Como espina en la planta del pie, la posible creación de un partido político derivado del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que encabeza Andrés Manuel López Obrador, se ha clavado en el PRD, donde la esquizofrenia, la aprensión y la histeria se han convertido en lo cotidiano, lo de hoy.
No es para menos. El chuchismo dejó a un lado las inseguridades y ahora sabe, con certeza absoluta, que vive sus últimos momentos como fuerza política y sólo confía en el potencial financiero producto de su posición dentro del propio PRD, es decir, de los recursos que le otorgan las instituciones electorales, para mantenerse un poco más al frente de ese partido.
Tiene por seguro que no posee base social; su poder, si así se le puede llamar, radica solamente en los acuerdos espurios o inconfesables con otras fuerzas políticas, o en los beneficios que proporciona a un pequeño grupo, pero no en el respaldo de grupos sociales amplios.
Ya no hay cabida para la simulación. Eso también lo saben quienes han apoyado el asalto de Nueva Izquierda al PRD, y por eso están a punto de romper definitivamente con ellos para formar una alianza con la tribu de René Bejarano.
Tan es así que hace un par de días, en la reunión semanal de la IDN de Bejarano, se propuso, y se aceptó, observar los movimientos políticos que realiza Nueva Izquierda con el gobierno panista saliente y el priísta que llega.
En esa reunión, realizada en el hotel Benidorm, de la colonia Roma, se puso de manifiesto el nerviosismo por la formación Morena-partido. Se criticó la salida de López Obrador del PRD y de los otros partidos de izquierda que le dieron todo durante 12 años.
Se explicó que las alianzas del presente y el futuro entre PRI y PAN van en el sentido de borrar del mapa político al PRD en la ciudad de México, y más aún si se considera la posibilidad de que Morena participe en la elección intermedia con sus propios candidatos, es decir, sin alianzas.
Y se fue más allá. Se señaló que Morena no tiene estructura de partido, que sí tiene el PRD en el DF, y se advirtió que es necesario enterar a los vecinos de que Morena no es igual al PRD.
No obstante, en algunas delegaciones ya se está creando la estructura de Morena. En la delegación Cuauhtémoc, muy en particular en la colonia Condesa, ya se dieron las primeras reuniones de Morena, con una participación ciudadana mucho mayor de la que se esperaba.
Lo mismo sucede en Coyoacán, y se dice que en por lo menos cinco delegaciones más se viene construyendo la organización, que concluiría con la formación de un nuevo partido de izquierda.
De cualquier forma, como se dé la cosa, sería impensable ver a Morena en alianza con el PRD, y decimos que impensable porque entonces no tendría ningún sentido la separación. Si alguna lección dejó el PRD a la gente de Morena es precisamente esa: no realizar alianzas.
Todo esto porque un acuerdo entre esas organizaciones, sobre todo de Morena, señalaría que este organismo acepta que la traición y la corrupción, por decir lo menos, serían parte de su vida política, y entonces nada salvaría a la izquierda.
De pasadita
Entonces el DF ya no es el patito feo, pero tampoco se podría decir que se trata del ave del paraíso. Más bien se trata de un pato tuerto, y esto porque hay problemas grandes y graves que parece que no quiere o no puede ver. Un botón de muestra es sin duda el conflicto en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, que sigue en ascenso sin que se atienda su gravedad. ¡Aguas!
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