martes, 27 de agosto de 2013

Trascendió Nacional

:Que a quien los priistas no se la piensan perdonar tan fácil es al senador panista Ernesto Cordero.
La indignación entre la mayoría de los legisladores tricolores es mayúscula, pues el miércoles, el día que los maestros sitiaron San Lázaro y el edificio de la Cámara alta, “Cordero se estaba emborrachando en el restaurante Cuchilleros, de la colonia Cuauhtémoc, a la vuelta del Senado”.
Y el problema no es que Cordero beba y coma lo que quiera, dicen los priistas, sino que es el presidente del Senado y, en vez de apoyar en la instalación del Congreso en una sede alterna (como acabaría siendo el Centro Banamex), repetía: si quieren instalar una mesa, vengan a la mía en Cuchilleros.
:Que al que también le están echando montón por ser presuntamente “fiestero”, pero a él sus compañeros de partido, es al vicecoordinador de Comunicación del PAN en la Cámara de Diputados, Max Cortázar.
Al menos de eso se quejaron algunos legisladores del PAN, quienes acusan a Max de no asistir “a ninguna reunión de la plenaria” en Puebla, el fin de semana, por “andar en otras cosas”.
Los antimaxistas ya se lo contaron al coordinador de la bancada, Luis Alberto Villarreal. Piden, desde luego, que Cortázar deje el cargo y que, de paso, se retire también el coordinador de Comunicación, Rodrigo Fernández.
:Que ante la beligerancia de la CNTE, en la Presidencia aseguran que “se ha decidido no caer en provocaciones” y por ello cambiaron de sede algunos actos.
Hoy, por ejemplo, los gobernadores y el gabinete de seguridad, encabezados por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, realizarán en la residencia oficial de Los Pinos la reunión del Consejo de Seguridad, que usualmente se efectúa en Palacio Nacional.
:Que hay un nuevo enemigo para la Cruzada Nacional contra el Hambre en el Distrito Federal:Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre.
Resulta que la Sedesol ya había logrado que en breve la cruzada comenzara a operar en Tlalpan, Gustavo A. Madero, Iztapalapa y Álvaro Obregón, pero el líder del PRI en la capital promovió la toma violenta, con la ex delegada Leticia Robles a la cabeza, de las instalaciones de Álvaro Obregón, y todo se fue al traste.

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