martes, 1 de octubre de 2013

#Puntossobrelasíes

Izquierda Starbucks

Las desigualdades subsisten. Los monopolios político, económico, sindical y mediático preservan el status quo
 
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A lo largo de 45 años, las izquierdas en México han hecho  del 2 de octubre un símbolo nacional contra la censura, la represión y la violación a los Derechos Humanos.
Ninguna duda existe que aquella tarde de 1968, en la plaza de las Tres Culturas el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz silenció violentamente lo que consideraba un movimiento de insurgencia comunista.
Si fueron 10, 100 o mil los muertos, es igual de lamentable. Las imágenes dejaron en claro que una bengala fue la señal que alguien lanzó, como aviso para aplastar con sangre aquella marcha estudiantil.
Y los universitarios que entonces tenían entre 15 y 25 años, la generación que hoy se ubica entre los 60 y los 70 años, crecieron con el trauma de “Dos de octubre no se olvida”.
Los más vivieron estos nueve lustros culpando al gobierno –fuera priista o panista– de manipular a su antojo los destinos de la nación. De no crear las suficientes oportunidades para todos.
Los menos, incluso algunos de los dirigentes más visibles, fueron convocados por los posteriores gobiernos de Echeverría, López Portillo, De la Madrid y Salinas “para cambiar las cosas desde dentro”. Poco cambió.
Las desigualdades subsisten. Los monopolios político, económico, sindical y mediático preservan el status quo. 
Con la excepción de los 12 malogrados años del panismo, el PRI y el sistema que lo privilegió a lo largo de 70 años, todavía dictan el qué hacer y el qué no hacer nacional.
El grupo mexicano de los 40 hombres de negocios ni crece, ni se renueva. Hoy, cuatro y media décadas después, deberían ser 400 o 4 mil. Los privilegios se concentran y se heredan.
Con el declive de la CTM tras la muerte de Fidel Velázquez, el sindicalismo de entonces palidece frente al poderío y los dineros acumulados por Elba Esther Gordillo o por Carlos Romero Deschamps.
Y si en el 68 bastaba una llamada de Bucareli para manipular a los medios dominantes, hoy el único cambio es que la llamada viene de la SCT, de la Comisión Federal de Competencia o de la Secretaría de Hacienda. El resultado es el mismo. 
Hay que reconocer, sin embargo, la existencia de cambios. Como el de algunos dirigentes de izquierda que antes se identificaban por su camiseta del Che Guevara y ahora se les confunde en el salón de plenos del Congreso o del Senado, vistiendo elegantes trajes Boss y coloridas corbatas Hermes.
Son los nuevos líderes de una izquierda que sostiene la pancarta de protesta en una mano…. y el Starbucks deslactosado light, con una de Splenda, en la otra.

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