Mautiwaki es un indígena huichol. Nació en Wirikuta, lugar de alacranes.
Ahora es pescador en el puerto de Guaymas.
Los abuelos de Lucrecia le compran pescado fresco cada semana.
Mautiwaki es valiente, aprendió en su pueblo a curar las picaduras de
alacrán. Busca en las piedras y entre las mazorcas alacranes vivos; los
atrapa y con su veneno prepara un suero que inyecta en la herida
que dejan los alacranes cuando entierran su aguijón.
Antes de aplicar el suero, Mautiwaki chupa la herida y escupe sobre
el fuego, porque en Wirikuta tienen la creencia de que sólo quemando
el veneno en el fuego sagrado, al que llaman Tatewari, la gente puede
sanar de la picadura de alacrán.
Esta pequeña narración fue creada por dos maestras mexicanas interesadas en rescatar nuestra cultura y nuestras raíces, ya que en los libros para la enseñanza de la lengua escrita, al abordar la W, por falta de imaginación y conocimiento, las únicas palabras que aparecían eran: Wenceslao, Winsor y Waterpolo.
A partir de este nuevo texto los niños no sólo identifican las palabras, que contienen la W, con su significado, sino que aprenden sobre la cultura huichol.
El rescate de la lengua es fundamental para la preservación de nuestra riqueza cultural, misma que es despreciada por quienes desde el gobierno son capaces de arrasar con todo a cambio de dinero.
Lo estamos viendo precisamente en Wirikuta con la entrega de más concesiones a industrias extranjeras para la explotación de minerales en territorios sagrados del pueblo huichol, con lo que no sólo se violan sus derechos culturales sino decretos y leyes que lo prohíben. Pero así se las gastan los gobiernos neoliberales y algo tenemos que hacer para detenerlos.
Representantes de esas comunidades, así como defensores de la tierra y de la soberanía nacional, iniciaron ayer una serie de protestas en la Ciudad de México, antes estuvieron en la Universidad Nacional Autónoma de México para solicitar el apoyo de académicos y profesionistas. Su objetivo es detener la pretensión del gobierno de asesinar y secuestrar sus territorios sagrados.
“Queremos vida, queremos existir”, es su demanda.
¿También ante esto vamos a permanecer sin hacer nada?
Ayudemos a difundir esta injusticia, que los medios callan, para organizarnos como sociedad y defender el futuro de los que vienen detrás.
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