Hilaridad
Clinton, buena
Napolitano, mala
Refinada pasarela
Julio Hernández López
SALUDO EN LOS PINOS. El presidente Felipe Calderón al recibir ayer a la secretaria de Estado estadunidense, Hillary Clinton, con quien conversó por casi dos horasFoto Alfredo Guerrero
Placidez y algazara en el primer día de Hillary Clinton en México. La dura funcionaria obámica apareció ante los medios cediendo en público todo cuanto a los oídos calderónicos produjera satisfacción, al extremo de asegurar que no hay rinconcito mexicano donde anide la ingobernabilidad: todo México es territorio de la legalidad y el estado de derecho, caminos libres de asaltantes, ciudades ajenas al mando de los narcotraficantes, orden y progreso en el reino de Felipe el de la Iniciativa Mérida. La mujer de la sonrisa tatuada aceptó incluso la responsabilidad del imperio central en las desgracias de los feudos aledaños: por nuestra grandísima, grandísima culpa, decía la secretaria de Estado, mientras reconocía que en su país hay una insaciable demanda de drogas ilegales y un contrabando de armas a través de la frontera que pertrecha a los narcos mexicanos.
¿Virtudes públicas, vicios privados? Porque pareciera que la habilidosa ex senadora neoyorquina recitó ante los medios el guión deseado por Los Pinos, pero no se sabe a cambio de qué arreglos en lo oscurito, en las pláticas asimétricas entre una cancillería mexicana de corte amateur y la diplomacia gringa revitalizada a partir del cambio gerencial en la Casa Blanca, en las imposiciones que ya sin sonrisa ni mea culpa habría hecho una funcionaria expansiva y siempre gananciosa que vino, vio y cerró tratos favorables a su país, con el beneplácito de los ocupantes de Los Pinos cuyo principal inquilino, el licenciado Felipe, convirtió un saludo, originalmente considerado como breve, en una alegre sesión de casi una hora: ¡aguas, cuando Calderón está tan contento, suele haber razones para que la nación no lo esté!
La señora Clinton dedicará hoy unas horas al Monterrey de las narcoprotestas sociales mediante encapuchados y de la conversión de los negocios criminales extremos en política de Estado, antes de dar por terminada su visita al México fallido que por decreto hilarante ha sido declarado plenamente reparado. Luego vendrá el propio Barack a confirmar los entendimientos de ayer, entre otros los relacionados con Obamamex, el banco nacional de Estados Unidos, y con formas de control gringo sobre México como la oficina binacional de atención a problemas fronterizos que anunció con su sonrisa de diseño la señora Clinton.
Pero, ¡oh, los dioses anglófonos de la ambivalencia!, mientras en la capital mexicana todo era gusto y satisfacción, en la estadunidense la secretaria Janet Napolitano cumplía la parte que le corresponde en la estrategia de los policías bueno y malo. Hillary complacía acá los oídos subdesarrollados, mientras la secretaria gringa de seguridad interior pronunciaba un sí inequívoco a la pregunta del senador John Mc Cain, hecha en dos ocasiones, de si estaba de acuerdo con “una afirmación generalizada de que los cárteles de la droga eran una amenaza existencial para el gobierno de México”. La esposa del señor Bill aseguraba en México que no hay zonas de ingobernabilidad (nomás por decirlo, pues no visitó ninguna ni le consta personalmente lo que sucede en, por ejemplo, Ciudad Juárez), mientras la ex gobernadora de Arizona se colocaba en el mismo plano del director de inteligencia nacional, Dennis Blair, quien antes había hablado de que la capital mexicana no podía gobernar ciertas zonas del país a causa del narcotráfico, lo que provocó una airada respuesta del licenciado Calderón, quien invitó a esos críticos a visitar el país, pero no de vacaciones. Policía buena y policía mala: el juego del gato y el ratón.
En otra representación teatral llena de efectismos, algunos gobernadores iniciaron ayer el concurso de engaños denominado La refinería que yo soñé. Hubo quienes, como el de Campeche, invocaron razones sentimentales, llamando a que la obra magna se construya en sus terrenos para compensar fiscalmente lo mucho que la Federación ha sacado de aquella entidad mártir, aunque hubo malosos que creyeron que el chantaje iba más por el lado de las debilidades sentimentales de la Casa Real por la familia Mouriño, encaminada electoralmente ésta a convertirse en heredera absoluta de la riqueza de aquellas románticas tierras. El comandante socialista de Michoacán, Leonel Como veo doy, habló por su parte de que hace más bien a la sociedad de aquella entidad la construcción de una refinería que el envío de miles de soldados. El gobernador del estado del Golfo que se llama Tamaulipas presumió la paz laboral que hay por allá y el presunto ganador extraoficial, el mandatario de Hidalgo, el priísta Miguel Ángel Osorio Chong, habló de estabilidad y mano de obra calificada. En el siguiente episodio de la telenovela con gobernadores, mañana, participarán el de Puebla, que de seguro ofrecerá botellas de coñac y amigos empresarios pederastas; el de Oaxaca, que cuenta con escuadrones de la muerte y represión a granel; el de Guanajuato, con yunques empoderados; el de Tabasco, especializado en la desaparición de ayudas destinadas a catástrofes; el de Veracruz, poblado de trampas y chapuzas pintadas de rojo y el de Tlaxcala que nomás concursa simbólicamente.
Astillas
La transferencia de Luis Téllez a la presidencia de la Bolsa Mexicana de Valores, ya arreglada con los accionistas, contamina la operación de una entidad privada que, sin embargo, suele moverse en función de circunstancias en que los intereses políticos y empresariales se funden, para mal del interés público. Téllez fue derribado del gabinete calderonista por poderes que se sentían injustamente tratados por el secretario de Comunicaciones y Transportes cuya carrera ha estado permanentemente signada por el conflicto de intereses y el tráfico de influencias. Ahora, ese equipaje negativo es enviado a la cúpula de la mencionada Bolsa, como para que el panorama acabe de hacerse oscuro y enrarecido... Y, mientras los cableros son conminados por Los Pinos a mantener buena voluntad y buenas maneras –sin descalificaciones personales, oh, sí– aunque los tiburones de las telecomunicaciones les coman el mandado, ¡hasta mañana, con Tello Peón avanzando otra casilla en el ajedrez chapeado!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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