¿Quiénes son los encapuchados que incendian policías? ¿Quién los patrocina?
Todos en la prensa mexicana coinciden: fueron los encapuchados los violentos. Pero, ¿de parte de quién se lanzan a una violencia tan absurda? En esto ya no hay coincidencias. Algunos los identifican con el gobierno, otros con la izquierda. Veamos.
Francisco Garfias, de Excélsior:
“Las escenas las vimos todos. Está documentado. La violencia en Avenida Reforma no fue cosa de los maestros de la Coordinadora ni de los estudiantes ni el SME ni de los macheteros de Atenco. Son los autodenominados ‘anarcos’ que ayer se montaron en una conmemoración que no es suya para hacer su desmadrito.
“Bombas molotov, picos, palos, piedras, barrotes, buscapiés, botellas, sopletes. Cualquier cosa se convertía en proyectil para lanzarlo contra los elementos de la fuerza pública que les impedían avanzar hacia el Zócalo.
“No fueron a la marcha a conmemorar, protestar o abogar por una causa. Ni siquiera a criticar al gobierno o al sistema. Su lenguaje es el vandalismo, la provocación, la agresión. El objetivo es provocar el mayor daño posible a los granaderos que los contenían. Romper todo lo que puedan. Violencia inútil, violencia ciega, violencia injustificable que sólo busca desestabilizar.
Ni siquiera dan la cara. Van encapuchados”.
Rayuela, de La Jornada:
“¿A qué intereses sirven los encapuchados revienta-marchas sociales?”
Caminante, de La Razón:
“Lo hicieron con toda premeditación, con toda ventaja. Agredieron a los policías de nuestra ciudad. Lo menos que podemos exigir es castigo para los vándalos y condena social a quienes los promueven, los financian y los solapan”.
Templo Mayor, Reforma:
“La imagen se está volviendo peligrosamente cotidiana: bandas de jóvenes, embozados y armados con tubos, piedras y cadenas, agreden a policías que tienen la orden de aguantar.
“Aguantar, aguantar y aguantar los embates de vándalos que ondean la bandera del anarquismo pero que, en realidad, tienen como única filosofía la destrucción y como medio de expresión, la violencia.
“Amparados en que de parte de las autoridades ‘no habrá represión’, estos sujetos actúan como si tuvieran el derecho a destruir propiedad privada, a golpear a servidores públicos, a humillarlos, a lastimarlos... y si no han matado a nadie es de puro milagro.
“La pregunta que se hacen los capitalinos es: ¿hasta cuándo?
“Tal vez sea tiempo de echar mano de otra estrategia para enfrentarlos.
“Por ejemplo, ahí están las 8 mil cámaras del sistema de videovigilancia del DF que sirvieron para identificar a los policías que hace unos días secuestraron a un colombiano.
“¿A poco no se puede rastrear, ubicar y ponerles un alto, con todas las de la ley, a quienes promueven la violencia? Es pregunta sin tolete”.
Héctor Palacio, de SDPnoticias:
“Ya son como una sombra amenazante cada vez que diversas fracciones de la sociedad se manifiestan en marchas con variados intereses. Ya sea contra Peña Nieto, contra las “reformas” educativas o petrolera o, como ayer, en la conmemoración del 2 de octubre.
“Un grupo de individuos encapuchados, enmascarados, empaliacatados (algunas fuentes calcularon cerca de 200 ayer), armados con cuanto pueden, palos, fierros, piedras y bombas molotov (alguna foto mostró a uno con un machete), se infiltran, se unen a los contingentes que legítimamente se expresan de manera pacífica,
“¿Es legítimo el anarquismo? En términos históricos, como una filosofía política contra el poder, sí lo es (bello ideal, mas imposible). ¿Es legítima la práctica ‘anarquista’ de quienes así se hacen llamar en las diversas manifestaciones de la ciudad de México desde diciembre pasado? No. ¿Por qué? Simplemente porque no son ‘sus’ marchas, organizadas o convocadas por ellos.
Si los ‘anarquistas’ mexicanos de 2012-2013 desean expresarse con toda legitimidad y carga política, deben hacerlo autónomamente, sin pegarse como parásitos a entidades con otras características de expresión básicamente pacífica y que no buscan, como el anarquista tradicional, la abolición del estado, el gobierno y el poder, sino su modificación.
“Como parásitos que han sido, estos supuestos anarquistas dan pie, sobre todo por su imagen oculta y su comportamiento violento, a que se especule sobre su naturaleza, si realmente son lo que dicen ser o si todos ellos lo son. Enmascarado, cualquier infiltrado ya sea del propio gobierno o no, puede hacer de las suyas y provocar o propiciar con ello una generalización de la violencia”.
Carlos Loret, El Universal:
“El 68… al revés
“En el 2 de octubre de 2013, México no quiere que se repita una masacre como la de 1968. Los grupúsculos radicales de la marcha conmemorativa lucen desesperados por conseguir que sí.
“En el 2 de octubre de 2013 las bombas molotov están del lado de los jóvenes. La prudencia, del lado de los gobiernos.
“En el 2 de octubre de 2013 los heridos están del lado de la policía. Los agresores son los que ocupan un pedazo de la calle.
“En el 2 de octubre de 2013 los violentos son los manifestantes (un mínimo de ellos, pero manifestantes al fin). Los representantes del Estado, los que resisten.
“Recientemente, jóvenes autodenominados anarquistas, encapuchados, se adhieren a movilizaciones de cualquier causa. Están junto a maestros, electricistas, #yosoy132, simpatizantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de Andrés Manuel López Obrador.
“A estos contingentes violentos de jóvenes autoproclamados anarquistas (que ayer en la marcha conmemorativa del 2 de octubre incluso prendieron fuego a un oficial) se han sumado grupos de miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que apenas antier mandaron al estado de coma a un policía motorizado de la Ciudad de México, tras despojarlo de su arma de cargo”.
“Lo paradójico es que mucho de esto, se hace en nombre de la ‘no represión’ de 1968, en nombre de la ‘no violencia’. Nada más falso. Nada más manipulador. En realidad, es el 68 pero al revés, una especie de contra-68”.
Julio Hernández, de La Jornada:
“Violencia desbordada al inicio del mes de las reformas. Una especie de advertencia sin capucha ante las otras protestas por venir. Mezcla de proporciones imprecisas: infiltrados y provocadores forzando la confrontación con los cuerpos de seguridad pública, jóvenes genuinamente hartos y desesperados que se suman a la violencia de desahogo, manifestantes pacíficos y experimentados que quedan en medio de la trifulca, una marcha histórica y simbólica que es desviada de su propósito original tanto por el secuestro del Zócalo capitalino (y la sordera del sistema ante la creciente protesta) como por el nuevo grado de confrontación pública aparecido ayer.
“Los choques en el centro capitalino dan inmediato parque a favor de la mano dura en el conjunto mayoritario de medios de comunicación proclives al dictado oficial. El ambiente ha sido envenenado contra la disidencia y la movilización, y los sucesos de este 2 de octubre son inmediatamente convertidos en una presunta confirmación extrema de que las autoridades deben ya aplicar toda su capacidad represiva en el control de estos procesos aparentemente espontáneos.
“La exacerbación de ánimos llega a un punto culminante justamente en el tramo de calendario que corresponderá a la aprobación pactada de las reformas peñistas en materia electoral, energética y fiscal.
"Los causantes de las confrontaciones son genéricamente identificados como anarquistas y forman un ente impreciso, con características globales y sin liderazgos plenamente identificados. A juicio de muchos de los participantes en manifestaciones públicas, en esas filas de embozados y encapuchados suele encajar el sistema a sus piezas de información y manipulación”.
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