miércoles, 18 de enero de 2017

La candidatura presidencial de @FernandezNorona y su relación con @lopezobrador_

@NietzscheAristomar 17 ene 2017 22:18
 
  
 
Gerardo Fernández Noroña
Gerardo Fernández Noroña
Foto propiedad de: Internet
Si Castañeda Gutman y Ferriz de Con buscan la candidatura independiente a la presidencia de la república, ¿por qué no habría de hacerlo alguien como Fernández Noroña? No sólo como un derecho individual, también por un sentido ideológico que ofrezca determinado sistema de organización y desarrollo que para la sociedad signifique cambiar el modelo económico fallido imperante en México desde hace varias décadas.
Los dos primeros personajes señalados son de derecha, el tercero, de izquierda, y es el único político de esta corriente ideológica que aspira con seriedad a la candidatura independiente. Y aunque el EZLN ha anunciado que tendrá candidata independiente para oponerse a “La Calderona”, contrario a Fernández Noroña, que ha sido coherente y consecuente con su pensamiento y trayectoria, el grupo neo-zapatista ha desacreditado el proceso del voto y ha llamado en el pasado a no votar o hacerlo en contra del candidato de la izquierda. Así que su postura frente a las próximas elecciones está circundada de dudas; ¿se trata acaso de otro elemento para socavar a la izquierda y favorecer al sistema vigente que dice combatir, como lo ha hecho hasta ahora?
He criticado el nuevo mecanismo de candidatos independientes por dos razones básicas. 1. Porque en la mayoría de los casos no se ha tratado de políticos de verdad independientes, sólo de una formalidad legal a su servicio. 2. Porque no representan algo distinto del político que convalida al sistema vigente, no significan ruptura; es más, se sospecha que están siendo usados para preservarlo. Un ejemplo ya típico es el de Rodríguez Calderón, gobernador de Nuevo León: renunció al “cuarto para las 12” a 35 años de militancia y vivencia priista para ser “independiente”, pero una vez que ganó se plegó de inmediato a Salinas y Peña y ha incumplido sus ofrecimientos de campaña; de allí que popularmente haya pasado de su autodenominado apodo, “bronco”, a “pony”.
En el caso de Fernández Noroña pareciera que en verdad se trataría de un independiente, pues no milita desde 2008; fue directivo hasta entonces dentro del PRD al cual renunció por convicción, una vez que ese organismo fuera asaltado por la mafia de los Chuchos; asumió la lucha contra el fraude de 2006 como pocos; ha sido sólo una vez legislador, donde tuvo gran desempeño. Memorables son sus intervenciones en tribuna y las sesiones donde puso en su lugar a varios de los miembros del gabinete de Calderón Hinojosa, en particular, al cretino conocido como Lozano Alarcón; sólo este caso bastaría para darle un aplauso y el voto. De hecho, es una lástima que Fernández no esté en el senado en estos momentos.
Obrador y Noroña
A los dos políticos se les conoce por su segundo apellido, más fáciles de identificar, o usándolos completos: López Obrador y Fernández Noroña. El primero tiene una ventaja, también le dicen AMLO o El Peje; al segundo, por su radicalismo pacífico, sus detractores lo han identificado de manera injustificada como Porroñas.
Si desde los años noventa hubo una relación de entendimiento, al menos tácito, en sus posturas políticas (Wikipedia informa que en 1996 Obrador intervino para que Noroña saliera de la cárcel luego de que fuera detenido por  protestar contra Zedillo Ponce de León en Cancún, cuando luchaba en favor de los deudores de la banca), si Noroña ha sido uno de los más leales simpatizantes y correligionarios de Obrador desde el tiempo del PRD, ¿por qué se ha dado un distanciamiento en apariencia irremediable entre ellos?
Hay varias explicaciones, pero ninguna es clara o definitiva. Van desde una supuesta traición de Noroña por la crítica y el cuestionamiento a que sometió a AMLO desde el 2012, hasta la ingratitud de éste por no considerar al otro para ser candidato al senado. El cuestionamiento se referiría a que López Obrador habría reconocido en los hechos la presidencia de Calderón Hinojosa que tanto se había combatido por años.
Recuerdo el programa de Tercer Grado, donde el entonces candidato de la izquierda llamó, de manera casi inaudible, presidente a Calderón. Y hubo una natural reacción de serio disgusto entre sus simpatizantes y seguidores. Yo traté de explicármelo con algunas variantes: la presión del momento, la necesidad de conciliar, un error involuntario, un cálculo político ante las cámaras. El caso es que Obrador nunca aclaró semejante “acto fallido” (recurramos al degradado Freud). Éste habría dado pie al disgusto y los cuestionamientos de Noroña. ¿A esto se reduce la distancia o hay algo más de fondo? ¿Acaso hay colaboradores de Morena cercanos a López Obrador interesados en que no haya reconciliación entre las partes? Muy atractivo sería conocer de voz directa la explicación de ambos.
Como quiera que sea, todavía hacia finales de 2015 y en entrevista con Gómez Leyva, Fernández Noroña decía que aunque le cayera mal a López Obrador (como ha dicho Federico Arreola), él le daría su apoyo porque lo consideraba el líder de la izquierda, porque tenía posibilidades de ganar, porque no traicionaría al pueblo; etcétera. Esta postura cambió según transcurrió el 2016. En medio de la calentura “independiente”, Noroña decidió o alguien le sugirió convertirse en aspirante a ser candidato a la presidencia; ¿acaso el entusiasta director de SDPnoticias? El domingo 15 de enero del 2017 ha anunciado formalmente la intención de contender.
División de la izquierda
Los que critican a Fernández Noroña acusan que su pretensión y posible candidatura sólo contribuiría a dividir la izquierda. ¿Pero qué es izquierda? El PRD no lo es, el EZLN no lo es, PT-MC no lo son. Quedaría entonces Morena, Obrador y Noroña.
Si Noroña logra conseguir el millón y medio de firmas para obtener el registro y después alcanza la candidatura independiente unificada (según la intención de los hasta ahora auto-pronunciados como aspirantes autónomos) se diría que habría cumplido, en efecto, una hazaña. Y a partir de allí se plantearía un nuevo escenario en que la izquierda estaría representada por un fuerte candidato de partido y un independiente. Si la ambición y la mezquindad no se impusieran y dado que los objetivos básicos serían semejantes, hasta ventajosa resultaría esta condición, pues facilitaría el debate y la negociación entre una fuerza en crecimiento constante, Morena-AMLO (líderes en las encuestas recientes de FB, partido y político), y un candidato independiente que tendría los méritos para estar presente en la contienda. Por otra parte, no son pocos los que quieren ver un acercamiento entre ambos políticos; que no signifiquen una disyuntiva sino una colaboración.
Como quiera que sea, pareciera que Fernández Noroña se cansó de ser leal a la figura de López Obrador (seguro lo es todavía en términos ideológicos), de estar en una suerte de implícita subordinación política, y ha llegado el momento en que -luego del distanciamiento y acaso aún el desdén, junto con las condiciones miserables del país gobernado por un sistema que necesita ser cambiado- ha decidido correr la suerte por lado propio. Acaso también su constante y creciente aparición en las redes sociales y su incorporación exitosa al portal de SDP le hayan traído la dosis de confianza que necesitaba para tomar con seriedad su lanzamiento. Está en su derecho.

No hay comentarios: