domingo, 8 de julio de 2012

Megamarcha: Lo que hizo falta en 2006, en 2012-- HÉCTOR PALACIO

Si en 2006 hubieran existido las redes sociales tan activas como hoy, así como un movimiento equivalente al derivado de la experiencia de los estudiantes de la Universidad Iberoamericana, es decir, el YoSoy132, el fraude electoral no habría pasado; 0.56% habría sido una carcajada: Calderón no habría asumido el poder ni siquiera por la puerta trasera por mucho que Ruth Zavaleta y Los Chuchos le auxiliaran.

Bajando del Alcázar del Castillo de Chapultepec, llegué a la estela de la corrupción de Felipe Calderón, la “suavicrema” panista, la mole de pus, alrededor de las 15.15 de la tarde. Aunque no logré ver al “suicida” anti-Peña (quien celebraría su acto dos horas más tarde), era palpable, palpitante, el movimiento, el murmullo, el paso de los cuerpos, los ritmos, las consignas, las voces al unísono en los diversos trechos de la larga línea, los cláxones de las calles laterales en apoyo, la sociedad moviéndose hacia el Ángel de la Independencia, punto de encuentro para el inicio de la megamarcha que a estas alturas ya estaba más que avanzada a partir de las tres de la tarde.

Opiniones en contra o en favor, el plantón de Reforma en 2006 fue una acción derivada de un hombre, apoyada inicialmente por los partidos políticos simpatizantes. Acciones como la megamarcha del 7 de julio de 2012, son percusiones de la sociedad misma.

¿Alcanzará este impulso social expresado en múltiples ciudades del país para impedir la vuelta del PRI y su corrupción (compra de votos, presión a funcionarios públicos, uso indebido del poder en los gobiernos de los estados controlados por ese partido, actuación serpentina de los discípulos de Elbaestiér,…), para obligar a que las autoridades electorales determinen, contra todo pronóstico, en favor de ese impulso?

Naturalmente, todo dependerá de la fortaleza de la sociedad. En 2006 se trató de un 0.56% cuya minucia debió haber sido causa suficiente como para tirar esa elección y, cuando menos, si no se contaba cada voto en cada casilla, convocar a nuevas elecciones. En 2012 estamos hablando de un 6%. El impulso social para hacer que el IFE y/o el TRIFE echen por tierra ese porcentaje ganado con base en la corrupción, habrá ser portentoso o de nada servirá.

Hoy, el tramo de Chapultepec a Bellas Artes me llevó, a paso más o menos rápido, dos horas y media de algarabía, entusiasmo y contagio; tiempo de gozo y de esperanza en las posibilidades de la humanidad frente al poder.

El pulso lo tienen las voces y sus alcances y sus ecos y sus cantos:

“México, sin PRI; México, sin PRI”.

“El que no brinque es Peña, el que no brinque es Peña”.

“Peña entiende, la gente no quiere”.

“Jóvenes informados, jamás manipulados”.

“Fuera Peña, fuera Peña…”.

“Aquí se ve, aquí se ve, que Peña Nieto presidente no va a ser”.

“A Peña, su espejo, le dice que es pendejo”.

“Peña, culero, por tu culpa soy grosero”.

“Enrique no ganó, SoPRIana le ayudó”.

“Esos son, esos son, los que chingan la nación”. (Al paso ante Excélsior y El Universal; imposible no pensar en Ricardo Alemán y una merecida mentada).

“Que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, ese no es presidente, es una puta de cabaret”.

“Que no quede Peña que no, que no, que no quede Peña”. (Bailada al ritmo de efervescentes congas).

Y un largo etcétera ignorado, a pesar de las voces y los ritmos frenéticos, por las estatuas silentes, por los héroes de la Avenida Reforma, cubiertas sus cabezas con bolsas de plástico de la cadena Soriana…

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