martes, 5 de enero de 2016

COLUMNAS

#EZLN, aniversario 22; responden a la arrogancia del subcomediante

@NietzscheAristolun 04 ene 2016 20:51
  
 
Subcomandante Marcos
Subcomandante Marcos
Foto propiedad de: Internet

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Como en verdad soy de origen campesino y amestizado, y también por causa de mi proceso de formación universitaria, entiendo y comprendo el discurso fundamental del EZLN a cargo de Marcos-Galeano: La guerra contra el olvido. El olvido de la gente originaria de México, a partir de la Conquista y hasta hoy por parte de quienes han ostentado el poder y se han hecho de las riquezas nativas durante ese arco que va de la Colonia a lo que ya se conoce como el capitalismo salvaje y sus consecuencias: la irresponsable e intolerable desigualdad social.
Y no puede haber más que simpatía y apoyo a su lucha legítima para lograr el reconocimiento de su naturaleza y sus derechos. Lo que difícilmente se puede aceptar, no por carencia de entendederas sino por la detección de alguna alteración en el meandro psicológico y político de quien dirige al EZLN, es una doble tendencia: la arrogancia y el encierro, que tras su lectura se presta a la especulación y la sospecha.
En el aniversario 22 del levantamiento zapatista, Marcos leyó un pronunciamiento en el que, naturalmente, hace una apología de sus logros: lo que las comunidades zapatistas “ponen en su mesa, la ropa que las viste, la medicina que las alivia, el saber que se aprende, la vida que transcurre es suya, producto de su trabajo y de su saber. No es regalo de nadie”. Es como el político que ensalza su administración durante el informe de gobierno. Por ello se atreve a decir que las comunidades: “no sólo están mejor que hace 22 años, su nivel de vida es superior al de quienes se han vendido a los partidistas de todos los colores”. A esta grave acusación, añade ofensas, pues no le basta el autoelogio:
“...en las comunidades partidistas reinan el desamparo y la miseria, manda la holgazanería y el crimen, la vida comunitaria está rota, lastimada ya mortalmente. El venderse al mal gobierno no sólo no resolvió sus necesidades, sino que sumó más horrores. Donde antes había hambre y pobreza hoy las sigue habiendo, pero además hay desesperanza… se han convertido en grupos de limosneros que no trabajan, sólo esperan el siguiente programa gubernamental de ayuda, o sea, esperan la próxima temporada electoral. …se puede ver en las comunidades partidistas: campesinos que no saben ya trabajar la tierra, casas de material vacías porque ni el cemento ni las láminas se pueden comer, familias destruidas, comunidades que sólo se reúnen para recibir las limosnas gubernamentales.” (La Jornada, 02-01-16).
Interpretando la críptica frase, es de suponerse que con “comunidades partidistas” se refiere al resto del país “excluido” de su zapatismo. Y la realidad es que ni Marcos ni el EZLN tienen autoridad moral para recriminar y descalificar al resto de la sociedad. Y no la tienen porque, en su momento, esa sociedad dio un apoyo definitivo a la legítima rebelión. Y en cambio -con el argumento de que todos los políticos son iguales y que su movimiento sólo se iba a enfocar en sus propias demandas; nada más-, ese zapatismo nunca retribuyó, no fue generoso ni solidario ni recíproco en coyunturas clave que pudieron haber cambiado para bien el rostro del país. Y sin embargo, este movimiento no ha dejado de solicitar el apoyo social del país aunque las simpatías, naturalmente, han mermado.
En la propia nota de La Jornada, los comentaristas a la misma confrontan la arrogancia y el onanismo del embozado:
Quien firma como Francisco Torres apunta:  “EN SU INICIO EL MOVIMIENTO ZAPATISTA SIGNIFICÓ PARA MI UNA ESPERANZA MÁS ALLÁ DE LA DINÁMICA ELECTORERA, DESPUÉS DE EXPERIMENTAR LA LUCHA QUE LIBRAMOS LOS CIUDADANOS QUE NO SOMOS POLÍTICOS PROFESIONALES CON EL FRAUDE ELECTORAL DEL 88 Y ANTES EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL DEL 86 (MI PRIMERA EXPERIENCIA POLÍTICA), ASÍ COMO EL MOVIMIENTO ESPONTÁNEO Y AUTOGESTIVO POSTERIOR AL TERREMOTO DEL 85 (DONDE PARTICIPÉ COMO BRIGADISTA). SIN EMBARGO CON EL PASO DEL TIEMPO LA ESPERANZA SE CONVIRTIÓ EN DUDA Y DESCONFIANZA, POR SU REPLIEGUE TOTAL A SUS ZONAS DE INFLUENCIA… [El zapatismo], COMO CARDENAS Y LÓPEZ OBRADOR TUVO LA OPORTUNIDAD DE CONSTRUIR CON LA MAYORÍA DE LA POBLACIÓN Y OTRAS ORGANIZACIONES NO ELECTORERAS UN MOVIMIENTO PERMANENTE Y DE CARÁCTER NACIONAL PARA DISPUTAR EL PODER POLÍTICO A LOS PARTIDOS EN 1997, CUANDO LA SIMPATÍA Y APOYO DE LA POBLACIÓN SE DESBORDÓ. SIN EMBARGO, DESPUÉS DE ESA MANIFESTACIÓN DE FUERZA Y PODER LOS ZAPATISTAS SE REPLEGARON A SUS ISLAS UTÓPICAS… ALEJADOS DE LAS LUCHAS SOCIALES Y DE OTROS MOVIMIENTOS ARMADOS…”. Comentario al cual hay que añadir la decisión zapatista de tampoco participar en 2000, 2006 y 2012, siquiera de manera solidaria, con los proyectos partidistas sí, pero con amplísima base social como el cardenismo y el lopezobradorismo; ni siquiera se refrenaron de actuar como adversarios  de estas posibilidades en beneficio del PRI y el PAN.
Alberto Rocha, que se refiera a “Disneymarcos y su mundo feliz”, argumenta: “Los zapatistas tuvieron hace 20 años la posibilidad de transformar a la política nacional y se conformaron con vivir alejados del mundo en unas rancherías pérdidas. ¿Por qué? Por marginales, sectarios y soberbios. No se atreven a quitarse la máscara porque no quieren exponer sus biografías ni vidas a la vista de todos. Porque es más subirse en el pedestal de la supuesta autoridad moral que convencer a los mexicanos sobre las bondades de sus propuestas…. ¿Indiferencia? Millones de personas salimos a las calles en 1994 a exigir el cese del fuego y el inicio de negociaciones. Entonces ignorábamos que Rafael Guillén era un miserable como lo demostró en 2006. La gente fue generosa y aceptó en ese momento que era insoslayable resolver la cuestión indígena… El supuesto repliegue no es tal, sino la administración de una derrota militar y política a lo largo de dos décadas.”. En su debate con quien defiende a Marcos y firma como “La rata Salinas”, Rocha establece: “Hay más dignidad en el Pato Donald que en un liderazgo que contribuyó a la derrota electoral de la izquierda en 2006 y me refiero a Rafael Guillén Vicente.”. Y concluye: “No veo dignidad alguna en los zapatistas, sino soberbia: por refugiarse en sus rancherías sin relacionarse con otros movimientos sociales, por no mostrar sus rostros, por no aceptar que a través del sistema electoral sí se pueden hacer cambios que contribuyan a la mejorar de las condiciones de vida de la gente. La mejor muestra de soberbia se desprende de la lectura de esta nota, donde califican de vendidos a quienes no comulgan con sus ideas, a quienes se han negado a seguir el camino que ellos han marcado. Guillén y su gente no apuestan a convencer sino a catequizar. Lo suyo no es una propuesta política, sino un dogma en el que sólo se puede creer a fe ciega, sin disentir ni polemizar.”.
Creo que estos comentarios resumen el sentir de aquellos mexicanos que han participado por décadas con el afán de alcanzar una vida democrática en el país. Que han sido solidarios y generosos con el zapatismo y asimismo con el movimiento de Javier Sicilia. En ambos casos la decepción ha sido terrible y en contraria proporción al entusiasmo generado. Por eso, el encuentro entre Sicilia y el EZLN en el cruce de Eje Central y Fray Servando Teresa de Mier, el 8 de mayo de 2011, es en definitiva simbólico porque, pudiendo haber sido un toque de inicio en bien de México, significó la mezquina claudicación de ambos. Ese día, con el Zócalo desbordado en su apoyo, el poeta de Cuernavaca tiró por los suelos el último gran aliento popular que buscó manifestarse y movilizarse para cambiar al país, llamándolo al silencio, haciéndolo callar.
No sorprende que ni Sicilia ni Marcos conciten ya una simpatía mayoritaria en la nación a pesar de que sus causas de origen son legítimas. Su sectarismo, su arrogancia y su candidez o perversidad política han contribuido a que las cosas continúen como están y aun que hayan empeorado.
Yo también, como los supuestos zapatistas detrás del pasamontañas de su líder, sé manejar sin farsa la coa y el machete (incluso el hacha, la hachuela y el martillo), trabajar la tierra, el monte y los sembrados, montar caballos y ordeñar vacas (incluso agarré mil veces las patas de reses y de cerdos antes de su castración o su sacrificio; por no decir asesinato), trepar árboles y nadar a lo salvaje en ríos y lagunas, mas mi elección no es la arrogancia y el arrebujo que conducen al sectarismo y el fundamentalismo (como ateo, podría incluso desentenderme de la sociedad y de la familia): Es la construcción, también desde abajo, de la posibilidad democrática para esa entidad -sin dejar de reconocer las diversidad y las diferencias-, que he abrazado como México. Si otros eligen las armas, muy bien, aplausos, pero que sea sin farsas, no sólo con los disparos de la palabra, también con la pólvora; en ese momento cumplirán su función y serán reconocidos. Mas si insistieran en la demagogia de palo, muy bien, no hay problema, pero cuando menos que desechen la arrogancia, el orgullo fatuo y la burla inútil. Que alcancen la altura ética y estética del respeto a otras formas de lucha que no se valen de máscaras y botargas para combatir, paradójicamente, al adversario común; al menos, esto es lo que argumentan.

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