domingo, 27 de julio de 2014

Sobre las pensiones de Pemex y la CFE y lo que no ve la respetada @AristeguiOnline

@FedericoArreolasáb 26 jul 2014 14:37
  
 
En Reforma, la señora Carmen Aristegui publicó ayer viernes un artículo, “El Pemexproa”, que me ha llamado la atención. El texto es interesante, sin duda, y añadiría que hasta muy fuerte. Pero creo que ella no ha entendido correctamente qué significa que el gobierno federal asuma parte del pasivo laboral de Pemex y la CFE, sujeto a ciertas condiciones. De ahí el tono en el que Carmen redactó su escrito, que si bien no llega a ser alarmista –la conductora del principal espacio informativo de MVS Noticias jamás cae en el amarillismo–, sí es de enorme preocupación por lo que podría significar, para las finanzas nacionales, tal medida.
A Carmen Aristegui le pediría que, antes de plantear ideas que pueden conducir al pánico a sus lectores, analizara desde una óptica distinta el problema. Es decir, desde una perspectiva que le permite ver lo bueno y lo malo.
Históricamente, Pemex y la CFE han sido un referente para nuestra economía por todo lo que han aportado: empleos, una cultura de superación, impuestos, en fin, valor público y energía que tanto han contribuido al desarrollo de México. Al mismo tiempo, como muchas otras instituciones del Estado, Pemex y la CFE se han convertido en monstruos de ineficiencia y corrupción.
Ni las grandes virtudes ni los grandes defectos de ambas empresas estatales pueden atribuirse al actual gobierno. Lo que sí le corresponde a la administración de Enrique Peña Nieto es garantizar condiciones para que tanto Pemex como la CFE sean, en el largo plazo, empresas altamente competitivas. El mundo cambió y tenemos que adaptarnos.
La reforma energética contiene una serie de medidas para fortalecer a Pemex y CFE con una diferente visión y estructura de empresas productivas del Estado. La reforma asegura, en mi opinión, que las dos empresas estatales participen con éxito –desde luego, en igualdad de condiciones con otras gigantescas compañías globales– en el nuevo entorno nacional e internacional de competencia.
Una de las principales medidas para fortalecer a Pemex y la CFE es la que se ha planteado en la Cámara de Diputados y que tanto preocupa a la señor Aristegui y a otros analistas y políticos de izquierda: la posibilidad de que el gobierno asuma parte del pasivo laboral de ambas empresas, como dije antes, sujeto a ciertas condiciones. Ojo, “ciertas condiciones” significa que Pemex y la CFE tienen que hacer la tarea y cambiar lo que ya no funciona.
Hasta ahora, el pasivo laboral de Pemex y de CFE se ha manifestado como un lastre en los resultados financieros de estas empresas. Aun cuando en términos de la operación no se ha afectado la capacidad de llevar a cabo sus actividades, la realidad la va a alcanzar más temprano que tarde. Por ello es urgente tomar acciones responsables. Y creo que con la reforma energética se están tomando.
No debemos olvidar que el régimen pensionario de Pemex y la CFE no puede modificarse vía legislación. Los diputados no lo pueden hacer. Es importante subrayarlo: los diputados no lo pueden hacer. Cambiar el régimen de pensiones tiene que ser un acuerdo entre las empresa y sus trabajadores.
Lo que sí pueden hacer los diputados es plantear los incentivos para que la empresa y el sindicato acuerden la forma de darle la vuelta a este crecimiento desmedido de los pasivos. Esto es precisamente lo que establece el artículo transitorio del dictamen de la legislación de presupuesto y responsabilidad hacendaría. Por lo tanto, hay que aclarar que lo que se propone en el dictamen no implica ninguna instrucción a PEMEX ni a CFE ni mucho menos a sus trabajadores. Únicamente se establece una reducción adicional al pasivo cuando acuerden un nuevo sistema pensionario.
Hay que decirlo con todas sus palabras: esto no es un rescate a Pemex y la CFE, no es un borrón y cuenta nueva como comentado por la señora Aristegui. No es así. Se establece claramente que, para que el gobierno federal asuma una proporción del pasivo, las empresas y sus trabajadores deberán alcanzar de manera voluntaria un acuerdo para modificar su régimen de pensiones, de tal forma que generen ahorros. Por lo tanto, la asunción del pasivo por parte del gobierno será un esfuerzo adicional al que acuerden las empresa y sus trabajadores.
La responsabilidad, pues, es tripartita: de los trabajadores, de la administración de las empresas del Estado y del gobierno federal. Por ello, se plantea que el gobierno asuma el mismo monto que la reducción del pasivo laboral que resulte del acuerdo que alcancen Pemex y CFE con sus trabajadores.
Esta medida permitirá a Pemex y CFE liberar recursos para que puedan invertir más, para generar más empleos, producir más hidrocarburos, modernizar las plantas generadoras de electricidad, etcétera. Es decir, invertir más en beneficio de todos los mexicanos.
Leí con cuidado lo que escribió Aristegui y lo que otros han dicho en la misma lógica. Está claro que no comparto sus argumentos. Pemex y la CFE –nuestras empresas productivas, nuestras porque son del Estado– deben ser fortalecidas, no debilitadas. ¿Cómo pretendemos que nuestras empresas productivas enfrenten la competencia  en sus respectivos sectores, si no nos hacemos cargo todos de ese lastre histórico, generado durante décadas, que se manifiesta en sus resultados financieros? No hay manera de que compitan en igualdad de condiciones si desde el marco legal no se les apoya.
Por lo demás, no es nuevo que de manera responsable el gobierno Federal se haga cargo de obligaciones que derivan de sistemas pensionarios. Hay otros casos en los que se siguió un esquema similar en el que el Gobierno cubrió, por adelantado, una parte de las obligaciones pensionarias. Los detallo:
Reforma del ISSSTE:
Con la reforma al sistema de pensiones de los trabajadores del sector público, derechohabientes del ISSSTE, se lograron importantes ahorros en las obligaciones a cargo del Instituto. Este ahorro se logró gracias a un reconocimiento de pasivos laborales plasmado en los bonos de reconocimiento de antigüedad depositados en las cuentas individuales de los trabajadores que optaron por migrar a ese esquema.
Reforma del IMSS:
Con la reforma a la Ley del Seguro Social de 1997, se modificó el sistema pensionario que aplica a los trabajadores privados del país. A los trabajadores en activo a la entrada en vigor de la reforma se les abrió una cuenta individual. Sin embargo, el gobierno federal absorbió una contingencia consistente en la diferencia entre la pensión definida en el sistema antiguo y el saldo de la cuenta individual al momento de retirarse. La contingencia es incierta porque únicamente se materializa al momento del retiro.
Lo que se va a hacer con Pemex y la CFE se ha hecho antes y ha dado resultados positivos. Por lo demás, es algo que tiene que hacerse. Las cambiantes circunstancias de la vida económica exigen que respuestas atrevidas. Hay que aceptarlas, aunque cuesten y rompan paradigmas.

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