martes, 25 de febrero de 2014

Ciudad Perdida
La captura de El Chapo
Legisladores cancelan derechos
Miguel Ángel Velázquez
P
ermítame tocar primero, aunque sea de pasadita, la captura deEl Chapo Guzmán. Para los quema incienso la detención de ese capo es un triunfo del gobierno de Peña Nieto, pero la realidad indica que después de las formas en que se informó del asunto queda claro que quienes arrestaron a Guzmán Loera fueron las policías gringas, las cuales informaron primero a sus jefes, y para todos, se diga lo que se diga, los que triunfaron fueron los de aquel lado.
No se quiere desparecer el narco, en toda la extensión de la palabra: siembra, cosecha, distribución, lavado de dinero y control de aparatos policiacos, militares y políticos. A final de cuentas, es un negocio. Se trata de demoler las estructuras de comercio que crearon loscárteles, de impedir que sean uno o dos los que controlen el mercado, de convertirlos en pequeños distribuidores locales, es decir, de restarles la posibilidad de exportar, principalmente a Estados Unidos, la droga que ellos, los del otro lado del Bravo, buscan controlar, y cuyos beneficios monetarios no deben estar fuera de su alcance.
Ya sabemos que fueron los agentes de la DEA, tal vez hasta los del FBI, quienes detuvieron a El Chapo. La fotografía que filtraron al New York Times, del que posiblemente fue el momento justo de la detención, esa en la que aparece con el torso desnudo y posiblemente de rodillas, no la tenían las autoridades mexicanas, porque es muy posible que no estuvieran en el momento del arresto.
Aún más: el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, admite que él, el secretario, se enteró por ahí de las 8:30 de la mañana –según sus declaraciones a un noticiario de mediodía–, cuatro horas después de ocurrido el hecho, y cuando menos una hora y media antes de que la noticia fuera dada a conocer en Washington por una agencia de noticias, lo cual quiere decir que ellos, los de la DEA, estaban seguros de qué pez habían pescado. En México, nos comentan, no se quería dar por segura la información. Nadie lo creía.
Para ponerlo más claro: los únicos que sabían de la detención del jefe narcoeran los de la DEA. Estaban seguros del asunto. Cuando dieron aviso a las autoridades mexicanas no había quién lo dieron por cierto. Por ello ese lapso tan largo en confirmar en este país lo que por todo el mundo ya se daba por cierto.
Tiene razón el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, cuando declara que eso aún no termina y que faltan otros capos que siguen operando en todos el país. Ojalá cuando los localicen, esto lo decimos nosotros, cuando menos se establezca un acuerdo para que de este lado nadie quede en ridículo.
Total, lo mejor que pueden hacer la festejanada es cerrar el pico y apagar el incensario. En el guiso de El Chapo, el gobierno de Peña Nieto no metió ni la cuchara.
De pasadita
Es difícil creer que en esta democracia que se nos ha inventado e impuesto los representantes de la gente, los electos, construyan leyes para cercenar los derechos de los mismos que votaron por ellos.
Senadores del PRI y del PAN inventaron la semana pasada una ley, dicen ellos que de participación ciudadana, en la que de una vez por todas se cancela el derecho de la ciudadanía a modificar o cancelar las normas que vayan en su contra, mediante el referendo o la consulta popular. Son, esos panistas y priístas, ladrones de la voluntad del ciudadano. Le roban sus derechos. Ahora está en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación señalar a esos legisladores que no se vale silenciar al ciudadano para proteger los negocios del poder y de la iniciativa privada. Ojalá así sea.

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