Ante la posibilidad de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, TEPJF, pase por alto las miles de pruebas y testimonios de la compra masiva de votos, del uso de recursos de procedencia ilícita y del rebase del tope de campaña que efectuó el PRI para hacerse de la Presidencia, cada sector de la población inconforme con las irregularidades y con el regreso del “nuevo” PRI está haciendo su parte. Por cierto todas muy importantes.
Los integrantes de la Convención Nacional contra la Imposición han conseguido llegar a acuerdos en el desarrollo de sus acciones, el Movimiento Progresista a través de Andrés Manuel López Obrador sigue de cerca la vía legal hasta agotarla, y los estudiantes del #Yo soy 132 no han bajado el ritmo de sus protestas y de sus propuestas. Existe, a pesar de las Olimpiadas y de los múltiples espacios que ocupan los medios para distraer a la población del tema en el que se está jugando el futuro de México, un conglomerado bien organizado avanza decididamente en la defensa de la democracia y eso es una buena noticia para todos.
Tenemos frente a nosotros dos panoramas posibles. Aunque todo apunta hacia la validación de una elección fraudulenta, existe también la posibilidad de que en México las instituciones tomen el papel que les corresponde y actúen con apego al derecho, a la Constitución y a la Ley. Ese sería el mejor de los escenarios para empezar a resurgir como nación libre y soberana, y para empezar a pagar la deuda que se tiene con las clases más necesitadas, con los niños y con los jóvenes que representan el futuro.
En los meses recientes vimos surgir la valentía de una juventud que parecía adormecida. Su toma de conciencia y su manifestación por el futuro que les espera si no se da un cambio en el país, es ya un gran avance, y es un avance no sólo por lo que han logrado en tan poco tiempo sino porque su actitud pacífica y constructiva sigue despertando conciencias y ganando el apoyo de los que sin ser jóvenes se suman a la causa.
Cada quien desde su espacio está haciendo su parte en este camino hacia un futuro mejor. Quienes no pueden verlo así y, al contrario, se suman al conformismo y a la descalificación de los que luchan, van entender con el tiempo la razón que hoy no alcanzan a comprender. A eso hay que apostarle, a que la gente que aún no lo ha hecho reaccione y se dé cuenta que en sus manos está la rienda para dirigir su vida.
Vamos bien. Que nadie se desanime porque lo común no decepciona.
Lo sorprendente, en estos momentos, es el avance que cada sector de la sociedad inconforme está logrando en la integración de un gran frente con el mismo objetivo.
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