Moreno y Miguel Alonso Raya.

Tras la fuerza que tomó Izquierda Democrática Nacional (IDN) en la pasada elección y su alianza con Alternativa Democrática Nacional, juntos controlarán 70 por ciento de los diputados perredistas, mientras que Los Chuchos solo tendrán 30 por ciento, por lo que casi es seguro que la decisión la impongan los bejaranistas.

Incluso, aunque IDN es mayoría en la ALDF, estarían considerando dejarle el control al próximo jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera. Para el Senado estarían pensando en Alejandro Encinas o Armando Ríos Piter.

:Que quien de plano ya se descartó para ser coordinador, pero de los diputados del PRI, es Jesús Murillo Karam. Dice que tiene mucho trabajo pendiente y por eso le deja el campo libre a Manlio Fabio Beltrones.

El sonorense, aseguran, ya tiene lista su agenda de temas legislativos con los que quiere arrancar; en primerísimo lugar, la reforma hacendaria.

:Que en la Suprema Corte de Justicia causó indignación la actitud del ministro Jorge Pardo, quien exhibió a su homóloga Olga Sánchez, al hacer unas “aclaraciones” sobre el caso que la ministra estaba presentando, y que ni ella misma sabía que existían.

La forma de proceder de Pardo no solo enojó a Olga Sánchez, sino a otros de sus compañeros, quienes mencionaron que lo más prudente que podía hacer un “caballero” era pasar una tarjeta a la ministra para ponerla al tanto del asunto del que estaba tratando.

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