La primera vez que escuché sobre un presidente interino fue en mis épocas de estudiante precoz de preparatoria. De no recuerdo donde llegó a mis manos un libro de Rafael Loret de Mola con ese título.
Como en ese entonces leía cualquier libro, bueno o malo, que llegara a mis manos en Mexicali, hice lo mismo con la obra del periodista mexicano publicada en 1993.
Si no mal recuerdo, la trama era sobre un presidente del PRI que llegaba al poder debilitado y que eventualmente tenía que ser sustituido por un interino.
Esto viene muy ad hoc por las declaraciones hechas por Andrés Manuel en la conferencia de prensa llevada a cabo esta tarde, en donde pide a los mexicanos irse preparando para un presidente interino tras presentar más pruebas de la compra de votos llevada a cabo de manera sistemática con las tarjetas Monex.
Claro está que un país que ha soportado horrores priístas como Echeverría, Díaz Ordaz, López Portillo y Salinas, además de sus herederos Fox y Calderón, podría sin problemas lidiar con un interinato. Eso no es lo que me preocupa.
Es también un hecho que Peña Nieto esta hoy excesivamente debilitado y su legitimidad está totalmente en duda, por algo se mantiene agazapado fuera de los reflectores mientras que dinosaurios como Coldwell y Murillo Karam arman una empantanada “defensa” que le hace más mal que bien al títere creado por Televisa.
Para rematar, ni un ciego podría negar que existió una compra generalizada de votos y un obsceno derroche de recursos que rebasó con mucho el tope de campaña por parte del PRI.
Muchos de estos recursos, sostienen AMLO y su equipo, podrían haber surgido de manera ilícita o podrían ser producto del lavado de dinero.
La percepción entre los mexicanos desde la noche del 1 de julio, que pasará a la historia por el nulo festejo de los seguidores del PRI y de Peña, es que el candidato de Televisa y el PRI no ganó y que la compra de votos, la coacción y el fraude en las elecciones volvieron a enlodar de manera notable el proceso electoral en nuestro país.
El que México sufriera otra imposición de un presidente débil, poco inteligente e ilegítimo junto con las perspectivas de una nueva crisis económica sería verdaderamente desastroso. Luego entonces, el interinato aparece como una opción viable para nuestro país.
Sin embargo, con un PRI obsesionado con servirse con la cuchara grande del poder y un IFE empeñado en llevarle la contraria a AMLO tenga o no la razón, me parece que la posibilidad del interinato es muy remota. La mafia es sumamente rencorosa.
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