lunes, 5 de junio de 2017

La trampa. O qué debe hacer AMLO que, si protesta, pierde, y si no protesta, decepciona

@FedericoArreolalun 05 jun 2017 06:39
 
  
 
Andrés Manuel, más que valiente o inteligente, tiene que ser prudente
Andrés Manuel, más que valiente o inteligente, tiene que ser prudente
Foto propiedad de: internet

No sé si hubo fraude en la elección de gobernador (o gobernadora) del Estado de México. Lo único cierto es que en la contabilidad oficial al final ganó Alfredo del Mazo, del PRI. Se impuso a Delfina Gómez, de Morena, por una diferencia de alrededor de 3% de los votos.
No se ha dicho la última palabra y, en las instancias legales, todo podrá cambiar, pero de momento eso es lo que tenemos: Del Mazo se salió con la suya.
Un 3% de diferencia habla de una elección competida, pero naturalmente no estamos ante un resultado cerradísimo como el de 2006.
El problema para Andrés Manuel López Obrador radica en que, en opinión de no pocas personas se trata de la misma historia de hace 11 años.
Hablar de fraude, sobre todo sin tener pruebas para demostrarlo, es complicado. Pero, admitámoslo, para los simpatizantes de Morena, especialmente para los más comprometidos seguidores de Andrés Manuel, el proceso electoral de ayer domingo no fue derecho.
Déjà vu. Muchas personas piensan que ya vieron la película: las mayores, dos veces, en 1988 y 2006; las más jóvenes nada más hace 11 años.
La gente decidida a jugársela con Andrés Manuel está convencida de que, de nuevo, hubo un gran fraude electoral en perjuicio de la izquierda mexicana.
Por sus partidarios más leales, para no decepcionarlos, López Obrador tendrá que organizar una protesta muy fuerte.
Si no sale a la calle a encabezar a los miles de inconformes con el resultado del proceso electoral del Estado de México, Andrés Manuel perderá liderazgo y autoridad moral, lo que le perjudicará en sus aspiraciones presidenciales en el 2018.
Pero Andrés no ganará las elecciones del próximo año solo con su voto duro, esto es, el que exige que desde hoy mismo se convoque a las movilizaciones de protesta.
Andrés Manuel necesita también a la gente menos comprometida con la izquierda, pero que harta del PRI y del PAN quiere un cambio, sí.
Es gente que no soporta el activismo callejero que siempre, por pacífico que sea, molesta a los ciudadanos que lo menos que esperan es respeto a su derecho de trasladarse sin más obstáculos a sus trabajos, escuelas, etcétera.
Si protesta con fuerza, AMLO perderá apoyo entre los mexicanos dispuestos a votar por él, pero solo si se compromete a no hacer nada que altere el orden público.
Andrés Manuel López Obrador está en una trampa: si protesta, pierde el apoyo de mucha gente que no soporta las manifestaciones en la calle; si no protesta, decepcionará a los más fieles soldados de su ejército ciudadano.
En mi opinión, Andrés solo debe recurrir a todas las instancias legales y pelear solo en ese terreno para ver si es posible modificar el resultado electoral. Nada más.
Si sus abogados no logran nada, Andrés Manuel debe olvidar las elecciones del Estado de México y pasar a la siguiente etapa, que será todavía más complicada.
Es decir, AMLO debe actuar con prudencia, que es una virtud superior a la inteligencia y a la valentía.
Al mismo tiempo, mientras sus abogados pelean la elección ante las autoridades y en los tribunales, Andrés Manuel tiene que empezar a hacerse a la idea de que, para ganar, necesita a su viejo partido, el PRD, y a otras fuerzas de izquierda.
Con los votos perredistas, Morena habría arrasado al PRI por cerca de 20 puntos de ventaja.
Llegó la hora de que Andrés Manuel tome el teléfono y llame, para al menos invitar a tomar café, a personalidades que podrían restarle muchos votos en 2018: Mancera, Noroña, Ríos Piter, Dante Delgado, Enrique Alfaro.

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