El apetito privatizador de no pocos funcionarios (por no decir todos) del gobierno calderonista (como sucedió en los cuatro gobiernos anteriores) está a tope, pero también su frustración, porque a pesar de las innumerables intentonas y el grueso inventario de pretextos por ellos utilizado para justificar que el capital privado clave el colmillo en el oro negro mexicano, hasta ahora este sector estratégico permanece en manos del Estado, aunque los modernizadores no quitan el dedo del renglón.
Ya lo dijo el director general de Petróleos Mexicanos, Juan José Suárez Dávila: ser una paraestatal es un lastre para Pemex, y ayer La Jornada (Israel Rodríguez) dio a conocer de qué tamaño es el lastre argüido por el funcionario: durante el año pasado, Pemex se ubicó como una de las empresas petroleras con los costos de exploración y producción más competitivos de la industria a nivel global. Por ejemplo, los costos de producción de Pemex se ubicaron en alrededor de 6.12 dólares por barril por abajo de (trasnacionales del ramo como) Total (6.57 dólares), Statoil (7.19), Exxon (9.45), Conoco (9.70), British Petroleum (10.08), Eni (10.86), Shell (11.0), Petrobras (12.89) y Chevron (13.98 dólares por barril). Los costos de exploración y desarrollo se ubicaron en 16.13 dólares por barril, contra 18.71 dólares de la italiana Eni, la estadunidense Chevron (21.47) y la estatal noruega Statoil, con 27.99 dólares por barril.
Otro enfoque para determinar de qué tamaño es el lastre citado por Suárez Coppel es el siguiente: de acuerdo con sus propias cifras, en 2011 los ingresos totales de Pemex fueron los mayores de su historia: 124 mil 180 millones de dólares, mayores en 14 por ciento con respecto a los obtenidos en 2010. El apetito de los grandes capitales privados, en su mayoría extranjeros, por participar en la renta petrolera de México, a través de tratar de forzar la apertura de la compañía petrolera estatal mediante reformas constitucionales, tiene como origen su gran rentabilidad y la amplia generación de divisas. Para dimensionar lo anterior, sólo en lo que va del sexenio Pemex obtuvo ingresos por 539 mil 300 millones de dólares.
Además, Petróleos Mexicanos es el mayor contribuyente fiscal de México y cada año sus aportaciones representan una tercera parte del presupuesto total del gobierno federal. Desde 2007, primer año del calderonato, la paraestatal ha aportado al erario (impuestos, derechos y aprovechamientos), unos 277 mil millones de dólares, una tercera parte del total de ingresos del sector público (ídem). Sin duda, representa un enorme cuan apetitoso lastre (Suárez Coppel dixit) para las insaciables ansias privatizadoras de la tecnocracia neoliberal.
Pero 2011 no fue un año de excepción en lo que a costo de producción se refiere. De acuerdo con los informes que la propia paraestatal envía regularmente a la Securities and Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos sobre el estado que guardan sus finanzas, los cuales muy pocos mexicanos conocen, aunque sí, y en detalle, todos los que coinciden con aquello del lastre y utilizan cualquier cantidad de pretextos privatizadores. Y lo primero que queda más claro que el agua en tales reportes es el suculento margen de ganancia que reporta la paraestatal.
Pemex produce un barril muy barato y lo vende con amplio margen de ganancia, de acuerdo con las circunstancias del mercado internacional. Casi un año atrás (26 de octubre de 2011) en este espacio se publicó un recuento sobre ese costo de producción, el cual se retoma para documentar el lastre referido por el director general de Pemex, quien –se supone– debería defender a la casa y no intentar abrir la puerta trasera para incluir el oro negro en la venta de garaje de la tecnocracia neoliberal. Va pues.
De acuerdo con la información que la paraestatal entrega periódicamente a la SEC, al cierre de 2010 el margen de ganancia de Pemex por barril petrolero de exportación fue de mil 395 por ciento con respecto a su costo total de producción. Ese año el precio promedio de la mezcla mexicana fue de 72.33 dólares por barril, mientras el costo total de producción fue de 5.22 dólares. Un año antes, en 2009, tal margen fue un poco menor, si vale el término: mil 183 por ciento, resultante de un precio promedio de exportación de 57.4 dólares y un costo total de producción de 4.85 dólares por barril.
En 2010 la ganancia neta por barril exportado fue de 67.11 dólares, y de 52.55 dólares en 2009. Algunos pensarán que lo anterior se debe al incremento en los precios internacionales del crudo, pero aún en las peores caídas en este renglón las ganancias han estado presentes. Por ejemplo, el peor año del gobierno foxista en materia de precios petroleros internacionales fue 2001, cuando el barril mexicano de exportación promedió 18.57 dólares. Ese año el costo total promedio de extracción por barril fue de 3.34 dólares, de tal suerte que el margen de ganancia fue de 15.23 dólares, igual a 456 por ciento. Y para el gobierno de Ernesto Zedillo el año más complicado fue 1998, con un precio promedio de la mezcla mexicana de 10.77 dólares (el más bajo en una década) y un costo de extracción de 2.21 dólares, es decir, un margen favorable de 387 por ciento.
El informe de Pemex a la SEC detalla, entre otros aspectos, que en 2010 nuestro costo de producción promedio fue de 5.22 dólares de Estados Unidos por barril de petróleo; aumentó 7.6 por ciento en comparación con los 4.85 dólares por barril en 2009. Este aumento se debió principalmente a una apreciación de 6.5 por ciento en el tipo de cambio del peso mexicano frente al dólar, así como por un incremento de 22.6 por ciento en los costos de compra de gas. Estos factores fueron parcialmente compensados por un aumento en la producción total de hidrocarburos en 2010 en comparación con 2009, de un millón 378 mil de barriles de petróleo equivalente en 2009 a un millón 384 mil barriles en 2010, así como la reducción de los costos asociados con los gastos de mantenimiento.
Pemex precisa que nuestro costo de producción total se compone de todos los costos directos e indirectos incurridos para producir petróleo y gas, incluidos los costos asociados con la operación y el mantenimiento de pozos y equipos relacionados y las instalaciones. Además, incluye los costos de mano de obra para operar los pozos y las instalaciones, los costos de materiales, suministros y combustible consumido, incluyendo gas que se usa para el levantamiento de gas, nitrógeno y otros productos químicos, los costos de mantenimiento y otros, tales como honorarios por servicios generales, un fondo de mano de obra para activos personales, servicios corporativos y los gastos indirectos.
Las rebanadas del pastel
¿Así, o más lastre?
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