El 28 de febrero pasado, durante el "Laboratorio Político 2012" organizado por la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercado y Opinión Pública, A.C (AMAI), que integra a las principales encuestadoras del país, el ventrílocuo objeto de esta nota señaló "...que cuando las personas conocen el resultado de una encuesta electoral, sufren algún tipo de impacto que los lleva a modificar sus intenciones de voto, 'lo cual demuestra que las encuestas sí inciden en las intenciones de voto de las personas y por ende en los resultados de las elecciones'" ( http://sdpnoticias.com/nota/314403/Las_encuestas_si_inciden_en_la_intencion_del_voto_Leonardo_Valdes ).
El 26 de julio, el mismo personaje enfatizó: "...yo tengo la convicción de que los ciudadanos mexicanos difícilmente se dejan influir por las encuestas que se publican en los medios de comunicación y sobre todo en materia electoral..." ( http://www.youtube.com/watch?feature=player_embeddedHYPERLINK "http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=19jflRjf4HE"&HYPERLINK "http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=19jflRjf4HE"v=19jflRjf4HE ).
¿Quién entiende, cómo interpretar, semejante contradicción?
Este humor cambiante no puede ser atribuible a Leonardo Valdés Zurita, formalmente, Presidente del Instituto Federal Electoral, quien no debe ser más que un muñeco de cuya boca de látex apenas salen sonidos articulados, sino necesariamente a un ventrílocuo invisible quien lo mueve en su regazo manipulando en un solo movimiento sus cargadas cejas y espeso mostacho, el rostro impávido, los ojos perdidos en el horizonte y los descarnados labios plásticos. De otra manera no se comprendería tal contradicción. Estamos, pues, ante un muñeco sin voluntad, quien si bien es el rostro visible de las declaraciones, es tan solo la salida de los impulsos guturales y diafragmáticos de un titiritero perverso.
Y este señor ventrílocuo salió parecido o peor que la mujer voluble de Giuseppe Verdi en la ópera Rigoletto, en la cual se establece: La donna é mobile, qual piuma al vento, muta d'accento e di pensiero. Sempre un amabile leggiadro viso, in pianto o in riso é menzognero… (La mujer es voluble, cual pluma al viento, cambia de acento y de pensamiento. Siempre un amable rostro gracioso, en llanto o en risa, es mentirosa…).
Naturalmente, en cuanto a mujeres, la volubilidad trata de un ánimo casi inocente. No puede argumentarse lo mismo del ventrílocuo y su marioneta, quienes en realidad devienen en uno. Pues el erario público paga los honorarios de su actuación y muy bien. Unos emolumentos que no son poca cosa y que les obligan a asumir un papel de árbitro; no se supone que deban actuar por convicción personal o fe, sino de acuerdo a la ley que demanda su neutralidad en el proceso electoral y postelectoral del cual están encargados. Sin embargo, pareciera que el histrión y su muñeco han tomado partido.
Tras el juego escénico, la arrogancia y la impunidad de las encuestas, encuestadores y sus promotores, continúan sin juicio ni castigo, apostando al olvido. Defendidos ahora con "pasión" nada inocente por el ventrílocuo, quien más bien pareciera interpretar con cierta eficiencia al Tonto, tal como lo muestran las discordantes afirmaciones establecidas por el títere plástico. Y es que cuando hizo la primera declaración en febrero, el instinto científico de GEA/ISA/Milenio proponía una distancia de 30 puntos entre Peña y López Obrador; ¡cómo no iban a influir las encuestas!, barruntaba entonces el androide manipulado por su amo. La vacilada reciente la dice cuando hay un proceso de impugnación sobre la elección y cuando, con todas las irregularidades que se argumentan de dicho proceso, la diferencia entre uno y otro candidato fue de tan solo 6-7 puntos; ¡cómo van a influir las encuestas!, exhala ahora el maniquí.
¿Habrá justicia en este importante y grave asunto de la manipulación de las encuestas?
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