martes, 31 de marzo de 2015

Ciudad Perdida
Baches en la Ley de Movilidad
Caos y protestas finsemaneros
Miguel Ángel Velázquez
L
a prueba más clara de que la Ley de Movilidad tiene artículos discriminatorios, y con ella, por tanto, se pretende silenciar a quienes protestan en contra de los gobiernos que perjudican a las mayorías se produjo este fin de semana, cuando casi toda la ciudad fue un caos vehicular.
Pocos o ninguno fueron los espacios informativos que dedicaron algún tiempo para decir que el Zócalo estaba cerrado, que el Paseo de la Reforma también y que las calles alternas a estos dos lugares tenían prohibido el tránsito de automóviles y camiones, lo que provocó que durante la mañana la fila de automoviles en el Circuito Interior, por ejemplo, alcanzara varios kilómetros, y que la protesta fuera el ruidero de bocinas.
Pero no es lo mismo, dirán los defensores de la ley que propuso la derecha panista, perdón por el pleonasmo. En el Zócalo una película que promoverá a la ciudad de México en el plano turistico –eso nos dicen, pero parece inexplicable que alguien quiera visitar una ciudad en ruinas como se plantea al DF en la cinta–, y en el Paseo de la Reforma un concierto de rock, que busca la misma promoción, fueron las causas del caos.
Fueron horas y horas de nudos vehiculares, de manejadores desesperados, de agentes de tránsito agobiados por las mentadas de madre que se les estrellaban en plena cara, y, desde luego, de afectaciones al comercio que halló en esas dos circunstancias un motivo para volver a sus protestas y a pedir al gobierno que les retribuya algo de lo que, dicen, perdieron, pero fue leve la protesta, que además no halló eco en los medios, cuando menos no del tamaño que se hace cuando de padres agraviados o de campesinos muertos de hambre se tratan sus reclamos.
Por eso decimos que la ley resulta discriminatoria y que trata de impedir la libre manifestación de las ideas. Para la ley que impulsó la panista Laura Ballesteros, hoy enfundada en una camiseta diferente a la derecha de siempre, que por eso no deja de ser un dechado de pensamientos reaccionarios, la marcha de los agraviados por un mal gobierno no tiene o no debe tener como escenario las principales calles del DF, porque impide la circulación vehicular, pero si el agente 007 o Santana son el motivo para que la circulación se atrofie, entonces no pasa nada.
Está claro: mientras las bombas, la destrucción, en fin, la violencia, como la que propone la película del 007 en el DF, son motivos para que la gente venga a pasear a la ciudad de México, la protesta de los padres que han perdido a sus hijos, o la de quienes se oponen a la vocación privatizadora del gobierno federal, afean el entorno citadino y deben ser impedidas. Ese parece ser el mensaje de la derecha que el gobierno de Miguel Angel Mancera quiere cobijar.
Tal vez también por eso el abogado del gobierno de la ciudad, José Ramón Amieva, busque dar rienda suelta a sus simpatías por las propuestas azules y quiera impedir que se dé un revés al panismo que veía cumplidas en la Ley de Movilidad una de sus mayores ambiciones; no obstante, Amieva deberá recordar, en todo momento, que el gobierno al que él sirve sigue siendo de izquierda. Aunque no lo crea.
De pasadita
Si alguien supone que el asunto de la corrupción en la Secretraría de Obras del Distrito Federal terminó con la salida del secretario, está bastante equivocado. Hay datos que podrían llevar a mostrar que no sólo se trataba de contratos en favor de la empresa donde labora su esposa. Hay otros datos, por ejemplo en la cuestión del asfalto, que están mereciendo la atención de las autoridades, y la preocupación de las empresas y los funcionarios que han hecho que las calles de la ciudad sigan llenas de baches. Ya veremos.

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