Entre los muchos reclamos, miles diría yo, que los gobiernos corruptos se han ganado a pulso, está sin duda la represión y el hostigamiento PERMANENTES que han sostenido contra los gobiernos autónomos de Chiapas.
Pablo González Casanova, Luis Villoro y Gilberto López y Rivas, hombres de corazón zapatista, hicieron un llamado para que no olvidemos a nuestros hermanos del sur.
En su entrega de ayer en el diario La Jornada nos recuerdan que la agresión a las comunidades mayas zapatistas no sólo son en contra de sus pobladores sino en contra de todos, porque violan los derechos elementales de los ciudadanos.
Tal vez la embestida obedece a que en esos territorios se han logrado avances civilizatorios que no hemos logrado como país, avances que mucho tienen que ver con la autonomía por la que se rigen, y que pone en evidencia el vaciamiento y el descrédito de un "democracia" tutelada por la dictadura mediática, por los poderes fácticos y por el crimen organizado dentro y fuera del gobierno.
Los gobiernos autónomos de Chiapas han demostrado que es posible una convivencia armónica y productiva cuando están fuera de su territorio los apetitos voraces del gobierno, que todo lo destruye y contamina.
Ese es su gran pecado, avanzar de acuerdo a sus necesidades, a su propio ritmo y en beneficio de la comunidad. Por eso el Estado trata de recolonizar sus territorios para apoderarse de sus recursos, por eso el cerco militar y policial, por eso los intentos sistemáticos de cooptación, infiltración y provocación, y si todo eso no funciona, el gobierno cuenta con la acción directa de grupos paramilitares que golpean a mansalva a esas comunidades para invadir sus tierras liberadas, para quemar y destruir casas, escuelas, clínicas, cosechas y enseres, y provocar el desplazamiento de sus pobladores, gozando siempre de absoluta impunidad. El gobierno cuenta también con la gestión facciosa del Poder Judicial para criminalizar a los indígenas zapatistas y a los integrantes de sus bases de apoyo. Ese Poder Judicial que lo mismo avala fraudes que protege a delincuentes de cuello blanco.
Ya sé que los zapatistas están muy lejos, ya sé que no forman parte de la agenda nacional del "nuevo" PRI pero eso no significa que no existan y que no sufran.
Si queremos salir adelante tenemos que pensar en todos y no sólo en los compatriotas que tenemos cerca, que sufren también.
Para mí no son tan ajenos ni tan distantes, los llevo en el corazón porque conocí esa tierra y conviví con niños que seguramente hoy forman parte de esas comunidades zapatistas.
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