Estudiantes de la UNAM y de la UAM denunciaron las anomalías en los pasados comiciosFoto Jesús Villaseca
Emir Olivares Alonso
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de julio de 2012, p. 10
Seis de la tarde con cuatro minutos. La caja de cobro número 11 de la tienda Soriana de Circuito Interior y Benjamín Franklin quedó paralizada. El cliente en turno pidió la cancelación de su cuenta: mil 255 pesos. No pasaron ni 30 segundos cuando sucedió lo mismo en las cajas dos, tres, cinco, nueve, 12 y 13. El desconcierto llegó.
Se trata de un boicot contra esa cadena de autoservicio, en el que participaron 30 estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Cuajimalpa, quienes forman parte del movimiento #YoSoy132. La razón: La empresa se prestó a la compra de votos en favor del PRI en el pasado proceso electoral.
Unos 20 minutos antes, en parejas, los jóvenes ingresaron a la tienda. Tomaron carritos para llenarlos de fruta, refrescos, carne, botanas, cerveza, enseres para el hogar, dulces, cereales, jugos y otros artículos.
Se formaron en las cajas. Una vez ahí, sus compañeros ingresaron a Soriana con cartulinas y un megáfono en mano, sorprendiendo al equipo de seguridad.
Venimos a informar que las elecciones estuvieron llenas de irregularidades. El PRI compró votos y Soriana fue cómplice. Queremos decir (a la empresa) que si boicotea a México, nosotros vamos a boicotearla, dijo uno de los universitarios.
Otros alzaban cartulinas (hechas minutos antes en la estación del Metro Juanacatlán, donde se reunieron) con frases como: Soriana vendió a México. ¿Tú le vas a comprar? ¿Cuánto durarán a tí y a tu familia tus mil pesos? Soriana, cómplice de la imposición.
Al verse rebasados, los empleados de seguridad rodearon a los manifestantes y los agredieron verbalmente, intentando sacarlos. En atención a clientes se puso música a altos decibeles. Pero ello no impidió que la protesta continuara 15 minutos.
Al ver la actitud de los guardias, una chica de plano le arrebató el megáfono a su compañero y expresó: Esta empresa vendió al país. Los que compran aquí, háganse responsables de eso.
Sus compañeros colocaron cartulinas sobre los productos que los empleados comenzaban a retirar de las cajas para agilizar los cobros. En ese momento un cajero sujetó uno de los mensajes. Lo alzó, y casi para sí mismo dijo: Yo soy 132. Dos supervisores lo ubicaron, y con un gesto de reprobación le arrebataron el cartel. Quizá ayer fue su último día como trabajador de Soriana.
Algunos clientes que esperaban manifestaron su molestia. Incluso, algunos increparon a los estudiantes. Éstos respondieron con información y entregaron volantes. También hubo quienes los apoyaron, como Juan Carlos, vecino de San Pedro de los Pinos, quien al salir de la tienda les gritó: Muy bien, chavos. Sigan así, que les duela vender este país.
Como despedida –antes de trasladarse al Soriana de Tacubaya, donde hicieron lo mismo–, los universitarios lanzaron un sonoro goya. Con cierta rabia, un guardia respondió: ¡Arriba el Cruz Azul! La misma chica del megáfono volteó y le aclaró: La UNAM no es sólo un equipo de futbol, es una universidad crítica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario