sábado, 28 de febrero de 2015

Cinco meses de impunidad

@fernandeznoronajue 26 feb 2015 17:20
 
La versión sobre las causas del fallecimiento de Claudio Castillo vuelve a ser una absoluta majadería y una cobardía del desgobierno de Peña que se niega a asumir su responsabilidad en este nuevo crimen de Estado.
El día de hoy, se cumplen cinco meses de la desaparición forzada de 43 normalistas de Ayotzinapa en la terrorífica noche del 26 de septiembre en Iguala, Guerrero. La versión que la Procuraduría General de la República dio a conocer hace un mes pretendiendo con ello cerrar el caso de la desaparición forzada en este salvaje crimen de estado, no generó el resultado que el desgobierno de Peña esperaba.
La insurrección popular se mantiene en Guerrero y hoy se esperan importantes protestas en muchas ciudades de México y del mundo exigiendo: "Vivos se lo llevaron, vivos los queremos" y exigiendo la renuncia de Enrique Peña Nieto.
Lejos de consolidarse la absurda versión del gobierno con su desesperada "verdad histórica", siguen surgiendo testimonios de la participación del ejército en la desaparición forzada de los 43 normalistas.
Por si esto no fuera suficiente, frente a la presión de los empresarios de Guerrero, hace un par de días, la Policía Federal realizó una brutal represión en Acapulco lesionando a decenas de maestros guerrerenses, deteniendo a muchas decenas más, hiriendo a otras tantas decenas, violando a cuatro maestras y asesinando a Claudio Castillo.
La versión sobre las causas del fallecimiento de Claudio Castillo vuelve a ser una absoluta majadería y una cobardía del desgobierno de Peña que se niega a asumir su responsabilidad en este nuevo crimen de Estado.
Claudio Castillo fue linchado y asesinado a macanazos por la Policía Federal. Él, profesor jubilado de 65 años, fue bajado a golpes de la camioneta en que se encontraba y asesinado de la misma brutal y salvaje manera. 
Hoy sin duda, durante las manifestaciones que se darán a lo largo y ancho del país y en otros lugares del mundo, a las exigencias de justicia se sumará el que no quede impune el brutal asesinato de Claudio Castillo. Es inconcebible que en pleno siglo XXI, se siga matando a golpes por la policía a quienes alzan la voz exigiendo justicia.
Por otra parte, la hipocresía y el racismo de los medios masivos de comunicación es infame, fascista y altamente irresponsable. Condenan con fiereza al asesinato de un joven en Venezuela que intentó asaltar a una patrulla de policías y justifican el asesinato de Claudio Castillo. El propio desgobierno de Peña reclama, con razón, el asesinato de un mexicano en Texas a manos de la policía, pero oculta su responsabilidad en el asesinato de Claudio Castillo en una conducta francamente esquizofrénica. 
Hoy más que nunca mi planteamiento de que los ciudadanos son tratados como delincuentes y los delincuentes gobiernan el país, es una terrible y lacerante realidad.
Va siendo hora que el pueblo se levante. De que el pueblo se rebele y ejerza el enorme poder que tiene y que no está utilizando. Ha llegado el momento de que el pueblo tome en sus manos la poderosa arma de la desobediencia civil no violenta. Es hora de convencernos  y convencer a la demás gente de aplicar medidas de desobediencia que desemboquen en que podamos parar 4o 5 días toda actividad económica productiva en el país exigiendo la renuncia de Enrique Peña Nieto. 
La renuncia de Peña Nieto no basta, pero es un paso necesario para abrir el camino a un profundo proceso de transformación en el país.
En mi caso, no temo la rebelión ciudadana, lo que temo es a la enorme apatía de algunos sectores de la población y el avance del pensamiento fascista que nos pone en peligro de una guerra civil. Tendremos que desarrollar toda nuestra fuerza, nuestra experiencia y nuestra determinación para lograr que la transformación del país sea en beneficio del pueblo y se realice de manera no violenta.
Mientras tanto, hoy se vivirá una nueva jornada de lucha. Veremos si el gobierno cobarde y traidor de Enrique Peña Nieto no utiliza sus consabidas y sucias tácticas de provocación y de violencia.

"El pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz".

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